Parte de la ayuda humanitaria destinada a Nepal tras el terremoto del 25 de abril sigue sin distribuirse, y se teme que la carrera por la reconstrucción del país del sur de Asia genere el mismo tipo de construcciones de mala calidad que se derrumbaron en el sismo, advirtió la ONU.
John Ging, director de Operaciones de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, informó el miércoles 8 a los medios de comunicación sobre los tres días que pasó en Nepal evaluando el estado de la situación humanitaria, la respuesta y la reconstrucción, dos meses después del terremoto de 7,3 de magnitud.[pullquote]3[/pullquote]
«En la urgencia de reconstruir, y con el empobrecimiento existente, tenemos que estar alertas ante el peligro real de que exista una ‘reconstrucción peor’ y no mejor que antes”, insistió Ging.
Hasta el momento, el pedido de 422 millones de dólares para ese fin solo obtuvo un 46 por ciento de capitalización, indicó. «Esperamos que eso se movilice rápidamente porque la gente no puede quedarse de pie bajo la lluvia», observó.
El desastre afectó aproximadamente a ocho millones de los 30 millones de habitantes de Nepal, y 2,2 millones de personas perdieron sus hogares por la devastación extrema.
Por otra parte, el impacto del terremoto en el sistema educativo afectó directamente a 1,5 millones de niños y niñas, y un millón carecen ahora de un aula permanente, informó Jamie McGoldrick, coordinador residente de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) y representante residente en Nepal del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, a IPS.
Thapa Tej Thapa, investigadora de Human Rights Watch, dijo a IPS que la organización recibió testimonios referidos a que las comunidades minoritarias, incluida la población LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y trans), tienen mayor dificultad para acceder a la ayuda.
«Los grupos humanitarios y otros adoptaron el principio de ‘no hacer daño’, por el cual la ayuda se distribuye de manera uniforme a todas las comunidades, pero por separado, físicamente», explicó Thapa. «Los dalits (intocables) hacen cola en una fila diferente a las castas altas», precisó.
Esta separación confirma la existencia de un sistema de castas muy arraigado en Nepal, que se expresa en violaciones de los derechos humanos de las castas consideradas inferiores, como la de los dalits.
Esa inequidad debe abordarse en el actual proyecto de constitución que analiza la Asamblea Constituyente nepalesa, de lo contrario, podría afectar el objetivo de una “reconstrucción mejor» que señaló Ging.
La apurada redacción de la Constitución podría ser un factor que impida este objetivo, ya que el anteproyecto de la carta magna, que se prevé que generará futuros problemas de derechos humanos, fue aprobado por la Asamblea Constituyente el martes 7, aunque en un principio su conclusión estaba prevista para 2012.
«El proyecto en su forma actual es regresivo, en particular en materia de derechos de las mujeres,… de las minorías,… de la identidad y la libertad de prensa», afirmó Thapa en diálogo con IPS.
«La posición política actual parece ser la de seguir adelante con esta constitución, a pesar de todo, con la esperanza de que las leyes y la práctica resuelvan los problemas con el correr de los años, lo cual es muy preocupante», opinó.
«La constitución es la ley suprema del país y si los derechos no están protegidos en ese documento, entonces hay pocas razones para creer que habrá voluntad política para enmendar los problemas», sostuvo.
«La ONU está dispuesta a prestar toda la asistencia técnica necesaria para garantizar el cumplimiento de la constitución con los instrumentos internacionales de derechos humanos de los que Nepal es parte», indicó McGoldrick.
A pesar de esos factores legales, los funcionarios de la ONU afirman que las comunidades nepalesas están trabajando juntas para asegurar que los más necesitados tengan prioridad y que nadie sea excluido.
«Felicito a las autoridades y a las organizaciones locales por su demostración de auténtica humanidad ante la devastación, que no distinguió entre las personas», dijo Ging.
«Desde el inicio de la respuesta al desastre, la población nepalesa… se ayudó entre sí, más allá de su género u otras consideraciones”, subrayó McGoldrick.
«En particular, los jóvenes asumieron el liderazgo en la coordinación y la entrega de la ayuda. También los familiares, amigos, vecinos, empresarios, etc., todos reconocieron su papel en la ayuda a sus conciudadanos», aseguró.[related_articles]
Los funcionarios de la ONU también insisten en que la ayuda humanitaria internacional se distribuye uniformemente entre las comunidades.
«La ONU, a través del Manud (Marco de Asistencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo), llevó a cabo un análisis exhaustivo de los grupos más vulnerables en Nepal y asumió la inclusión como principio fundamental de su programación. Este enfoque se continúa en la labor de socorro y recuperación», según McGoldrick.
«La ayuda se entrega basada únicamente en la necesidad y de manera equitativa… Además, la programación humanitaria fue concebida teniendo en cuenta las necesidades específicas de los grupos vulnerables, como mujeres, niños, personas mayores y/o las minorías, para asegurar que la ayuda se suministre de una manera equitativa y apolítica», añadió.
Otro factor que impediría una “mejor reconstrucción” es la deuda externa de Nepal, que asciende a 3.800 millones de dólares, según las últimas cifras del Banco Mundial.
El terremoto y sus réplicas causaron daños por valor de unos 10.000 millones de dólares, o alrededor de un tercio de la producción económica del país, pero los acreedores extranjeros aún no accedieron a reducir la deuda.
El nuevo Fondo Fiduciario para Alivio y Contención de Catástrofes del Fondo Monetario Internacional no concederá la reducción de la deuda nepalesa porque el país no «cumple los criterios del fondo», destacó McGoldrick.
Nepal, uno de los países de menor desarrollo del mundo, tenía una meta proyectada de 6.700 millones de dólares para la siguiente fase de rehabilitación y reconstrucción de su infraestructura y sus servicios destruidos por el terremoto.
El país recibió la promesa de ayuda por 4.400 millones de dólares en una conferencia internacional de donantes celebrada en Katmandú el 25 de junio, aunque la suma aún no fue entregada.
«Todavía tenemos un déficit considerable de nuestro pedido humanitario y solicitamos a los estados miembros (de la ONU) que redoblen sus esfuerzos», exhortó Ging.
Editado por Kitty Stapp / Traducido por Álvaro Queiruga