No hay marcha atrás para manifestantes en Ucrania

Kiev en llamas el martes 18 por la noche. Crédito: Natalia Kravchuk/IPS.

Los choques que dejaron decenas de muertos y más de 1.000 heridos en la capital de Ucrania podrían continuar por semanas. La gente dice que “no hay marcha atrás” para las partes envueltas en la peor crisis que vive este país desde la disolución de la Unión Soviética.

Las protestas comenzaron en Kiev a fines de noviembre de 2013, cuando el presidente Viktor Yanukovych priorizó los lazos con Rusia y rechazó un acuerdo que habría acercado a Ucrania a la Unión Europea (UE).

Las manifestaciones se volvieron violentas a mediados de enero, tras la aprobación de una serie de polémicas leyes destinadas a limitar el accionar de los movimientos de oposición y proeuropeos.

Hubo cierto grado de esperanza a inicios de esta semana, cuando el gobierno amnistió a cientos de manifestantes detenidos y mostró disposición a hacer concesiones.

Pero la violencia regresó cuando Yanukovych dio marcha atrás en sus planes de formar un nuevo gobierno y se negó a limitar sus amplios poderes.

Los manifestantes marcharon hacia el parlamento y saquearon varios edificios, a pesar de que las fuerzas de seguridad disparaban contra ellos.

Mientras la ciudad se convertía el martes 18 en un “campo de batalla en llamas”, como la definieron residentes que dialogaron con IPS, dirigentes opositores y representantes del gobierno se reunían en forma urgente, pero sin llegar a ningún acuerdo.

Cada parte se acusa mutuamente de haber causado la violencia.

La cantidad de muertos seguirá aumentando y no se vislumbra un final para este violento conflicto, dijeron a IPS algunos de los manifestantes.

Alexander Pyvovarov, médico voluntario en hospitales de campaña instalados cerca de las principales áreas de protestas en Kiev, dijo a IPS que «las cosas se van a agravar. Me preparo para más semanas de violencia. La gente está realmente furiosa, y no hay marcha atrás para ninguna de las partes”.

“Sé que todos los hospitales del país están evacuando a pacientes que no estén graves y haciendo lugar para los heridos. Todos saben lo que se viene”, añadió.[related_articles]

La capital está sumida en el temor. “Todos tenemos miedo por nuestras vidas. Tenemos miedo de que esto se convierta en una masacre”, dijo el médico.

Las muertes de esta semana marcaron un punto de inflexión en las protestas, según muchos ucranianos, algunos de ellos todavía neutrales en el conflicto.

Un residente de Kiev que pidió no ser identificado dijo a IPS que había observado de cerca las protestas y constatado un “violento y estúpido comportamiento” tanto de las fuerzas de seguridad como de los opositores.

“Si mueren 25 o 125, no importa. El gobierno cruzó una línea y todos están molestos”, añadió.

Autoridades de Europa occidental y de Estados Unidos condenaron la violencia y llamaron al presidente Yanukovych a calmar la situación.

En declaraciones que parecían coordinadas, Kiev y Moscú acusaron a su vez a las potencias occidentales de fomentar la confrontación.

Ucrania mantiene fuertes lazos culturales y económicos con Rusia. Una sexta parte de los más de 45 millones de ucranianos son de origen ruso y otra sexta parte tienen el ruso como primera lengua.

Aparentemente alarmado por las protestas e intentando mantener a Kiev dentro de su esfera de influencia, Moscú aprobó a fines del año pasado un amplio paquete de ayuda financiera y económica para Ucrania.

En enero, el gobierno de Yanukovych adoptó una serie de leyes, algunas inspiradas en la legislación rusa, que tienen el único objeto de controlar al movimiento opositor, según la comunidad internacional.

El cierre de filas entre Kiev y Moscú en los últimos días disparó rumores de que las fuerzas de seguridad rusas están ayudando a la policía ucraniana a reprimir las protestas.

Reportes de medios de comunicación occidentales se han referido a la posible partición de Ucrania entre los que apoyan la alianza con Rusia y los que prefieren un acercamiento a la UE.

La principal base de apoyo de Yanukovych se encuentra en la mitad oriental del país, mientras que el occidente es predominantemente proeuropeo.

Sin embargo, muchos ucranianos consideran que una división del país es improbable, pues no en todos los sectores de la población las líneas de separación son tan claras.

Desde el comienzo de las protestas, los líderes de la oposición celebraron reuniones con jefes de Estado extranjeros y representantes de la UE con la intención de obtener apoyo.

Pero el gobierno de Yanukovych parece decidido a bloquear cualquier intervención externa, aun si se trata de una mediación independiente para poner fin a la crisis.

Lo que parece claro para muchos es que este enfrentamiento debe resolverse lo antes posible.

Vladimir Onichenko, mecánico de 47 años de Kiev, dijo a IPS que “la única forma de resolver la situación es que ambas partes se sienten a dialogar con la mediación de un organismo independiente”.

“Esto puede continuar. Dialogar sobre la base de la realidad es lo único que detendrá esta violencia y el daño al país”, sostuvo.

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