Barbuda alienta extracción de arena para paliar crisis económica

En Nevis, la extracción de arena prevalece en la costa sudoriental. Crédito: Desmond Brown/IPS.

Arthur Nibbs fue famoso por su férrea oposición a la extracción de arena en Barbuda, esta pequeña isla caribeña con deslumbrantes playas blancas que bordean la mayor parte de su costa desértica. Pero, al parecer, cierta realidad se le impuso.

Nibbs, presidente del Consejo de Barbuda, tuvo que cambiar de idea por las dificultades económicas que atraviesan la población.

Actualmente, incluso, descarta las advertencias de ambientalistas sobre que la extracción de arena superó los límites seguros y que, de seguir así, esta isla, parte de Antigua y Barbuda, quedará expuesta a mayores riesgos a causa de las tormentas y el aumento del nivel del mar.

“La realidad se impuso”, dijo Nibbs a IPS, y añadió que el Consejo atraviesa profundas dificultades económicas. “Nuestras finanzas suelen proceder del gobierno central”, explicó, “pero su situación es precaria”, apuntó.

“Estamos obligados a extraer arena porque es la única fuente de ingresos que tenemos, y debemos cubrir nuestras obligaciones cotidianas”, explicó.

“¿Preferiría quedar como un protector del ambiente y que la población pase hambre sin alimentos en la mesa y sin poder pagar las cuentas?”, preguntó.

[related_articles]Especialistas consideran que Barbuda, una de las islas más bajas del Caribe, es también una de las más vulnerables a las consecuencias del cambio climático.

Los científicos locales protestan que los 62 kilómetros cuadrados, y con humedales, se convierten en uno de los lugares más vulnerables frente al cambio climático.

Hace un año, Nibbs criticó la decisión del entonces presidente del Consejo, Kelvin Punter, de reanudar la extracción de arena, que tildó de “estupidez”. Él sabe de sobra que parece que se dio vuelta sobre este asunto.

“Estoy seguro de que toda Antigua y Barbuda está acostumbrada a escucharme hablar de la extracción de arena y del daño que supone para el ambiente”, coincidió. Añadió que tiene “toda la intención” de abandonar la actividad.

“Pero, sencillamente, no es posible”, arguyó. “Ahora hay que cuidar a la población”, explicó.

Nibbs no se opone a una estrategia de desarrollo de largo plazo para la isla, pero “sentarnos a trazar un plan no pagará las cuentas”, arguyó. Añadió que la creación del plan debe hacerse de forma simultánea con el diseño de soluciones que cubran las necesidades cotidianas de la población.

Se mostró optimista de que bajo su liderazgo, Barbuda logrará superar la situación. Además mencionó otras iniciativas previstas como hoteles, que estarán en pie en unos 18 meses a dos años.

“Necesitamos algo que nos pueda dar dinero rápido”, subrayó.

Más profundo

Al biólogo marino John Mussington le preocupa que Barbuda se esté cavando la fosa.

“¿De dónde piensan sacar la arena? ¿Van a cavar un agujero hasta hundir la isla?”, criticó.

La extracción minera comenzó en 1976 y a mediados de los años 90 estudios ambientales alertaron que la práctica causaba daños irreparables al ambiente.

“El hecho es que en 2006, técnicos de la división ambiente vinieron a Barbuda y quedaron tan sorprendidos y consternados por el daño infligido que pidieron el cese inmediato de la extracción”, dijo Mussington a IPS.

Los técnicos indicaron que a la larga, la extracción minera dejaría a Barbuda expuesta a numerosos efectos del cambio climático y recomendaron que se pusiera fin a la actividad.

Tras una decisión del gobierno de 2006, los técnicos realizaron estudios y se asignaron 41,6 hectáreas para la extracción, acotó Mussington. Pero al año y medio, toda el área estaba agotada.

“Se suponía que la arena debía extraerse en función de ciertas pautas estrictas, pero nunca se las respetó. La superficie otorgada se agotó”, subrayó.

Tildando la extracción de arena a gran escala de “práctica irracional y destructiva”, el ambientalista marino Eli Fuller ofreció fuentes de ingresos alternativas para la población, como pesca deportiva liviana y en alta mar.

También opinó que los cruceros turísticos podrían ser una fuente de ingresos. “Muchos buques que visitan los destinos más apreciados del Caribe anclan mar adentro y ofrecen a sus huéspedes pequeños muelles en tierra firme”, indicó.

“Sin ninguna inversión significativa, eso podría pasar en Barbuda casi de inmediato. Uno o dos barco pequeños por semana proveerían de un empleo más significativo que toda la industria de extractiva”, añadió.

En la vecina isla de Nevis, las autoridades adoptaron tolerancia cero frente a la extracción de arena.

El primer ministro San Cristóbal y Nevis, Vance Amory, dijo a IPS dijo que el bienestar del prístino ambiente insular es de máxima importancia para su gobierno.

“La erosión de nuestra franja costera nos costó una pérdida significativa de proporciones históricas”, explicó. La extracción de arena ilegal “reduce la belleza de las playas”, fundamentales para el turismo, remarcó.

La práctica también erosiona el ambiente y aumenta la probabilidad de que se quebrante la ley en otras áreas.

“Nos compete como administración restaurar el respeto por nuestro ambiente”, subrayó.

El ministro de Agricultura de Nevis, Alexis Jeffers, dijo que la extracción de arena también perjudica la vida marina.

“La arena está allí por una razón”, dijo a IPS. “Si la sacamos, eliminamos un elemento particular del ecosistema que creará problemas para las futuras generaciones”, añadió.

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