México afronta severo problema líquido

La sequía que afecta a Estados Unidos obliga al vecino México a replantear su manejo del agua «virtual», utilizada para producir bienes, servicios y alimentos, y a elaborar mejores indicadores.

"Sacamos agua e importamos agua. Hay algo que no está funcionando bien. Debe emplearse una política más clara", cuestionó ante IPS el académico Víctor Díaz, de la Facultad de Ingeniería de la estatal Universidad Nacional Autónoma de México.

"Si importo agua virtual, debo encontrar mejores formas de producir o encontrar otras fuentes de abasto", analizó el experto, quien trabaja en la construcción del Índice de Pobreza del Agua (IPA) en el Valle de México, una zona que abarca la capital del país y municipios circunvecinos del estado homónimo.

Por ejemplo, la producción de un kilogramo de trigo en México requiere unos 1.350 litros de agua, un kilogramo de carne vacuna demanda 16.000 litros, uno de maíz, 900, y una taza de café 140 litros, según el no gubernamental Consejo Consultivo del Agua.

La estatal Comisión Nacional del Agua (Conagua) indica que México, con 112 millones de habitantes, importa 50 millones de metros cúbicos por año, principalmente en productos como granos, carne y oleaginosas, y exporta apenas 430.000, mayoritariamente en frutas y verduras, cifras que le reditúan un balance favorable de agua virtual.
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Pero la mejora de ese saldo líquido ha ocurrido a costa del deterioro del intercambio agropecuario. Además, el país ignora los beneficios de ser un importador neto de agua virtual, un modelo que además ha sido puesto en duda en estudios recientes.

En su artículo "Fallas del argumento del agua virtual", Peter Rogers, profesor de la Escuela de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de la estadounidense Universidad de Harvard, y Jorge Ramírez, de la Escuela de Administración de la colombiana Universidad de los Andes, demostraron que ese esquema no se aplica a México por medidas como aranceles y barreras no arancelarias.

"Varios factores, como el nivel de liberalización del comercio agrícola, influyen en los flujos de agua virtual, más que la dotación de agua", arguyeron los autores en el texto publicado en octubre de 2011 en la revista Value of Water Research Report Series, editada por el Instituto para la Educación del Agua del Fondo de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura y las universidades holandesas de Twente y Delft de Tecnología.

"Ninguno se mete a estudiar el costo económico del agua virtual. En muchos casos, se depende de agua que ya no va a haber, porque el agua fósil (subterránea) no se renueva", indicó a IPS Carlos Gómez, consultor del Banco Interamericano de Desarrollo, en alusión al concepto acuñado por el profesor John Allan, del King’s College de Londres, a comienzo de los años 90.

México exportó el año pasado bienes y servicios por 274.700 millones de dólares a Estados Unidos, al que le compró por un valor de 174.400 millones.

El sector agrícola mexicano, en particular, contabilizó exportaciones en 2011 por 22.000 millones de dólares, 80 por ciento de los cuales tuvo como destino la potencia vecina del norte, mientras que importó desde ese territorio 19.000 millones de dólares de los 27.000 millones de dólares de compras en general del país.

El uso agropecuario del recurso se ubica en 61,8 millones de metros cúbicos por año, el principal rubro por encima de la industria y el segmento residencial mexicanos.

Estados Unidos padece actualmente la peor sequía de las últimas cinco décadas, un problema que también afecta a la mitad del territorio mexicano, del centro al norte. En caso de persistir la falta de precipitaciones pondría en aprietos la disponibilidad hídrica en esta nación latinoamericana.

De las 13 regiones acuíferas mexicanas, una presenta una presión muy alta y siete alta, todas situadas en el centro y el norte.

México posee una huella hídrica de 1.441 metros cúbicos por habitante por año, por encima del promedio de agua necesaria por persona, y su disponibilidad media anual es de 4.082 metros cúbicos por poblador, según Conagua.

La Organización de las Naciones Unidas estipula que un país con escasez de agua es aquel que cuenta con menos de 1.000 metros cúbicos por habitante por año, y un rango entre 1.000 y 1.700 metros cúbicos por persona implica dificultades hídricas.

El Valle de México posee un indicador de menos de 900 metros cúbicos, mientras que zonas del norte mexicano presentan rangos inferiores a 1.700 metros cúbicos.

El informe "Aquamundi" de 2009, elaborado por el Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, otorga a México un IPA de 57,5, uno de los más bajos de América Latina.

El IPA, creado en 2002 por investigadores del Centro de Ecología e Hidrología de Gran Bretaña, mide el volumen disponible por persona en reservas superficiales y subterráneas, el acceso, la capacidad de comprar y administrar el agua y el uso e impacto ambiental.

"La situación en la frontera norte es muy precaria, ya que el recurso vital es muy escaso. Al estar situados en una zona desértica, la situación es preocupante", dijo a IPS la investigadora Angélica Herrera, de la estatal Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), fronteriza con Estados Unidos.

"La sequía afecta directamente en la determinación del IPA, debido a que los mantos acuíferos están siendo sobreexplotados. Se cuenta con una cantidad mínima de pozos de captación, lo cual hace mínima la recarga de los mantos", aseveró.

Junto a colegas de la UACJ y del estatal Colegio de la Frontera Norte, esta experta estimó un IPA de 47,99 para Ciudad Juárez en su investigación de 2007 titulada "Incorporación de la vulnerabilidad a las inundaciones al Índice de Pobreza del Agua en el municipio de Juárez".

"La intención no es solo manejar el IPA como un elemento numérico, sino trasladarlo a un atlas de pobreza del agua, en el cual la parte fina sea el municipio", precisó Díaz.

"Se necesita comprensión a nivel teórico de la interacción agua- territorio-economía en escalas global, nacional, y regional/local, estadísticas locales confiables sobre el volumen y la calidad de las extracciones y los retornos y entender los impactos en el costo económico de la producción de alimentos", planteó Gómez.

Herrera sugirió "dar un mejor uso al recurso, crear pozos de captación eficientes, administrar de mejor manera el agua y hacer campañas para su cuidado".

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