Derecho ambiental como herramienta de presión para Río+20

Delegados y representantes de varios países afrontarán un gran desafío en la cumbre mundial sobre desarrollo sustentable que se realizará en junio en Brasil. Pero a diferencia de ocasiones anteriores, les será difícil hacer promesas que no podrán cumplir.

La desertificación es solo una de las muchas consecuencias dañinas del cambio climático. Crédito: Mauricio Ramos/IPS.
La desertificación es solo una de las muchas consecuencias dañinas del cambio climático. Crédito: Mauricio Ramos/IPS.
"Estamos realmente cansados de las declaraciones", dijo Antonio Herman Benjamin, juez de la Suprema Corte de Brasil, en una reunión internacional de especialistas en derecho, organizada el lunes 26 en Nueva York.

Se realizaron avances desde la Cumbre de la Tierra, realizada en Río de Janeiro en 1992, pero la mayoría de los gobiernos no cumplieron con sus obligaciones.

El resultado de la reunión internacional fue el lanzamiento de una nueva iniciativa para promover el papel del derecho en la promoción del desarrollo sustentable llamada Congreso Mundial sobre Justicia, Gobernanza y Derecho para la Sostenibilidad Ambiental.

Entre los numerosos participantes del Congreso de distintas partes del mundo habrá jueces, fiscales, juristas, auditores y expertos en desarrollo, se concentrarán en los problemas que obstaculizan la implementación de acuerdos ambientales multilaterales.
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Los organizadores apuntarán a la formulación y presentación de principios rectores clave para fortalecer el papel del derecho ambiental con el fin de lograr la sustentabilidad a partir de las conclusiones de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sustentable, conocida como Río+20, y más allá.

Entre las medidas que se discutirán está el papel de la justicia y de la evolución de la jurisprudencia ambiental.

Limitados avances

Refiriéndose a la lentitud del cumplimiento de los objetivos en materia de desarrollo sustentable, Benjamin explicó que, en muchos casos, la formulación de políticas ambientales carece de los requisitos para pautar su implementación.

"Las leyes no significan nada si no se implementan con eficiencia", indicó. "Tenemos que acortar la brecha entre la academia, los parlamentos y los jueces porque es posible ignorar lo que está escrito", remarcó.

Se negociaron numerosos acuerdos desde la Conferencia de Estocolmo, de 1972, sobre ambiente humano, y la Cumbre de la Tierra, de 1992, pero los expertos señalaron que solo se logró un "avance limitado" en el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sustentable.

Muy pocos acuerdos multilaterales lograron resultados significativos como el Protocolo de Montreal relativo a las sustancias que agotan la capa de ozono, suscrito en 1987 y que llevó a una caída de 98 por ciento en el consumo de substancias que disminuyen el gas.

"El Protocolo de Montreal es un excelente ejemplo de lo que puede lograrse cuando los países trabajan juntos de modo efectivo y en un marco legal consensuado", indicó Amina Mohammad, subdirectora ejecutiva del Programa de las Naciones para el Medio Ambiente (Pnuma).

Según Mohammad, el Congreso se concentrará en las acciones que deben realizar los especialistas en derecho para superar los desafíos y promover la transición hacia una economía verde socialmente inclusiva y eficiente, así como con pocas emisiones de dióxido de carbono (CO2) y respetuosa del derecho.

Las discusiones actuales en la sede de la Organización de las Naciones Unidas, en Nueva York, sobre lo que tendrá que lograr la Conferencia de Río+20 muestran que la sociedad civil se siente frustrada y decepcionada con el papel desempeñado por los gobiernos.

Una crisis que empeora

"El proceso de Río+20 corre el riesgo de verse socavado por intereses creados y gobiernos poderosos", indicó Michael Dorsey, profesor de política ambiental global en el universitario Dartmouth College, en Estados Unidos, y que participó en numerosos encuentros internacionales sobre ambiente y desarrollo desde la Cumbre de la Tierra de 1992.

La crisis ecológica, desde el agotamiento de los recursos por la contaminación, la pérdida de la biodiversidad y una crisis climática que avanza, empeoró desde 1992. La marginación y la exclusión también aumentan, dijo a IPS, aunque algunos países logaron avances en el ámbito social.

En los acuerdos importantes como las convenciones de Río se considera que el desarrollo sustentable requiere cambios fundamentales en tres áreas: cambio climático, biodiversidad y degradación de la tierra, añadió.

"El marco institucional de Río+20 debe facilitar la interrelación e integración de los tres pilares", remarcó.

Como anfitrión, el gobierno brasileño, junto con miembros de la comunidad jurídica y de auditoría, apoya la iniciativa del Congreso Mundial sobre Justicia, Gobernanza y Derecho para la Sostenibilidad Ambiental.

El encuentro se realizará del 1 al 3 de junio, antes de la Cumbre de la Tierra, en cuyo marco se presentará el documento final.

El encuentro será presentado por la Asociación de Magistrados del estado de Río de Janeiro. Entre sus socios está la Organización de los Estados Americanos, el Programa Regional Ambiental del Pacífico Sur, la Interpol, el Banco Mundial y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

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