Radios comunitarias y gobierno no sintonizan en Ghana

El ruido de estática de la comunidad radial de Ghana es producto de intereses contrapuestos entre defensores de las emisoras comunitarias y la Autoridad Nacional de Comunicaciones de este país.

Defensores de radios comunitarias denuncian obstáculos para obtener frecuencias en Ghana, lo que atenta contra la libertad de prensa. Crédito: Sandra Ferrari/IPS
Defensores de radios comunitarias denuncian obstáculos para obtener frecuencias en Ghana, lo que atenta contra la libertad de prensa. Crédito: Sandra Ferrari/IPS
Una "Caminata por la voz" en las calles de Accra, conducida por integrantes de emisoras comunitarias, que fue tildada por la Autoridad Nacional de Comunicaciones (NCA, por sus siglas en inglés) de irresponsable e inesperada.

"Todo lo que hacemos lo consultamos con ellos. No entiendo qué ha pasado", señaló Henry Kanor, ingeniero de la NCA.

La Red de Radios Comunitarias de Ghana (GCRN, por sus siglas en inglés) y la Coalición por la Transparencia de las Ondas (COTA) reclaman desde noviembre al gobierno que responda por la limitada cantidad de frecuencias asignadas a este sector.

Hay 11 emisoras comunitarias en el aire y 14 en espera de una frecuencia.
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"Es una negativa deliberada a no dar voz a la gente", indicó Wilna Quarmyne, subdirectora ejecutiva de la GCRN y pionera de la comunicación comunitaria en su país, Filipinas. En su opinión, la NCA pone barreras sutiles que tienen consecuencias negativas para la libertad de prensa en este país de África occidental.

En diciembre de 1999, el entonces ministro de Comunicaciones prometió agilizar la asignación de frecuencias por el papel que jugaban las radios comunitarias en materia de desarrollo, según Quarmyne.

"En la Pascua de 2000 no había pasado nada. Volvimos a hablar con él y nos dijo: ‘en noviembre’. Pero nada. Luego cambió el gobierno y se repitió el mismo patrón", relató.

La GCRN lanzó en octubre de 2007 un proceso con 11 radios comunitarias que solicitaron frecuencias. La asociación las ayudó a realizar las evaluaciones técnicas y a completar el proceso de solicitud con la esperanza de que este tipo de emisoras se multiplicaran.

Según el ingeniero Kanor de la NCA, "las incluimos en todas nuestras operaciones. Pero algunas de ellas no entienden cómo deben funcionar las cosas y convierten todo en un asunto político".

La NCA sostiene que algunas ya tienen una frecuencia asignada, pero o bien no están todavía instaladas o no completaron el proceso de solicitud.

"El proyecto está demorado y no sé cuándo verá la luz, nadie lo sabe a ciencia cierta", añadió Quarmyne.

La NCA sostiene que si hay frecuencias disponibles se asignarán a las radios comunitarias que las soliciten.

El marco regulatorio anterior, llamado Pautas de Operación de las Radios Comunitarias, establecía en 60 días el plazo de la NCA para responder a una solicitud, pero las normas actuales ya no incluyen esa disposición y no hay un período legal previsto.

La forma en que se procesan las solicitudes obedece a un plan siniestro para impedir el desarrollo de las radios comunitarias en Ghana, según sus defensores.

"Lo que le digo a la gente es que si observa la realidad, verá que las pocas radios comunitarias que están en el aire lograron emitir, a pesar de todo, y ser consideradas independientes es un gran logro en medio de la gran polarización que existe", señaló Quarmyne.

Las disputas forman parte de una poco promisoria pelea por las ondas de radio, que oficialmente empezó hace 12 años con la creación de la GCRN y la primera emisora independiente, Radio Ada, fundada por Quarmyne y su esposo, Alex.

Quienes no quieren libertad de prensa "actúan en las sombras, pero aún están muy presentes", sostuvo. "Seguimos donde estábamos en 1999, cuando comenzó a funcionar la Red de Radios Comunitarias".

La Seguridad Nacional del Estado, órgano del gobierno, propuso el año pasado un plan para abrir emisoras estatales operadas por las asambleas de distrito en todo el país.

"Imagina una ciudad en la que coexistan una radio comunitaria con una de la asamblea de distrito. Es obvio que los seguidores del partido de gobierno gravitarán en torno de la emisora estatal, dejando a la otra sin más opción que poblar la frecuencia de figuras críticas y de ser automáticamente tildada de opositora", arguyó.

La NCA redactó una propuesta y la presentó al Ministerio de Comunicaciones, pero por ahora no hay planes concretos.

"Esa no es la pelea", sostuvo Kanor. "No se trata de que el gobierno diga voy a tener emisoras de asambleas de distrito y nada más. Ese no es el acuerdo", añadió.

Ambas partes reconocen el valor y el papel de la radio en Ghana, pero sus respectivas prioridades y convicciones las mantienen ideológicamente alejadas.

"Actualmente tenemos 204 emisoras operativas en Ghana: comunitarias, universitarias y comerciales. Desempeñan un papel muy importante en la sociedad. Algunas colaboran con la educación y otras son de entretenimiento. También tratan asuntos de mujeres y ayudan mucho a los agricultores, en especial en el norte", señaló Kanor.

"Pero tenemos una responsabilidad, ya hay un modelo para las emisoras. ¿Por qué quieren reinventar la rueda?", añadió.

Según la GCRN, el papel de las radios comunitarias es habilitar a grupos y comunidades marginadas a participar de forma activa en el discurso y el rumbo del desarrollo de Ghana.

"A menos que reestructuremos la organización de los recursos de comunicación para dar voz y hacer proactivos (a esos sectores), el desarrollo seguirá controlado, como hasta ahora, por un pequeño grupo que perpetúa sus propios intereses", arguyó Quarmyne.

Según estadísticas de 2008 del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, apenas 66 por ciento de los adultos saben leer y escribir, lo que convierte a la radio en una herramienta esencial para la educación.

La NCA sostiene que no responderá a ultimátum hostiles de la GCRN y la COTA.

Por su parte, los defensores de las radios comunitarias prometen continuar la lucha.

No habrá verdadera democratización si no hay radios comunitarias que representen de forma genuina los intereses de los grupos marginados en comunidades postergadas, alega Quarmyne.

"En muchos países, los organismos que regulan los medios son independientes. No responden al Poder Ejecutivo, así que al menos hay posibilidad de pelear", añadió.

* Este artículo fue producido con apoyo de Unesco

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