«Pesca de atún requiere sacrificios a corto plazo»

Desde hace unos 10 años es rutina escuchar a ambientalistas y biólogos quejarse de la sobrepesca del atún, en particular del rojo, al borde de la extinción.

La bióloga María José Juan Jordá en el mercado de subasta de pescados de Honolulu (Honolulu Fish Auction). Crédito: Angkana Rawichutiwan
La bióloga María José Juan Jordá en el mercado de subasta de pescados de Honolulu (Honolulu Fish Auction). Crédito: Angkana Rawichutiwan
A esas advertencias se sumaron denuncias contra sistemas de control de pesca de túnidos, incluyendo las cuotas anuales autorizadas a cada país y el esquema que las controla, a cargo de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún del Océano Atlántico (CICAA).

Las denuncias llevaron a la CICAA a admitir en noviembre que el sistema de control de las cuotas, hasta ahora basado en reportes en papel, facilita los fraudes, y a decidir sustituirlo por un mecanismo electrónico que se probará en 2012.

Un equipo de biólogos marinos españoles y canadienses, liderados por María José Juan Jordá, acaba de confirmar las advertencias sobre el peligro de colapso de los túnidos, en un análisis de la población global de 26 especies de atunes y otras relacionadas.

Juan Jordá y sus coautores concluyen que las reducciones más drásticas se registraron en los atunes de aguas templadas y en las caballas.
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En ambos casos, las poblaciones son víctimas de la sobrepesca y están al borde de la extinción, sostiene el estudio "Global Population Trajectories of Tunas and Their Relatives" (Trayectorias mundiales de población de atunes y especies relacionadas), publicado a principios de diciembre por Proceedings of the National Academy of Sciencies de Estados Unidos.

"No hay necesidad de reducir el consumo de pescado", pero los consumidores necesitan buena información y apoyar las industrias que promueven la pesca sustentable, dijo Juan Jordá, investigadora de la gallega Universidade da Coruña y de la canadiense Simon Fraser University.

TIERRAMÉRICA: Las conclusiones de su artículo confirman advertencias formuladas desde hace años por grupos ambientalistas. ¿Cuáles son las especies más afectadas?

MARÍA JOSÉ JUAN JORDÁ: Nuestro trabajo confirma que están sobreexplotadas varias poblaciones de atunes de aguas templadas, el atún rojo (Thunnus thynnus) del Atlántico este, del Atlántico oeste y del sur, y el atún blanco (Thunnus alalunga) del Atlántico norte.

La biomasa actual de estas especies está a niveles por debajo de lo que científicos consideran seguros, y los niveles de mortalidad por pesca son más altos de lo que se considera seguro.

También mostramos que la mayoría de especies de atunes de aguas tropicales se encuentran "plenamente explotadas". Es decir, los actuales niveles de biomasa y de mortalidad por pesca son "óptimos" para la mayoría de esas especies.

Digo óptimos pues el objetivo de las Organizaciones Regionales de Ordenación Pesquera (OROP), incluida la CICAA, a cargo de la gestión y conservación de las especies, es reducir la biomasa de las poblaciones al nivel que proporcione el "máximo rendimiento sostenible".

TIERRAMÉRICA: ¿Qué quiere decir?

MJJJ: Cuando la biomasa de una especie se reduce en equis proporción –dependiendo de la especie y de su biología particular, normalmente un 50 o 60 por ciento–, la población alcanza su nivel más productivo, óptimo para maximizar las capturas. En resumen, las especies tropicales de atún están cerca del límite de sostenibilidad.

TIERRAMÉRICA: ¿Cuáles son las especies comercialmente más atractivas?

MJJJ: Hemos estimado que la biomasa de los atunes de aguas templadas (tres especies de atún rojo y una de atún blanco) ha disminuido en promedio un 80 por ciento entre 1954 y 2006. La biomasa de los atunes tropicales (patudo, rabil y listado) se redujo 60 por ciento en el mismo período.

El total de capturas globales de atunes en 2008 fue de 4,2 millones de toneladas, de las que 94 por ciento corresponden a especies tropicales, y solo seis por ciento a capturas de atunes de aguas templadas, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

La mayoría de las capturas proceden de pesquerías "relativamente bien" gestionadas. Sin embargo, hay asuntos problemáticos que se deben abordar con urgencia.

TIERRAMÉRICA: ¿Cuáles son?

MJJJ: Con el crecimiento de la población mundial, aumentan la demanda de atún y el esfuerzo pesquero. Pero ni la mayoría de las pesquerías ni las capturas pueden seguir creciendo porque las especies están ya "plenamente explotadas" o "sobreexplotadas".

Una solución, que debe abordarse por todas las OROP, es reducir el número de barcos y su capacidad de extraer peces del mar. Las poblaciones sobreexplotadas necesitan planes de recuperación y, cuando existan como con el atún rojo del Atlántico, es imperativo que sean eficaces y se cumplan.

Otras herramientas, como enlistar las especies en la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres, son necesarias.

TIERRAMÉRICA: ¿No habría también que cambiar el criterio de "optimización" de las OROP?

MJJJ: Sí. El objetivo oficial de las OROP es conseguir el máximo rendimiento sostenible. Teóricamente esto es muy fácil, pero en la práctica es muy difícil de conseguir, e incluso de estimar para los científicos, porque se requiere buena información biológica de las especies, de las capturas, que no siempre existe.

Por ello, los niveles de referencia estimados como objetivo para el rendimiento máximo sostenible adolecen de mucha incertidumbre. Por tanto, las OROP deben modificar sus objetivos y definir nuevos criterios, donde haya puntos de referencia límites, para evitar niveles de biomasa demasiado bajos y de mortalidad demasiado altos, y puntos de referencia objetivos, con márgenes de seguridad.

TIERRAMÉRICA: La CICAA admitió que su sistema de controles de la pesca del atún es muy ineficaz y se comprometió a reformarlo. ¿Cree que hay voluntad política de los países involucrados para renunciar a la pesca y al consumo del pescado?

MJJJ: CICAA dio un paso muy positivo cuando decidió adoptar un sistema electrónico para documentar las capturas. Pero este paso tiene que ser cumplido y tiene que proporcionar datos de calidad y verdaderos. Para ello, se necesita cooperación de todos los países involucrados en estas pesquerías.

Esto representa sacrificios a corto plazo, con beneficios a medio y largo plazo, pues si la pesca se gestiona bien y se recuperan las poblaciones, es positivo para la industria pesquera, para las poblaciones de peces y para los consumidores.

TIERRAMÉRICA: ¿Y en los consumidores, qué actitud sería ideal?

MJJJ: No hay necesidad de reducir el consumo de pescado en general. Pero necesitamos buena información, un buen etiquetado de los productos y apoyar las industrias que están apostando por una gestión sostenible y las marcas ecológicas, como las del Marine Stewardship Council.

* El autor es corresponsal de IPS. Este artículo fue publicado originalmente el 24 de diciembre por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.

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