«Tantos años de militar en el feminismo y no nos dábamos cuenta que sin dinero no se puede hacer nada. Cuando entendí eso fue como ver la luz. Era una veta nueva y había que explorarla», contó a IPS la argentina Noemí Chiarotti.
La activista se refería así a la iniciativa de ONU Mujeres para promover los Presupuestos Sensibles al Género (PSG), una herramienta que identifica las inequidades de género y procura corregirlas mediante la asignación equitativa de recursos públicos.
Chiarotti integra el Instituto de Estudios Jurídicos Sociales de la Mujer (Indeso), con sede en Rosario, esta ciudad situada a 370 kilómetros al noroeste de Buenos Aires que destaca por su gran tradición en proyectos vinculados a mujeres y a participación ciudadana.
Por ello está funcionando como laboratorio de la experiencia de PSG en Argentina. Pero tal como contaron a IPS legisladoras, funcionarias, mujeres de base, activistas y académicas de esta ciudad, no es fácil para ellas "inmiscuirse" en temas de dinero.
"Lo primero que vimos es que hace falta transparencia para entender en qué se gasta. Hay que capacitar a los contadores de la administración pública para que cambien esa inercia de expresarse en códigos y se dejen monitorear", reclamó Chiarotti.
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"Nosotras nos capacitamos y estuvimos dos años tocando puertas para que nos explicaran cada cosa, para que nos dieran los datos que faltan, y muchos gastos están ocultos o subsumidos en programas con otro nombre", relató.
Pese a todas las dificultades, confían en que cuando los funcionarios entiendan la necesidad de hacer transparentes los gastos, y ellas tengan consolidado el instrumento de monitoreo, el trámite de rendición de cuentas será más rápido.
El proceso responde también a la necesidad de ser eficientes al invertir recursos, el eje del IV Foro de Alto Nivel sobre la Eficacia de la Ayuda que realizarán los donadores del Norte industrial en Busan, Corea del Sur, del 29 de noviembre al 1 de diciembre.
El dinero de la cooperación internacional ¿llega a quienes más lo necesitan?, ¿se pierde en la burocracia del Estado?, ¿se invierte bien?, ¿cumple con los objetivos que se propone?, son algunas de las preguntas que surgirán en la cumbre.
La sociedad civil latinoamericana y en especial las organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres participan activamente en una campaña mundial que demanda a los asistentes a Busan que las personas receptoras sean tenidas en cuenta en el proceso de ayuda para que esta llegue oportunamente, funcione y tenga equidad de género.
Desde 2002 Rosario cuenta con el Presupuesto Participativo (PP), un programa para animar a vecinos y vecinas a que presenten proyectos para la ciudad que sean sometidos a votación y, en caso de aprobarse, que sean financiados por el Estado.
El PP representa menos de tres por ciento del presupuesto municipal total, pero su escala permitió comenzar en 2005 un ensayo de participación, diseño y ejecución de los gastos con mirada de género.
La empresa se lanzó simultáneamente en diversos frentes. En 2005, por resolución del concejo comunal, se instaló la total paridad de género en la elección de consejeros para los proyectos del PP.
Aun así para las mujeres era difícil. Fue necesario abrir salas de juegos infantiles en los lugares de las asambleas, con personal municipal para cuidar de los niños, y solo después su asistencia fue masiva.
"Entonces vimos que las mujeres necesitaban una capacitación exclusiva porque ellas mostraban ganas de participar, pero traían demandas que no eran para ellas, sino para sus hijos, la familia, el barrio", explicó la directora del Área Mujer, Silvina Santana.
Tras la capacitación surgieron al fin sus necesidades propias. "Un mamógrafo, un taller para prevenir la violencia, otro sobre sexualidad, una revista, una capacitación en oficios", enumeró la funcionaria.
Santana mostró que hasta 2005 el PP no financiaba proyectos de mujeres. Ese año destinó el equivalente a 30.000 dólares a sus proyectos y en 2010 las propuestas femeninas obtuvieron casi dos millones de dólares.
IPS recorrió el Barrio Toba, donde se asentaron en los años 90 miles de familias descendientes de ese pueblo originario proveniente de Chaco y otras provincias del noreste y que interactuaban poco con el resto de la población.
En un centro de salud del barrio se reúne ahora cada miércoles un grupo de 30 mujeres de la comunidad con el propósito de salir del aislamiento. Su primera demanda fue aprender a presentar propuestas propias al PP.
"Las políticas públicas no llegaban a nuestra comunidad, estábamos al margen de todo", recordó Griselda Coria, integrante del grupo que inicialmente oficiaba de traductora para la capacitación. Ahora todas se comunican en castellano.
Con ayuda del Indeso, que dio la capacitación, las mujeres se fueron animando y formaron diversos grupos. Uno que ayuda a hacer trámites en la administración pública, otro que ahonda en el cuidado del cuerpo y otro sobre violencia.
Las mujeres reunidas contaron a IPS que a muchas se les hace difícil asistir porque los hombres se resisten a que participen en reuniones comunitarias. Pero siguen, y lograron que varios de sus proyecto fuesen votados y financiados por el PP.
Funcionarias y miembros del Indeso y de otras organizaciones formaron la red "Mujeres por el PSG", porque no ignoran que las grandes partidas no se mueven dentro del PP sino en el presupuesto comunal general, y procuran romper esos límites.
"Trabajamos en el Plan de Igualdad de Oportunidades que involucra a todas las áreas del Estado para que se capacite a funcionarios y que cada secretaría identifique las acciones con enfoque de género", anticipó Santana.
Una gran contribución en este sentido se hace desde la Universidad Nacional de Rosario, donde se capacita a integrantes de la Facultad de Ciencias Económicas y Estadística en temas de presupuesto y género.
La secretaria académica, Patricia Gustiniani, comentó que tras un convenio con ONU Mujeres se brindaron cursos y se financiaron investigaciones que miden la contribución económica del trabajo voluntario femenino.
En Rosario hay refugios para mujeres que sufren violencia y centros para la atención de niños en los que trabajan empleados municipales y similar número de voluntarias cuya tarea es clave para sostener los servicios, reveló.
Esa información sirve para visibilizar el aporte económico de las mujeres, lo mismo que el estudio que hicieron sobre el uso del tiempo de varones y mujeres que muestra cuánto más destinan ellas al trabajo no remunerado, explicó Gustiniani.
"Para ONU Mujeres, los PSG son un área prioritaria", remarcó la economista Laura Ezpeleta, contratada por el organismo en Rosario para contribuir al desarrollo de esta mirada a nivel local.
Ezpeleta adelantó que un convenio similar al que funciona en Rosario se firmará con el Ministerio de Economía para que técnicos de esa cartera se capaciten y hagan visible el gasto destinado a lograr la ansiada y esquiva equidad de género.