Inermes ante pandemia de desempleo

A fines de 2008, el entonces director del Fondo Monetario Internacional, el francés Dominique Strauss-Kahn, aplaudió la política económica del ahora depuesto presidente de Túnez, Zine el Abidine Ben Ali, y la calificó del «mejor modelo para los países emergentes».

Dos años después, Mohammad Bouazizi, quien vendía frutas en la empobrecida localidad de Sidi Bouzid, se inmolaba tras una disputa con las autoridades locales en un episodio que desató la revuelta popular tunecina y que, más tarde, se propagó por casi todo el mundo árabe.

La desconexión entre las políticas económicas "exitosas", como las definen las instituciones financieras multilaterales creadas en los acuerdos de Bretton Woods, y su impacto en el terreno sigue pasándose por alto mientras las autoridades continúan con sus planes para el futuro económico del mundo.

"Con el desempleo al alza en el mundo rico, una gran población juvenil y la falta de trabajo, entre las muchas causas de la Primavera Árabe, este proyecto no podría surgir en mejor momento", señaló Robert Zoellick, presidente del Banco Mundial, refiriéndose a la idea de que el Informe de Desarrollo Mundial 2013 trate sobre la creación de empleo.

La declaración reflejó incontables discursos y comunicados emitidos en la reunión conjunta del FMI y del Banco Mundial del sábado 24 en Washington, mientras los ministros de Finanzas se apresuraron a acordar soluciones para las múltiples crisis que se suceden, de obstinadas manifestaciones y divisas que caen en picada en Europa occidental a la mortal hambruna en el Cuerno de África.
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Más empleo ya

Unas 205 millones de personas no tienen trabajo "oficialmente" en el mundo, estimó de forma conservadora el economista del Banco Mundial Derek Chen, pero numerosos expertos especulan que la cifra real es mucho más alta, en especial en el Sur en desarrollo.

El desempleo subió de 5,6 por ciento, en 2007, a 6,3 por ciento, en 2010, según la Organización Internacional del Trabajo, una tendencia que también se registró en las economías más ricas.

En Estados Unidos están desempleados nueve por ciento de los económicamente activos, en tanto 40 por ciento de los jóvenes que buscan trabajo en España no lo encuentran.

Afganistán, Bangladesh, Bután, India, Maldivas, Nepal, Pakistán y Sri Lanka tendrán que crear entre uno y 1,2 por ciento puestos de trabajo al mes, lo que equivale a un aumento de 40 por ciento de la fuerza laboral mundial, para evitar la pobreza extrema y el desempleo en los próximos 20 años, de acuerdo con el informe "Más y Mejores Empleos en Asia meridional 2011", del Banco Mundial.

El desempleo juvenil es una epidemia particularmente alarmante en el mundo Árabe, donde dos tercios de la población tiene menos de 30 años, señaló el presidente del Banco de Desarrollo Islámico (IDB, por sus siglas en inglés), Ahmad Mohammad Ali, en una conferencia realizada el sábado 24 en Washington.

El IDB está integrado por 56 países dedicados a fomentar el progreso en el mundo islámico.

Los jóvenes de países árabes sufren las mayores tasas de desempleo comparado con otras zonas de similar composición poblacional, añadió, un hecho que se cree contribuyó de forma significativa a las revueltas populares de Medio Oriente y África del norte, donde millones de jóvenes con formación, energía, pero sin trabajo salieron a la calle a protestar por la falta de oportunidades laborales.

En sintonía con el paradigma de desarrollo tradicional, Ali anunció la iniciativa Educación para el Empleo destinada a fomentar la creación de puestos de trabajo en el mundo árabe. El proyecto entre el IDB y la Corporación Financiera Internacional recibirá casi 2.000 millones de dólares en los próximos dos años para facilitar la creación de empresas y el crecimiento del sector privado.

Pero cada vez son más los economistas que llegan a la conclusión que el crecimiento neoliberal no logra resolver la decadencia que originó la actual crisis de empleo.

"La gente se revelerá contra las desigualdades, aun si sus países experimentan un supuesto ‘crecimiento económico decente’ como fue el caso de Túnez", dijo a IPS el profesor Omar Dahi, de la estadounidense Universidad Hampshire.

"La globalización neoliberal, con su trinidad, liberalización, desregulación y privatización, no distribuyó la riqueza, en cambio dejo a los sectores más vulnerables a merced de los caprichos de los mercados internacionales y del alza de los precios de las materias prima y, a los países desesperados por atraer inversiones extranjeras", explicó Dahi.

"El crecimiento económico, aun si se logra a través del sector privado, no tiene sentido si no implica una significativa inclusión social", añadió.

Dignidad laboral

"El avance tecnológico dejó obsoleto el concepto de que trabajando duro se logra tener una vida decente", coincidió Jeffrey Sachs, fundador y director del Instituto de la Tierra de la estadounidense Universidad de Columbia, en su presentación en la conferencia del IDB.

"No basta con la educación. En Estados Unidos, terminar la enseñanza secundaria no garantiza un empleo", apuntó.

"Cuando la mayoría de la población mundial no recibe los beneficios del avance tecnológico, no puede haber un crecimiento sostenible", remarcó Sachs. "La inclusión, en todos los aspectos, es la clave", apuntó.

"Ya no podemos contar con que el libre mercado salve a la gente. Solo las organizaciones estatales y la asignación de recursos pueden lograrlo", añadió.

Los gobernantes de Alemania y Turquía reconocieron la importancia de proveer a la población de educación, pero también de habilidades practicas necesarias para ingresar al cambiante mercado laboral mediante un ciclo de creación de empleo, observó Sachs.

En Turquía, "tres por ciento de la población vivía en 2002 con dos dólares al día, o menos", indicó el viceprimer ministro, Ali Babacan, en conferencia de prensa en Washington.

"En 2011, esa cifra cayó a 0,2 por ciento y el coeficiente Gini (que mide la brecha entre ricos y pobres en un país) desciende de forma continua", observó

El sistema de aprendizaje subvencionado por el Estado para estudiantes que terminan la secundaria o la universidad contribuyó a sacar la carga financiera de los empleadores y a ofrecer una red de contención para los jóvenes que buscan formación y práctica antes de ingresar al mercado laboral, señaló Babacan.

Además de la capacitación del Estado, se deben procurar de inmediato herramientas educativas, eficientes y abiertas a todos en Internet, sostuvo Sachs.

"Se debe crear una biblioteca en Internet en todos los idiomas que se pueda acceder desde todas partes para equiparar las relaciones sociales", explicó.

"Necesitamos paneles solares en localidades aisladas para poder usar las computadoras, para que estas se conecten mediante redes inalámbricas de banda ancha. No es fantasía, se puede lograr incluso ahora y con un mínimo esfuerzo", arguyó Sachs.

"No hay razón para que mis clases no estén disponibles para millones de personas y sin cargo. Una universidad virtual global, impensable hace unos años, pero ahora no solo está a mano sino que es absolutamente esencial", concluyó.

*Aportes de Rosemary D'Amour (Washington)

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