RD CONGO: Represas pequeñas iluminan mejor

Mientras el enorme proyecto de Grand Inga y el sueño de electricidad para toda África dominan el debate sobre las represas hidroeléctricas en el río Congo, la construcción de una serie de pequeños embalses puede beneficiar más rápidamente a las comunidades locales.

Grand Inga puede generar hasta 39.000 megavatios. A comienzos de este mes el gobierno otorgó un contrato de dos años por 13,4 millones de dólares a Aecom Technology Company y a Éléctricité de France para los estudios de factibilidad del complejo hidroeléctrico y de las líneas de transmisión hacia Egipto, Nigeria y Sudáfrica.

Pero el proyecto de Grand Inga ya genera críticas.

A Westcor, un consorcio de empresas eléctricas públicas de cinco estados de África austral, el gobierno congoleño le rechazó en febrero de 2010 el proyecto Inga 3, de 10.000 millones de dólares, para la generación de 4.000 megavatios.

Las autoridades accedieron, en cambio, a un proyecto más pequeño con el gigante minero BHP Billiton en el mismo sitio, que se dedicará sobre todo a suministrar electricidad a una nueva industria de fundición de aluminio que la empresa construye a 150 kilómetros de allí.
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Esta iniciativa fue criticada por organizaciones que promueven la justicia ambiental, como International Rivers. Apenas seis por ciento de los congoleños tienen electricidad, según esta entidad, y el proyecto de BHP Billiton priorizará a industrias que requieren un suministro intensivo de energía.

Los ambientalistas también son escépticos ante la promesa de planes más amplios de Aecom, argumentando que el continente carece de una red de distribución. Sostienen que los 80.000 millones de dólares que costará el tendido eléctrico se gastarían mucho mejor en crear sistemas de generación descentralizada, incluyendo usinas eólicas y solares y pequeñas hidroeléctricas.

También citan el riesgo de corrupción y mala administración, advertencia que cobró relevancia con la desaparición en 2008 de 6,5 millones de dólares que estaban destinados a rehabilitar una de las dos centrales eléctricas que ya existen en Inga.

UNA SOLUCIÓN MÁS MODESTA

Aunque el debate gira en torno a los proyectos más grandes, están en marcha las obras de una represa en Kakobola, una de las primeras de las 315 pequeñas hidroeléctricas planeadas para toda la República Democrática del Congo (RDC).

Kakobola proveerá de electricidad a tres áreas de la sudoccidental provincia de Bandundu. Según V. K. Sharma, titular de la empresa india Angelique International Limited, que construirá la represa, ésta tendrá una capacidad generadora de 9,3 megavatios.

Su compañía tiene experiencia en la construcción de obras similares en Afganistán, Ruanda y Sudán.

"Es más fácil construir una represa sobre un río donde hay cascadas como éste", dijo Sharma a IPS en una entrevista en Gungu, el lugar de la obra, a unos 200 kilómetros de Kikwit, la capital provincial.

El embalse se está instalando en una cascada sobre el río Lufuku, que tiene una altura de 29 metros, según Sharma. Tendrá apenas cuatro metros de profundidad.

"Costará 53 millones de dólares", dijo Remy Matala, del Ministerio de Energía de la RDC, que contribuye con 10 millones para el proyecto. El resto lo aportará el gobierno indio, agregó.

SATISFACER LAS NECESIDADES LOCALES

"Quiero que la electricidad llegue rápido. No es normal que una ciudad del tamaño de Kikwit (un millón de habitantes) esté sin luz", se quejó Mave Kupe, quien, como muchos en la ciudad, debe estudiar a la luz de un farol.

Se prevé que la obra quede lista en enero de 2014. Más de tres millones de personas que viven en los alrededores dependen de lámparas de parafina, velas o sistemas de baterías que alimentan bombillas eléctricas.

La represa de Kakobola también ayudará a garantizar un acceso regular de agua potable, particularmente en Kikwit, donde 800.000 personas no cuentan con este servicio.

Cuando se firmó el contrato para hacer el embalse en Kinshasa en octubre de 2010, el ministro congoleño de Energía, Gilbert Thilongo, señaló que el proyecto de Kakobola había sido propuesto en 1980.

Maxime Pakumu, director de la zona administrativa de Gungu, dijo que la obra ayudará a reducir el desempleo en la región, además de mejorar la calidad de vida, el poder adquisitivo e incluso la salud, gracias a que las clínicas contarán por fin con electricidad.

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