ECONOMÍA-AMÉRICA LATINA: Las debilidades de una moneda fuerte

América Latina recuperó en 2010 el fuerte crecimiento de la década pasada, apenas frenado por la crisis global nacida en 2008, pero afronta la creciente acechanza del dólar débil frente a las monedas locales, motivo de preocupación para gobiernos y sectores productivos vinculados a la exportación.

El último informe preliminar de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) sobre los resultados económicos de 2010 indicó que el producto interno bruto (PIB) de Argentina aumentó 8,4 por ciento, el de Brasil 7,7 por ciento y el de México 5,3 por ciento. Para el conjunto de América Latina, el promedio estimado es de seis por ciento.

Estos números reflejan también un sostenido fortalecimiento de las monedas locales frente al dólar. Se destaca sobre todo el real brasileño, que en octubre, contrastado con el promedio de la paridad 1990-2009, se había apreciado 26 por ciento.

En el otro extremo, con una depreciación del peso de 36 por ciento en la misma comparación, se ubica Argentina principal socio de Brasil en el Mercosur (Mercado Común del Sur), que se completa con Paraguay, Uruguay y Venezuela en proceso de adhesión plena.

Brasil es el principal destino de las exportaciones de Argentina, en tanto que a la inversa, este último país ocupa el tercer puesto.
[related_articles]
También las monedas de Colombia, Venezuela, la mayoría de los países de América Central, Uruguay, Ecuador, Chile y Paraguay, en ese orden, exhiben similares comportamientos a la de Brasil, mientras que el nuevo sol de Perú y el peso de México se mantienen en sus niveles promedio de 1990 a 2009.

La apreciación de las monedas locales es un motivo de preocupación, aunque no de alarma para la mayoría de los economistas.

Francisco Gismondi, quien fue gerente de Análisis Económico del Banco Central de Argentina hasta 2010, consideró que las principales variables de las economías de América Latina y el alto precio de los productos primarios exportables disminuyen la gravedad de la amenaza.

"Es Europa la que teme un comportamiento más parecido a lo que hacían los estados emergentes años antes, y en países como Colombia y Perú, es a la inversa, con mejoras en su productividad", explicó este experto a IPS.

Las políticas de los gobiernos de la región ante este fenómeno de sus monedas han sido variadas. Desde compras millonarias de divisas, hasta el aumento de las tasas de interés e impuestos extraordinarios a los capitales especulativos.

Lia Valls Pereira, economista del Instituto Brasileño de Economía de la Fundación Getulio Vargas (FGV), indicó a IPS que su país "tiene una de las tasas de interés más altas del mundo", todo un contraste con los niveles europeo y estadounidense.

El Banco Central de Brasil subió, el 19 de enero, 0,5 puntos la tasa de referencia Selic, que se ubicó así en 11,25 por ciento, como modo de fomentar el ahorro y contrarrestar la elevada inflación de 2010, que llegó a un inesperado 5,91 por ciento.

"Actualmente, las manufacturas constituyen 40 por ciento de las exportaciones. Lo que ha explicado el crecimiento de las ventas externas brasileñas el año pasado es el alto precio de los commodities (productos primarios) y la demanda de China", explicó.

Contrariamente a lo que ocurre en otros destinos de los productos brasileños, las manufacturas exportadas a Argentina se han incrementado.

Este desequilibrio a favor del gigante sudamericano puede ser "un nuevo motivo de grandes tensiones", alertó Valls Pereira, en alusión a las quejas cíclicas de sectores de uno y otro país. El asunto fue casi el único reclamo de la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, en la primera reunión que mantuvo con su par de Brasil, Dilma Rousseff, el 31 de enero en Buenos Aires.

Al mismo tiempo, esta economista brasileña consideró que el flamante gobierno izquierdista de Roussef y el de su antecesor y correligionario, Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011), "hasta el momento han tomado apenas medidas tópicas, como aumentar la tarifa de importaciones y más control del capital".

En el caso de México, la estrategia es ‘no me queda otra’. Las tasas de interés están bajas en los mercados internacionales y el Banco de México (central) no se ha atrevido a bajarlas porque hay un repunte de la inflación", explicó a IPS el analista Édgar Amador. El alza de precios en México fue de 4,4 por ciento en 2010.

Como en Brasil y Argentina, la fortaleza de las reservas en el Banco Central de México es clave para eludir tsunamis económicos. Ese país, gobernado por el conservador Felipe Calderón, posee 118.459 millones de dólares en reservas y en enero el Fondo Monetario Internacional autorizó una línea de crédito de protección por 72.000 millones.

México fue el que más sufrió en la región las consecuencias de la crisis económico-financiera global, nacida en la segunda mitad de 2008 en Estados Unidos, como consecuencia de su estrecho vínculo comercial con esa potencia. La contracción del producto de 6,7 por ciento en 2009 ocasionó la pérdida de 900.000 puestos de trabajo.

Distinto es el caso de Argentina, cuya economía creció a un ritmo anual de entre siete y casi 10 por ciento desde 2003, cuando comenzó a emerger de la crisis económico-social de fines de 2001, la peor de su historia. La única excepción fue 2009, cuando ese indicador casi no se movió. También ostenta el récord histórico de casi 53.000 millones de dólares de reservas.

Pero en los últimos años fue la inflación la que más dolor de cabeza le dio al gobierno centroizquierdista de Fernández. El Instituto Nacional de Estadística y Censos, un ente estatal cuya credibilidad es cuestionada por la oposición, académicos, empresarios y sindicatos, indica que el alza de precios fue de 10,9 por ciento en 2010, mientras estudios privados dan el doble.

"La inflación va apreciando las monedas en la región. Cuando el real y el euro dejen de ayudarnos, como en los últimos años, allí se puede complicar", anticipó Francisco Gismondi.

Este ex funcionario argentino estimó que la inflación en los alimentos, que fue el doble que la general en 2010, será menor este año, dado que "muchos sectores ‘transables’ llegaron al precio internacional comparable".

Para Gismondi, "lo que está empujando el alza de precios es la expansión del gasto público y la política monetaria" de emisión.

En tanto, Claudio Katz, titular de la cátedra de Economía para historiadores de la estatal Universidad de Buenos Aires y miembro del grupo Economistas de Izquierda, consideró ante la consulta de IPS que la situación del tipo de cambio en la Argentina "no parece explosiva".

"El gobierno está dando de alguna manera un visto bueno a la inflación, o al menos la deja correr, y de alguna manera esa política es la que está afectando la paridad con el dólar", analizó.

Katz recordó que en la década del 90, cuando regía la paridad cambiaria de un peso por cada dólar, "la situación era mucho más complicada, con un desequilibrio presupuestario del Estado y un déficit comercial muy grande".

Para contener críticas, el gobierno de Fernández exhibe el dato de los aumentos salariales, que en muchos acompañan o superan la inflación.

El economista de izquierda indicó que la inflación en la Argentina no es "ni por gasto público ni por emisión monetaria, sino que está determinada por los empresarios". "Después de varios años de crecimiento intenso, ajustan precios en vez de invertir", afirmó.

"Cuando se utiliza dinero público para socorrer a bancos, lo ven ‘natural y lógico’, pero inmediatamente piden el recorte si se tata de una combinación de subsidios y gasto social", consideró.

Katz sotuvo que "hay mecanismos para actuar sobre los grupos oligopólicos". "Han ganado como nunca, es intolerable que aumenten precios y el gobierno los deje", denunció.

*Aportes de Fabiana Frayssinet (Río de Janeiro) y Emilio Godoy (México)

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe