UGANDA: OMS apoya proyecto contra falsificaciones, activistas no

La Autoridad Nacional de Drogas de Uganda y la Organización Mundial de la Salud (OMS) aseguraron que la nueva versión del polémico proyecto de Ley contra Productos Falsificados en este país africano no amenaza la importación y producción de medicamentos genéricos, pero activistas aún no están convencidos.

El gobierno ugandés enmendó el texto ante la presión de grupos de la sociedad civil, según los cuales algunas de las disposiciones podían restringir el acceso de la población a fármacos que se comercializan bajo la denominación de su principio activo.

La definición de artículos falsificados en la primera versión del proyecto era tan amplia que habría penalizado la legítima producción e importación de medicinas genéricas, que salvan vidas, son más baratas y las más consumidas en este país de África oriental.

Joseph Mwoga, consejero de medicamentos esenciales en la oficina de la OMS en Uganda, dijo a IPS que el texto revisado no afectaría el acceso a esos medicamentos. "El proyecto de ley fue corregido y ya no hay temores de que las drogas genéricas sean perjudicadas", afirmó.

Mwoga reconoció la importancia de que, en sus esfuerzos por frenar el ingreso de falsificaciones, las autoridades ugandesas no dificulten el acceso público a medicamentos. Alrededor de 90 por ciento de los fármacos consumidos en este país son importados.
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La OMS considera productos falsificados a los que son "deliberada y fraudulentamente rotulados erróneamente en lo que respecta a su identidad o fuente". El organismo de la salud señala que la adulteración se aplica tanto a productos de marca como a genéricos.

La Autoridad Nacional de Drogas (AND), cuyo trabajo habría sido distorsionado con la primera versión del proyecto de ley, expresó su satisfacción con la revisión.

"Incluyeron en el texto que los temas relacionados con las medicinas sean manejados por la AND, así que pensamos que responde a nuestras preocupaciones", dijo a IPS el secretario general de la oficina, Apollo Muhairwe.

No obstante, el funcionario sostuvo que el Buró Nacional de Estándares de Uganda también debía de tener un papel en el control de las drogas falsas, como se le asignaba en la versión original del proyecto.

La abogada Sandra Kiapi, defensora de los derechos humanos, sostuvo que, aunque la nueva versión del texto es mejor que la original, sobre todo gracias a las funciones que le adjudica a la AND, aún debe clarificar definiciones.

"El proyecto excluye a las medicinas de la definición de productos falsificados, pero hay ciertos temas que todavía preocupan a los activistas, especialmente referidos a la propia definición de la OMS de lo que constituye un fármaco fraudulento", afirmó.

De especial preocupación para los activistas es que el gobierno, y por tanto el proyecto, "separe los temas de propiedad intelectual del de la calidad de las medicinas".

Por tanto, los activistas continuarán haciendo campaña para que las autoridades hagan una clara distinción entre fármacos falsificados y de calidad deficiente.

También ha habido preocupación por las disposiciones contra las falsificaciones que se discuten en el ámbito de la Comunidad de África Oriental, y que suplantarían a todas las legislaciones nacionales en la región.

"Nos mantenemos en contacto con nuestro Ministerio de Salud para seguir de cerca las normas de África oriental y así asegurar que las medicinas reciban un trato diferente al de otros productos. Los fármacos genéricos no deben ser parte de los esfuerzos para proteger la propiedad intelectual", dijo Muhairwe.

Defensores de los derechos de la salud temen que las disposiciones de la Comunidad socaven los avances logrados en la nueva versión del proyecto ugandés.

Melody Ginamia, de la Comisión de Derechos Humanos de Uganda, sostuvo que los esfuerzos debían enfocarse en reformar las disposiciones regionales.

"El gobierno de Uganda debería considerar abandonar el proyecto de ley, ya que será remplazado por uno regional", escribió en el periódico Daily Monitor.

Ginamia sostuvo que Uganda debía aprovechar de las flexibilidades internacionales para los países menos adelantados, como el acuerdo sobre Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual Relativos al Comercio, conocido por sus siglas en inglés Trips, según el cual los miembros de la Organización Mundial del Comercio deben conceder a estas naciones derechos exclusivos sobre las patentes de las medicinas.

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