Más y mejor ayuda extranjera, piden organizaciones australianas

La ayuda extranjera de Australia se duplicará para 2015, pero está lejos de ser suficiente si este país pretende cumplir sus compromisos con las naciones pobres, dicen organizaciones de la sociedad civil locales.

Los activistas pretenden que el actual gobierno, y el que lo suceda tras las elecciones de este sábado, destinen 0,7 por ciento del producto interno bruto a ese fin, pero también que mejore la calidad de la asistencia oficial al desarrollo.

El Consejo Australiano para el Desarrollo Internacional, una asociación independiente de 72 organizaciones sin fines de lucro, encabeza un llamado a los partidos políticos para que el país ayude a las naciones pobres a alcanzar los Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Milenio (ODM).

La tendencia actual muestra que la asistencia de este país se duplicará, de los actuales 3.900 millones de dólares pasará a unos 7.200 u 8.000 millones de dólares en los próximos cinco años.

La ayuda extranjera de Australia pronosticada para este año será de 0,35 por ciento del producto interno bruto, según cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
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"Australia tiene la menor deuda pública de los miembros de la OCDE, menos desempleados y mayor crecimiento económico", señaló Tom O’Connor, director de The Oaktree Foundation. "Y, sin embargo, no cubrimos lo que nos corresponde", añadió.

"Tampoco son suficientes nuestras donaciones a otros fondos. Por ejemplo, sólo aportamos un tercio de lo que nos correspondería al Fondo Global de Lucha contra el HIV/sida, la Tuberculosis y la Malaria, añadió O’Connor.

El gobernante Partido Laborista y la Coalición del Partido Liberal y Nacional propusieron en la campaña electoral aumentar la asistencia a 0,5 por ciento del producto interno bruto para 2015.

Por su parte, el Partido Verde, que sumó votantes procedentes de las dos principales agrupaciones, está a favor de elevar la ayuda a 0,7 por ciento.

El grueso de la asistencia de Australia es para Indonesia, con 411 millones de dólares, seguida de Papúa Nueva Guinea, con 409 millones de dólares, Islas Salomón, con 202 millones de dólares, y Afganistán, con 110 millones de dólares.

Los activistas sostienen que además de aumentar el monto de la asistencia, hay que mejorar la calidad y fijar programas adecuados.

"La mayor parte de la contribución australiana se considera ‘boomerang’" porque un tercio del dinero no abandona el país y más de 90 por ciento de los contratos de desarrollo en el extranjero están en manos empresas nacionales, señaló Joel Negin, especialista en salud pública internacional, en la Universidad de Sydney.

El Consejo Australiano para el Desarrollo Internacional reclama más ayuda. La institución otorga 900 millones de dólares al año, de los cuales 717 millones de dólares proceden de donaciones públicas.

Esa cantidad, que representa siete por ciento del presupuesto de la asistencia otorgada, debe aumentar por lo menos 10 por ciento, según el Consejo.

Las organizaciones no gubernamentales recomiendan que la ayuda sea de largo plazo, predecible y en consonancia con las prioridades de los países beneficiarios para mejorar su eficacia.

"En última instancia, el desarrollo es responsabilidad de los gobiernos socios. La realidad de los donantes es que sólo pueden hacer lo que las autoridades locales quieren que hagamos", explicó Bob Mcmullan, secretario parlamentario para la asistencia internacional al desarrollo.

"No podemos ayudar sin compromiso ni responsabilidad de la contraparte", añadió. La efectividad de la asistencia no se mide sólo por el monto otorgado sino por las herramientas y capacidades que les da a los países pobres para impulsar su propio desarrollo.

De hecho, el último de los ocho ODM, crear una asociación global para el desarrollo, recuerda que la asistencia es sólo una parte de la respuesta al desarrollo", indicó Annmaree O’Keeffe, investigadora del Instituto de Política Internacional, de Sydney.

Las otras metas apuntan a reducir a la mitad la proporción de personas que viven en la indigencia y padecen hambre, lograr la educación primaria universal, promover la igualdad de género, reducir la mortalidad infantil en dos tercios y la materna en tres cuartos, entre 1990 y 2015.

También luchar contra la expansión del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), el paludismo y otras enfermedades, asegurar la sustentabilidad ambiental.

"Australia debe promover la lucha contra la inequidad, como parte de los ODM, e promover que se incluya un marco de responsabilidad en el documento final de la Cumbre", señaló la directora para Asia Pacífico de la Campaña del Milenio, en alusión al encuentro de septiembre para analizar los avances de las metas.

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