Portugal más cerca de Grecia

Portugal soporta fuego cerrado de las agencias calificadoras de crédito y de los especuladores financieros internacionales, que ven en este país ibérico una excelente oportunidad para multiplicar sus lucros.

Esta vez correspondió a la agencia Moody’s considerar que la crisis financiera griega constituye un importante factor de contagio para los bancos de varios países, inclusive Portugal y España.

El informe señala que en especial Portugal, pero también las entidades financieras de España, Irlanda y, en menor medida, de Gran Bretaña "se han debilitado desde dentro, a menudo por el excesivo crecimiento del crédito" y el "estallido de la burbuja inmobiliaria".

A renglón seguido, la empresa que vende sus análisis financieros sobre gobiernos y otras compañías, sostiene que "el contagio podría extenderse también potencialmente a aquellos sistemas bancarios donde el valor de la deuda soberana ha sufrido el impacto de los acontecimientos en el sistema bancario".

En una nota enviada este jueves a los medios informativos, Moody's justifica el alerta por el reciente deterioro de las finanzas públicas portuguesas y por los desafíos a largo plazo de su desarrollo económico "en un contexto de una economía pequeña y de crecimiento lento".
[related_articles]
La advertencia causó un terremoto en los mercados, provocando la caída de la Bolsa de Valores de Lisboa a mínimos que no se registraban desde julio de 2009, y elevando los seguros contra riesgo de incumplimiento de la deuda soberana al máximo histórico desde la adhesión al euro en 2002.

En contrapartida, una declaración del Fondo Monetario Internacional (FMI) salió al paso de rumores al aclarar este jueves en Washington que no está en conversaciones con España ni con Portugal para conceder préstamos de emergencia a ninguno de los dos países.

Los tres muertos del miércoles en Grecia son el recordatorio más crudo del colapso financiero de ese país, cuyo gobierno intenta aplicar un rígido plan de austeridad impuesto por la Unión Europea y por el FMI, a cambio de un salvataje de 110.000 millones de euros (unos 142.000 millones de dólares) con el fin de evitar el cese de pagos y su efecto dominó.

En un artículo conjunto publicado este jueves en el diario parisino Le Monde, la canciller de Alemania, Angela Merkel, y el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, sostienen que será necesario reforzar la vigilancia de los presupuestos públicos de la Eurozona, el conjunto de 16 naciones europeas que adoptaron el euro como moneda común.

En la óptica de ambos dirigentes, que gobiernan las dos economías más fuertes de Europa, habría que aplicar "sanciones más eficaces" en casos de déficit excesivo y establecer "un cuadro robusto" para manejar crisis como las de Grecia.

Al mismo tiempo, al concluir una reunión de gobernadores de bancos centrales europeos celebrada este jueves en Lisboa, el presidente del Banco Central Europeo (BCE) Jean-Claude Trichet, aclaró que "Portugal y Grecia no están en el mismo barco: basta ver los números y las circunstancias".

"Portugal no es Grecia, esa es una evidencia incuestionable", subrayó Trichet, al tiempo de anunciar que el BCE decidió en la reunión de Lisboa y por décimo tercer mes consecutivo, mantener la principal tasa de interés inalterada en su mínimo histórico de uno por ciento.

Todo esto ocurre justamente una semana después de que otra agencia calificadora, Standard & Poor's, anunciase su alerta sobre la deuda soberana de Portugal, de sus empresas estatales y de sus bancos y que podría efectuar otra evaluación a la baja en los próximos tres meses.

Las agencias de calificación de riesgo crediticio en realidad no son internacionales, sino estadounidenses.

Este hecho hace cundir sospechas de políticos, economistas y analistas europeos de que se trate en realidad de favorecer la especulación de grandes grupos financieros sin bandera, pero de matriz en Estados Unidos.

Para los economistas y ex ministros de varios gobiernos conservadores Antonio Bagão Félix (2002-2005) y Luís Mira Amaral (1985-1995), las advertencias de estas agencias deben ser encaradas como "un aviso serio", porque "colocan a Portugal en jaque" ante los mercados internacionales.

Según Mira Amaral, la amenaza de Moody's traduce "una reacción en cadena de las agencias de calificación, que va a tener consecuencias graves para las familias portuguesas", debido a las alzas de las tasas de interés de los créditos, opinión compartida por Bagão Felix.

El ministro de Finanzas, Fernando Teixeira dos Santos, declinó referirse al informe, pero en cambio defendió la creación de una agencia calificadora europea, porque "el monopolio estadounidense en este campo no es saludable para el mundo".

Para Nouriel Roubini, profesor de economía de la Universidad de Nueva York, la saga financiera de Grecia es "la punta de un iceberg" de problemas de sustentabilidad de la deuda pública de muchas economías avanzadas y no solo de los llamados PIIGS (siglas en inglés de Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España).

El término fue acuñado en los años 90 para referirse a las economías más pobres de la Unión Europea (UE), pero ahora también alcanza a naciones con elevada deuda pública y crecimiento lento.

En un análisis publicado en Jornal de Negócios, el académico sostiene que "dentro de los PIIGS, los problemas no residen solo en el déficit público excesivo", sino también en el déficit externo, la pérdida de competitividad y el consecuente "crecimiento anémico".

Estos cinco países pierden desde hace una década cuotas de mercado en favor de Asia, en especial China, por sus exportaciones de bajo valor agregado y con fuerte peso del costo de la mano de obra.

Roubini advierte que si el producto interno bruto (PIB) se contrae, se hace imposible alcanzar un determinado objetivo de déficit y de proporción saludable entre endeudamiento y PIB, "la trampa mortal de la deuda en la que cayó Argentina entre 1998 y 2001".

El PIB griego se contrajo dos por ciento en 2009. "A menos que se produzca un milagro, Grecia parece estar próxima a la insolvencia", al lucir cifras más preocupantes que las que mostraba el inicio del colapso argentino.

Pero difícilmente la UE, en especial Alemania y Francia, dejarán caer a una Grecia "demasiado interconectada" para permitir su colapso. Cerca de 75 por ciento de la deuda pública griega de 400.000 millones de dólares está en manos de extranjeros, sobre todo de instituciones financieras europeas, nota Roubini.

Un incumplimiento sin control causaría pérdidas masivas y pondría en riesgo el propio sistema, según el economista.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe