Los gobiernos locales reivindicaron su decisivo papel en la lucha contra los efectos de las alteraciones del clima y reclamaron más participación en las decisiones y en los fondos para la mitigación y adaptación, al concluir en la capital uruguaya la III Cumbre Mundial de Regiones sobre Cambio Climático.
La declaración final y otras resoluciones del encuentro de tres días serán presentadas en la 16 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se realizará en noviembre en México.
"Si 120 jefes de Estado no son capaces de llegar a un acuerdo, nosotros igual seguiremos trabajando en la lucha contra el cambio climático, como lo veníamos haciendo antes de Copenhague", donde se realizó la fracasada cumbre de la Convención de diciembre, dijo a IPS Frederic Ximeno, director general de Políticas Ambientales y Sostenibilidad de Cataluña, en España.
"Si de arriba abajo no hay acuerdo y soluciones, deberá ser entonces de abajo a arriba", comentó en el encuentro impulsado por la Red de Gobiernos Regionales por el Desarrollo Sostenible (nrg4SD, por sus siglas en inglés).
La reunión fue organizada por el Congreso de Intendentes (organismo que reúne a los gobernantes departamentales) de Uruguay, apoyada por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y contó con medio millar de especialistas y autoridades de gobiernos locales y regionales de 25 países, que debatieron sobre su papel en la lucha contra el cambio climático.
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Todos coincidieron en que la adaptación y la mitigación al fenómeno ambiental deben nacer desde los propios territorios.
El copresidente de la Red, Alfredo Boné, dijo que el papel de los municipios y las regiones es trascendente por un hecho objetivo: "somos quienes más conocemos nuestro territorio y porque podemos definir e implementar de forma más eficaz las soluciones más adecuadas a cada momento y a cada problema".
"Las regiones también somos un instrumento eficaz para organizar las bases de un nuevo modelo de desarrollo que necesariamente tiene que ser sostenible", añadió el también consejero de Medio Ambiente de otra región española, Aragón.
Según Ximeno, la reducción de gases de efecto invernadero (GEI) implica, entre otras cosas, cambios en la movilidad, en la forma de construir, de utilizar la energía y de hacer agricultura, acciones concretas que se realizan muchas veces desde lo local.
"Pedimos que esta responsabilidad sea reconocida y que tengamos nuestra voz en los foros internacionales. Si somos responsables de las soluciones queremos tener la capacidad de aportar nuestro conocimiento y estar presentes en las discusiones", reclamó.
Para Paul Carrasco, presidente de la Organización Latinoamericana de Gobiernos Intermedios, "mucho se ha discutido sobre los procesos globales que pueden permitir una mejor mitigación y adaptación pero poca atención se presta a lo que los países en vías de desarrollo están realizando".
El desafió para América Latina, dijo a IPS, es que los estados nacionales reconozcan a los gobiernos subnacionales como actores fundamentales en la lucha contra la variabilidad climática, cuando en la actualidad solo sucede en algunos países como Argentina, Brasil y México, con un nivel de descentralización y autonomía superior a los otros países del subcontinente.
"Hay que implementar propuestas y presionar para que esto sea posible", planteó el también prefecto de la provincia de Azuay, en Ecuador.
Fernando Rei, presidente de la Compañía Ambiental del brasileño estado de Sao Paulo y copresidente de la nrg4SD, dijo a IPS que "no hay tiempo para esperar el cambio internacional, está tardando mucho".
"Copenhague no llegó a donde queríamos y no estamos seguro que podamos avanzar en México, pero mientras tanto nosotros estamos logrando resultados mesurables, mucho más efectivos que los gobiernos nacionales", sentenció.
Durante la cumbre de Montevideo se destacaron algunas de las experiencias realizadas en distintas regiones del mundo. En España, por ejemplo, sus 17 comunidades autónomas plantearon a la Unión Europea la promoción e incentivo de los planes de mitigación y adaptación, que muchas de ellas comenzaron ya a ejecutar.
El gobierno estadal de Sao Paulo destinó 400 millones de dólares a financiar a empresas que decidan reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero.
En tanto, el gobernador de la provincia argentina de Buenos Aires, Daniel Scioli, mencionó la puesta en marcha de un organismo de desarrollo sustentable en su región, que incluye entre otras medidas, un programa provincial de forestación, un plan de generación de biodiésel a través de aceite vegetal usado, y otro de generación de biogas a través de residuos.
De Uruguay se destacó el proyecto piloto de adaptación y mitigación al cambio climático implementado en su Región Metropolitana, que se extiende por tres departamentos y es apoyado por el PNUD como parte del Proyecto Cambio Climático Territorial.
El proyecto, iniciado a mediados de 2009, ya logró recolectar datos sobre distintas vulnerabilidades del territorio, entre ellas las del área costera y de los recursos hídricos. También se ha comenzado un estudio sobre la emisión de GEI en esta región donde se produce la mayoría de dióxido de carbono que se emite en el país.
Una iniciativa similar comenzará a implementarse en regiones de Argelia, Colombia, Nicaragua y Perú, se informó durante el encuentro.
La representante residente de la Organización de las Naciones Unidas en Uruguay, Susan McDade, consideró que, aunque este país no es un contribuidor significativo de GEI, los impactos del cambio climático son evidentes en su territorio.
Por su parte, el presidente de Uruguay, José Mujica, dijo en la inauguración de la cumbre que "estamos frente a un tema de carácter dramático, un dilema histórico de profundidades que todavía no avizoramos". "El problema no es solo el cambio climático ( ) está cuestionado nuestro modelo civilizatorio", concluyó.
