DDHH-AUSTRIA: Xenofobia alborota ambiente político

El apoyo al ultraderechista Partido de la Libertad de Austria (FPO, por sus siglas en alemán) aumenta en medio de una polémica por la construcción de un centro para alojar a inmigrantes.

El FPO, acusado de realizar una campaña electoral violenta contra los inmigrantes y de avivar el odio racial, triplicó sus votos en el oriental estado de Burgenland, donde está prevista la construcción del centro.

La iniciativa, que generó una fuerte protesta, siguió a una controvertida propuesta de la ministra del Interior, Maria Fekter, del conservador Partido Popular, para privar de libertad a los inmigrantes por más de cuatro semanas mientras se decide si Austria u otro país europeo tramita su solicitud de asilo.

Organizaciones de derechos humanos se oponen de plano a la idea.

La propuesta "no hace más que reforzar la imagen de los inmigrantes y de los solicitantes de asilo como delincuentes", dijo a IPS Heinz Patzelt, del capítulo local de la organización de derechos humanos Amnistía Internacional.
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"Las únicas personas que están detenidas son convictos o presuntos delincuentes y esa es la imagen que quedará de los solicitantes de asilo", apuntó. "Las propuestas son absurdas, extrañas e, incluso, ilegales", añadió.

Las organizaciones también advirtieron que los partidos de extrema derecha manipulan el asunto para ganar votos y promover el odio racial, un asunto que ocupó un lugar central en la política austriaca en la última década.

Austria abrió sus puertas a los inmigrantes en la década del 60, cuando lanzó la "gastarbeiter" o programa de trabajador invitado, que permitió el ingreso de personas originarias de Turquía y de la antigua Yugoslavia para cubrir la demanda de mano de obra.

Se pensaba que los trabajadores extranjeros regresarían a sus países de origen al poco tiempo, pero no fue así. Muchos se quedaron e incluso trajeron a sus familias. Las comunidades de inmigrantes comenzaron a agrandarse.

Hubo una segunda ola de inmigrantes y de solicitantes de asilo tras la caída de los regímenes comunistas en 1989 y la guerra de los Balcanes en los años 90.

Unas 15.000 personas solicitaron asilo en Austria en 2009, según cifras oficiales. Dos de cada tres de ellas llegaron a este país desde otros estados de la Unión Europea (UE).

La última ola de inmigrantes instaló el debate. Numerosos analistas sostienen que el FPO y la derechista Unión por el Futuro de Austria (BZO, por sus siglas en alemán) usaron el asunto para obtener importantes réditos políticos.

Esos partidos emplearon una fuerte retórica discriminatoria en las últimas campañas electorales, en el ámbito nacional y local, y prometieron duras políticas contra la inmigración. Ambos partidos obtuvieron 29 por ciento de los votos en los comicios nacionales de 2008.

La incidencia de sus campañas se reflejó en la percepción de la opinión pública sobre los inmigrantes.

Una importante mayoría de los entrevistados, alrededor de 63 por ciento según uno de los estudios realizados en 2009, dijeron que el aumento de delitos estaba relacionado a la inmigración.

El ministro de Defensa, Norbert Darabos, del Partido Socialdemócrata de Austria, declaró en noviembre que las encuestas mostraban que más de 86 por ciento de los entrevistados en Burgenland, y una cantidad similar en el vecino estado de Baja Austria, apoyaban una continua presencia militar en la zona para luchar contra la inmigración ilegal.

Efectivos del ejército patrullan el oriente del país tras la ampliación hacia el este de la zona de libre circulación de Schengen, tratado de la UE que garantiza el movimiento de personas a través de las fronteras, en diciembre de 2007.

El FPO y BZO han sido muy criticados por sus campañas racistas.

El presidente del FPO, Heinz Christian-Strache, señaló en febrero que el país sufría un "colapso en materia de seguridad", y mencionó datos que mostraban que los extranjeros habían sido responsables de la mayoría de los robos cometidos en la capital en 2009.

El enfoque de la gobernante coalición entre el Partido Socialdemócrata y el Partido Popular tampoco facilitan la integración.

La ministra Fekter remarcó la criminalidad entre los solicitantes de asilo, realizó declaraciones públicas sobre el "pésimo uso" que hacen del sistema en Austria, pidió que se acelerara la deportación de solicitantes de asilo que delinquen y señaló que la integración de los extranjeros debe ser priorizarse a la llegada de nuevos inmigrantes.

También propuso la exigencia de que quienes lleguen a Austria deben saber alemán.

El gobierno acordó en febrero un "plan de acción" para introducir normas más estrictas. Entre ellas dispuso una prueba de alemán para todo extranjero que pretenda residir en Austria, lo que para las organizaciones de derechos humanos es demasiado exigente.

El enfoque de línea dura de Fekter presenta una imagen de los inmigrantes como impostores que comienzan los trámites de asilo para obtener beneficios y poder quedarse en el país para luego desaparecer en la difusa economía ilegal.

"Eso refuerza la percepción de que los solicitantes de asilo son mentirosos y que hay que encerrarlos para que dejen de abusar del sistema", dijo a IPS el profesor Manfred Nowak, director del Instituto de Derechos Humanos Ludwig Boltzmann, de Viena.

Fekter señaló que el nuevo centro para inmigrantes es necesario porque los otros dos, el de Thalham, en el estado de Alta Austria, y el otro en Traiskirchen, en Baja Austria, están atestados. Además, los partidos gobernantes accedieron a ello en 2008, añadió.

Pero políticos del estado de Burgenland y concejales de la ciudad de Eberau, la localidad de 10.000 habitantes donde se supone que se construirá el nuevo centro, condenaron de inmediato el proyecto.

Por su parte, el FPO criticó los planes de Fekter y, además, dijo que en vez de construir un centro para alojar inmigrantes, debía acelerar las deportaciones.

El secretario general del partido, Harald Vilimsky, declaró a la prensa que la construcción de un tercer centro de asilo sólo servirá para aumentar los abusos del sistema. La mayoría de los inmigrantes son "farsantes y delincuentes", aseguró.

El Partido Verde, el único que respalda la construcción del centro de asilo, sostiene que los políticos crearon "temor e inseguridad" entre la población local.

Por su parte, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados pidió a los partidos que bajen el tono de sus declaraciones y dejen de presentar a los solicitantes de asilo como delincuentes.

Organizaciones de derechos humanos también criticaron la propuesta de Fekter de detención forzosa y advirtieron que de ponerse en práctica podrían violarse los derechos humanos.

"Las iniciativas son ilegales según la legislación austriaca, violan los derechos humanos y atentan contra la libertad personal", dijo Nowak a IPS.

Fekter se defendió arguyendo que sólo reaccionaba ante el "aparente temor de la población".

"Con propuestas y declaraciones como esas sólo se logra avivar la xenofobia", remarcó Patzelt, de Amnistía.

"Cuando una organización como el conservador Partido Popular trata de limitar el apoyo de la extrema derecha con declaraciones populistas del estilo de una tira cómica y recurre a la misma agenda de las agrupaciones cuyo apoyo trata de restringir, entra en un juego político muy peligroso que nunca funciona y termina en desastre", añadió.

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