Un cambio en el concepto de desarrollo le ofrecería a los países pobres la oportunidad de crecer y a la vez superar los desafíos del cambio climático y de las crisis alimentaria y financiera mundiales, sostuvo la Unctad.
La cuestión crucial es evitar medidas de respuesta a las crisis que perpetúen patrones de producción y de consumo insostenibles desde el punto de vista económico, social y ambiental, alertó en un estudio la Unctad (Conferencia de la Organización de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo).
El documento, titulado "Revista de Comercio y Medio Ambiente 2009/2010", sostiene que el crecimiento y el comercio han estado determinados por los efectos de la economía de escala, fundada en el precepto que supedita la disminución del costo de producción al aumento del número de unidades producidas.
La tarea principal para las próximas décadas será modificar el concepto de desarrollo de manera que lo primordial sea atender el efecto de los cambios estructurales y tecnológicos, dijo Ulrich Hoffmann, jefe de la sección de comercio y desarrollo sostenible de la Unctad.
Lo que hace falta no es un cambio gradual, sino una especie de "esfuerzo de tiempos de guerra", dijo Hoffmann a IPS. Los gobiernos tendrán que desempeñarse como si estuvieran en condiciones de un conflicto bélico, explicó.
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Debe ser algo completamente diferente a lo que hemos visto en los últimos 20 o 30 años, insistió. Lo que se requiere son activas políticas industriales de los gobiernos, abandonar la especie de pasividad neoliberal y retornar a políticas industrialistas, señaló.
El reto es colosal, admite el informe distribuido este lunes. Entre 1980 y 2008, casi 30 años, la intensidad del carbono requerido por el crecimiento disminuyó de alrededor de un kilo por cada dólar de producto interno bruto (PIB) a 770 gramos, o sea, cerca de 23 por ciento.
Sin embargo, para alcanzar en 2050 las metas de reducción de emisiones de gases invernadero, causantes del cambio climático, la intensidad del carbono deberá bajar hasta seis gramos por dólar de PIB, es decir, unas 130 veces inferior al nivel actual.
Un desafío de tal magnitud demanda cambios drásticos en el concepto de desarrollo, indicó el experto.
Los esfuerzos de mitigación del recalentamiento planetario deben encararse como parte de un proceso de cambio estructural y de innovación combinado con justicia social. Hablamos de un modelo de crecimiento y desarrollo estructural y cualitativamente diferente, explicó.
El estudio de la Unctad incursiona en las causas de la crisis que golpea a los sistemas económico y financiero, el clima y el acceso a los alimentos.
Una de las razones es el rápido aumento de las desigualdades en el ingreso, especialmente en los miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que agrupa a países ricos, y también en algunas naciones en desarrollo.
En Estados Unidos, a fines de 2007, el salario real promedio de trabajadores hombres a tiempo completo era inferior al que percibían a comienzos de la década de 1970.
En la mayor parte de los países de la OCDE, en las dos últimas décadas, la mayoría de las ganancias han ido a parar a la porción más rica de la población.
Otra causa notable ha sido el aumento de los precios de los productos básicos industriales, que en términos reales alcanzaron niveles sin precedentes a mediados de 2008. La crecida incluyó a los precios de minerales y metales, y también a los combustibles, pero no a los alimentos, señaló la Unctad.
El tercer origen de las crisis ha sido el "casino financiero". La falta de regulaciones internacionales ha llevado a que, en muchos países ricos, sólo 10 por ciento de los beneficios obtenidos por compañías dedicadas a la producción hayan sido invertidos en actividades del mismo tipo.
El resto de las ganancias terminó en los mercados financieros, en búsqueda de beneficios especulativos.
El estudio cita un dato del Banco de Pagos Internacionales, institución coordinadora de bancos centrales, que da cuenta del capital especulativo invertido a fines de 2007, por un total de 600 billones de dólares.
Ese monto equivale a 10 u 11 veces el valor del PIB mundial, que en 2007 fue estimado entre 55 y 65 billones de dólares, indicó la Unctad.
En este punto, el estudio propone que los países en desarrollo avancen en el proceso hacia economías verdes mediante la creación de "polos de crecimiento limpio".
Una primera alternativa sería mejorar la eficiencia energética. La Unctad sostiene que de esta forma se podrían cubrir dos terceras partes de los objetivos de reducción global de emisiones de gases invernadero establecidos para 2030.
En el área de eficiencia energética se destaca la construcción como un sector muy prometedor. La creación de edificios verdes involucraría a empresas pequeñas y medianas, usando materiales locales y estimulando el comercio Sur-Sur, además de favorecer el empleo local, describió Hoffmann.
Otro polo de crecimiento limpio auspiciado por la Unctad es la promoción de agricultura sostenible, que en el caso particular de la orgánica tiene una eficiencia energética superior entre 25 y 60 por ciento a la convencional.
La agricultura orgánica obtiene mejores precios, ocupa más fuerza de trabajo y no usa agroquímicos. Este factor adquiere importancia si se piensa que un continente como África importa cerca de 90 por ciento de los fertilizantes y plaguicidas que utiliza, puntualizó.
Si tomamos seriamente a la agricultura, que es uno de los sectores vitales para la mayoría de los países en desarrollo, y la combinamos con las energías renovables en las áreas rurales, eso se convierte en un billete de primera clase para el desarrollo, dijo Hoffmann.
El experto de la Unctad resaltó que la reforma del sistema financiero internacional es una condición necesaria para avanzar en los planes de crecimiento limpio en los países pobres.
También subrayó la necesidad desalentar la especulación financiera mediante diversas estrategias e incentivar las inversiones "verdes".