AMÉRICA LATINA: La crisis golpea, pero no duele como antes

Gracias a políticas sociales eficaces y a medidas que fortalecieron la economía, la mayoría de los países de América Latina y el Caribe logran absorber sin grandes daños el golpe de la depresión global, aunque la pobreza crecerá moderadamente, rompiendo la tendencia registrada desde 2002.

Martín Hopenhayn Crédito: Darío Montero/IPS
Martín Hopenhayn Crédito: Darío Montero/IPS

El director de la División de Desarrollo Social de la Cepal, el filósofo chileno Martín Hopenhayn, destacó la importancia que tuvo en esto la implementación en los últimos seis años de programas sociales que mejoraron la distribución de la riqueza y disminuyeron la desigualdad, uno de los eternos dramas de la región.

La Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) indica que la pobreza pasó de afectar a 44 por ciento de los latinoamericanos en 2002 a 33 por ciento al finalizar 2007. Fue una caída muy significativa, «aunque aún hay 182 millones de personas en esa situación, 71 millones de los cuales son indigentes», advirtió.

Partidario del «ingreso universal con cierto nivel de focalización» para que no sea un «desperdicio», este experto en políticas de juventud, aspectos culturales del desarrollo, integración social y ciudadanía conversó con IPS en un alto de la V Feria de la Innovación Social, organizada por la Cepal y la Fundación Kellogg entre los días 11 y 13 en Guatemala.

Entre los países que pudieron abatir la pobreza en porcentajes muy importantes se encuentran Argentina, Brasil, Venezuela y Uruguay, que supieron combinar las mejoras en el empleo con programas sociales proactivos que mejoraron la distribución de la riqueza.
[related_articles]
En cambio, el repartimiento empeoró notoriamente en Republica Dominicana y Guatemala, añadió Hopenhayn en vísperas de la presentación del informe que elabora la Cepal cada año con el análisis de la situación de pobreza, indigencia y otros indicadores sociales.

El Panorama Social de América Latina 2009 será divulgado este jueves 19 con los datos recogidos en 2008 y las proyecciones para este año. Esta vez tendrá la particularidad de medir el impacto registrado en la región de la crisis económico-financiera nacida el año anterior en Estados Unidos.

IPS: ¿La crisis económica-financiera mundial está en su fase final, como dicen algunos expertos?

MARTÍN HOPENHAYN: En América Latina, algunos ven el vaso medio lleno y otros los ven medio vacío. Un primer elemento inquietante es saber si el gobierno de Estados Unidos está dispuesto a seguir inyectando dinero a su economía y así recuperar el empleo, que cayó al nivel más bajo de los últimos 20 años. También hay que tener en cuenta que esa política hace depreciar el dólar, afectando la competitividad de las economías del Sur.

Ahora, desde el punto de vista de la confianza de los inversionistas y del acceso al crédito, la situación más o menos está estabilizada.

IPS: ¿Cuál es la situación social de la región tras el golpe de la crisis?

MH: Aunque mucho menor que en el pasado, el impacto fue mayor a lo pensado en un principio, cuando creímos que estábamos blindados y que era sólo un desacople del Norte. El desempleo creció en general en la región. Poco, pero creció.

El más afectado es México, porque está muy atado al mercado estadounidense y porque, como los países centroamericanos, sufre las consecuencias de la baja de las remesas de dinero que envían sus emigrantes.

Este jueves 19 se dará a conocer el informe anual de la Cepal, pero adelanto que, ante esta baja del empleo, la pobreza va a aumentar un poco, al igual que la indigencia, aunque debemos tener en cuenta que los datos que estamos procesando son de 2008.

Además, incluso una vez superada la crisis, se sabe que el comercio internacional va a demorar mucho en recuperarse, con el consecuente efecto negativo para América Latina, que es exportadora por excelencia.

IPS: ¿Incluso en el sector de productos alimenticios?

MH: En esa área se espera que el crecimiento de China e India nos protejan un poco, porque todavía siguen con niveles de compra muy altos.

Por otro lado, donde la mirada es poco puesta, pese a que sí es muy importante, es en la importancia para salir de la crisis que tiene el aumento de la productividad de la población activa, que incluso se mantuvo estancada en esta década, cuando se registraban crecimientos de entre cuatro y 4,5 por ciento del producto interno bruto (PIB).

Se logró el acceso a nuevos mercados y otras variantes, pero estamos en falta respecto de incorporar valor agregado a nuestros productos, que los haga sostenible en el largo plazo.

IPS: ¿Ningún país se salva de este déficit, tampoco Brasil?

MH: Sí, Brasil es el único en la región. Pero incluso Chile, del que se habla muy bien, muestra una baja en su productividad respecto de 2008, según el último informe divulgado recientemente.

IPS: ¿A qué responde el problema?

MH: Responde a que hay una cierta facilidad respecto de financiamiento, a mercados, sobre todo externos y a que el consumo dinamiza mucho la economía. Pero la formación técnica no mejora y hay baja inversión en innovación del Estado y del sector privado es bajísima.

IPS: Esta crisis en curso ha tenido menor impacto en la región que anteriores. ¿Qué pasó para que ello ocurriera?

MH: Primero, que nosotros no hicimos nada para que la crisis se desatara, fue exógena…

IPS: Pero con la que surgió en el sudeste asiático en 1997 tampoco América Latina tuvo nada que ver…

MH: Es verdad, pero sí en la crisis de México, en la de Brasil (en los años 90) y en la derivada de la deuda externa (años 80).

Primero es que los equilibrios macroeconómicos que presentaban los países latinoamericanos en general los hicieron fuertes, y luego que esta crisis nos sorprende en una buena situación de superávit fiscal y de cuenta corriente en muchos países, con endeudamiento más bajo que otras veces, la inflación muy controlada y con el desempleo en caída.

Además está la forma en que se enfrentó la crisis esta vez. En lugar de ajustes fiscales, que era la política tradicional ortodoxa hasta fines de los años 90, se hizo lo contrario y se apeló a políticas de mayor gasto público.

IPS: ¿Eso tuvo que ver con la instalación de gobiernos de izquierda y centroizquierda, alejados de los esquemas vigente en los años 90 de corte neoliberal?

MH: Tiene que ver, claro. Por un lado, con el cambio del mapa político latinoamericano, con un desplazamiento hacia la izquierda, hacia el progresismo…

IPS: ¿Podemos decir que tiene que ver con gobiernos que han puesto más énfasis en las políticas sociales?

MH: Yo diría que esa denominación es más precisa que dividir entre izquierda y derecha, que ahora es más difícil de marcar. Hubo un claro desplazamiento hacia gobiernos que privilegian y el dan mucho más peso a las políticas sociales.

Uno tiene que pensar que, desde 1990 a 2007, el gasto social promedio de América Latina aumentó por lo menos de 10 a 16 por ciento del PIB, cuando veníamos de un marcado retroceso de estos indicadores en los años 80.

IPS: ¿Qué otro aspecto incidió para que el golpe no fuera tan fuerte?

MH: Que en los últimos cinco o seis años se registró un gran crecimiento del PIB y con ello aumentó más el gasto social, no sólo en proporción, sino en volumen.

IPS: Se avecinan elecciones en países como Uruguay, Bolivia, Chile, Brasil y más adelante en Argentina. ¿La posibilidad del regreso de gobiernos que impongan recortes en los gastos sociales puede hacer más vulnerable a la región?

MH: Creo que es muy difícil hoy para cualquier nuevo gobierno bajar los gastos sociales. No sólo porque es impopular, sino porque en muchos países se logró en estos últimos años convertir parte de la política social en leyes, es decir que han podido blindarlas a través de su ratificación constitucional, como el caso de la reforma del sistema de pensiones en Chile.

Esto último ayuda mucho, porque permite mantener a resguardo la protección social frente a los cambios de planteos ideológicos y políticos. Además se ha instalado en la gente la idea de un Estado más fuerte y activo.

IPS: ¿Cayó la desigualdad en América Latina?

MH: Sí, en casi todos los países.

IPS: Pero seguimos siendo los peores del mundo…

MH: Sí, los campeones del mundo en este aspecto.

IPS: Con este panorama expuesto, ¿aún hay esperanzas de que esta brecha se reduzca más?

MH: Uno pensaría que al ser una crisis sin inflación, no debería tener un efecto concentrador del ingreso como otras situaciones anteriores cuando la hiperinflación facilitaba este defasaje.

IPS: ¿En qué radicó la merma de la desigualdad?

MH: Un componente importante fue el aumento del gasto social, con transferencia de recursos más concentrada en los sectores pobres. Otro es la transición demográfica, con un descenso de la cantidad de hijos en los hogares pobres –el caso contrario es Uruguay— y como tercer elemento está la mejora del universo laboral de los pobres.

IPS: ¿Respecto de esas políticas sociales que enumera, hay algunas más sustentables que otras?

MH: En la región están de moda los programas de transferencia condicionada, con una cobertura muy grande en algunos países, casi como un ingreso mínimo universal. Es el caso de Uruguay, con el Plan de Emergencia primero y ahora el de Equidad, Argentina con su plan Jefas y Jefes de Hogar y ahora de Asignaciones, y especialmente Brasil con el Bolsa-Familia, y México con Oportunidades.

Hay toda una discusión si son planes asistenciales que no generan fortaleza, autonomía, que no incentivan a la gente a buscar trabajo, etcétera. Pero hay un elemento importante en todo esto, y es que se puso en debate algo que antes era tabú en América Latina como es la idea de un ingreso mínimo universal o ciudadano.

IPS: ¿Qué sea universal…?

MH: Que sea universal no significa que los ricos también lo reciban. Tiene que haber un cierto nivel de focalización, porque sino sería un desperdicio.

Debe ser un término intermedio de focalizado y universal.

IPS: ¿Es posible su aplicación en un futuro cercano?

MH: No sé si un ingreso ciudadano, porque es un término que golpea fuerte. Sí incrementar la cobertura de los programas de transferencia directa hasta llegar a una cobertura universal entre los pobres, combinado con la ampliación de la cobertura de salud y la reforma a los sistemas de seguridad social hacia un pilar solidario.

Todo ello concurrirá a nivelar un poco más la situación y mermar la desigualdad.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe