PAKISTÁN: Bombas no asustan a estudiantes

Escolares y estudiantes de Pakistán quieren asistir a clases de cualquier modo, pese a los ataques terroristas a instituciones educativas que han causado varias muertes en todo el país. El gobierno decidió mantener cerradas las aulas.

Funcionario pega cartel que anuncia suspensión de clases por la ola de atentados terroristas. Crédito: Ashfaq Yusufzai/IPS.
Funcionario pega cartel que anuncia suspensión de clases por la ola de atentados terroristas. Crédito: Ashfaq Yusufzai/IPS.
El cierre de las instituciones de enseñanza, ordenado por el gobierno la semana pasada, siguió al atentado perpetrado por dos atacantes suicidas el 20 de este mes contra la Universidad Islámica Internacional de Islamabad que le costó la vida a seis personas.

Tiny Spogmay, de siete años, está alterada porque no puede ir a la Escuela Modelo de la Universidad de Peshawar. Ella dice que quiere asistir a clases porque se aburre encerrada en su casa de la capital de la Provincia de la Frontera Noroccidental, sumida en la violencia.

Millones de niños y jóvenes se ven obligados a permanecer en sus hogares por el mismo motivo.

La Provincia de la Frontera Noroccidental es vecina de Waziristán del Sur, en las Áreas Tribales Federalmente Administradas (FATA), donde el ejército pakistaní realiza operaciones directas contra la insurgencia, en especial contra el movimiento islamista afgano Talibán.
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El gobierno de esta provincia cerró unos 25.000 centros de enseñanza debido al resurgimiento de atentados en todo el país.

En 2001, combatientes del Talibán fueron expulsados de Kabul por fuerzas occidentales, encabezadas por Estados Unidos, y buscaron refugio en las FATA, desde donde pasaron a esta provincia y desde entonces siembran el terror.

Gul Ghutai, estudiante de cuarto grado de la UMS, está consternada por el cierre de su escuela, que la aleja de su sueño de convertirse en médica. "Quiero cuidar a las mujeres", relató con orgullo, y criticó "la costumbre del gobierno de cerrar las instituciones educativas ante la mínima amenaza".

Lo mismo le sucede a Bilal Ahmed, estudiante de primer año en la Facultad de Medicina de Khyber, en Peshawar. La decisión del gobierno obligó a las autoridades de la enseñanza a cancelar las pruebas de evaluación.

"Hace dos meses que estudiamos para los exámenes", protestó el joven. "La suspensión de clases no hace más que destruir nuestro futuro", añadió.

La interrupción temporal de las clases afectó a más de 50 millones de estudiantes en todo el país, se preocupó Arbab Jan Afridi, presidente de la Asociación de Funcionarios Docentes de todas las Universidades de Pakistán.

"El gobierno debe brindar protección a las instituciones educativas, en vez de cerrarlas", dijo Jan a IPS en entrevista telefónica desde Islamabad, y añadió que teme que esa decisión retrase demasiado a los estudiantes y tenga, además, un impacto psicológico y los aterrorice.

Pero el ministro del Interior, Rehman Malik, defendió la decisión de suspender las clases porque los centros de enseñanza pueden convertirse en blanco de ataques de la insurgencia en el marco de la actual ola de atentados, lo que ya ocurrió con el ataque contra la Universidad Islámica Internacional de la semana pasada.

"Los insurgentes están huyendo. Los derrotamos en (el valle de) Swat y lo mismo va a ocurrir en Waziristán del Sur", dijo Malik en entrevista telefónica con IPS. Los talibanes están desesperados por atacar dónde sea y crear un clima de pánico, añadió.

Expertos en explosivos del ejército desactivaron dos bombas cerca de una escuela secundaria estatal femenina en la aldea de Arbab Landi, en Peshawar, el martes de la semana pasada.

"Nos habían llegado cartas con amenazas de que iban a bombardear la universidad si no cerrábamos de inmediato las instituciones mixtas", señaló un funcionario que no quiso dar su nombre.

Aparte de Swat, presuntos insurgentes destruyeron 377 escuelas, la mayoría de niñas, en otras localidades de esta provincia y de FATA, como Darra Adamjel, Kohat, Peshawar, Charsadda y la Agencia Orakzai desde principios de 2007.

Sólo entre ese año y marzo de 2009, los talibanes destruyeron 188 escuelas de niñas y 97 de varones en Swat y 500.000 estudiantes debieron abandonar sus hogares, señaló Kameen Jan, funcionario de educación de ese distrito.

Las rígidas restricciones que el Talibán pretende imponer a la población femenina explican, en parte, por qué hay más ataques contra escuelas de niñas que de varones.

Antes de que se suspendieran las clases, en la escuela pública de enseñanza media para mujeres de Mardan, en esta provincia, las adolescentes se veían obligadas a llevar burqas, una prenda que cubre el cuerpo de la mujer de la cabeza a los pies, porque los talibanes las amenazaron con severos castigos, explicó la directora del colegio, Gul Jehan.

"El 1 de este mes, una estudiante encontró una bolsa para las compras llena de explosivos cerca de la escuela y una carta que amenazaba con castigar a las alumnas que no usaran burqas", dijo Jehan a IPS. Desde entonces, unas 800 adolescentes van a la escuela ataviadas con esa prenda tradicional, apuntó.

El portavoz del movimiento islamista, Muslim Jan, explicó a IPS en marzo de este año que el Talibán apuntaba a los centros femeninos porque "la educación de las mujeres es contraria al Islam. Ellas deben quedarse en casa y no aventurarse fuera del hogar". Cinco meses después fue detenido por las autoridades.

El ministro de Educación de la Provincia de la Frontera Noroccidental, Sardar Hussain Babak, estimó en unos 200 millones de dólares el costo de reconstruir las instituciones educativas dañadas. El gobierno necesitará la asistencia de la comunidad internacional para cubrir esa elevada suma, añadió.

Muchos estudiantes quieren que sigan funcionando los centros de enseñanza pese a las constantes amenazas de los insurgentes, pero algunos padres no saben cuál es la mejor decisión en las actuales circunstancias.

"No me agrada la idea de que se suspendan las clases porque perjudica seriamente a los estudiantes, pero tampoco puedo permitir que mis tres hijos vayan a la escuela en esta situación", señaló Aziz-ur-Rehman.

El analfabetismo afecta a 52,79 por ciento de los 160 millones de habitantes de Pakistán, señaló el educador Ishaq Ali. De seguir así será extremadamente difícil que este país pueda acercarse al nivel educativo del Norte industrializado.

"Me encanta estudiar y quiero que haya clases a toda costa", declaró Omar Hussain, estudiante de Islamia College, de Peshawar, con 6.000 inscriptos.

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