REPÚBLICA CHECA: Sistema antimisiles fuera del radar

El conservador Partido Democrático Ciudadano (ODS) que gobierna la República Checa quedó conmocionado por la decisión de Estados Unidos de renunciar a su plan de instalar una base antimisiles en Europa oriental.

La decisión fue comunicada este jueves por el presidente estadounidense Barack Obama al primer ministro interino checo Jan Fischer.

En cambio, el líder de la oposición socialdemócrata, Jiri Paroubek, describió el anuncio como "una victoria del pueblo checo".

"Se ha confirmado lo que hemos venido diciendo durante tres años: no hay necesidad de un escudo misilístico de Estados Unidos", agregó.

El ex primer ministro Mirek Topolánek (2006-2009), líder del ODS, se mostró menos entusiasmado. "Esto no es una buena noticia para el Estado checo, ni para la libertad e independencia checas. Nos coloca en una posición en la que no estamos firmemente anclados en términos de asociación, seguridad y alianza, y ésa es una amenaza cierta", dijo. El ex ministro de Relaciones Exteriores, Karel Schwarzenberg, que integró el gabinete de Topolánek, dijo que la decisión de Estados Unidos era un gesto diplomático "muy barato" hacia Irán y Rusia.
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Schwarzenberg y el ex presidente Václav Havel (1993-2003) se encuentran entre las personalidades que este verano boreal firmaron una carta dirigida a Obama, alertándole sobre su política abiertamente conciliatoria hacia Rusia.

La misiva tuvo una amplia resonancia en la República Checa y en algunos países vecinos, pero pasó casi inadvertida fuera de la región. La revista británica The Economist, conocida por sus duras críticas a la política exterior de Rusia, la calificó de "quejumbrosa" e "ingenua".

La carta, escrita por varios intelectuales y ex políticos de países de la Europa oriental poscomunista, dice que la cuestión del radar antimisiles se convirtió en "un símbolo de la credibilidad de Estados Unidos", y advirtió que su manejo tendrá "un impacto significativo en el futuro de las relaciones transatlánticas".

Petr Gocev, investigador de la Escuela de Economía de Praga, dijo a IPS que "ciertos miembros del gobierno anterior están fuertemente (comprometidos) con la base y están desesperados, a tal punto que incluso le suplicaron a un reticente Estados Unidos que la construyera. Tiene que revisar su posición en vista de que hay una clara mayoría que se opone".

El gabinete de Topolánek cayó en mayo de este año, luego que el parlamento le retiró su confianza. Debido a una crisis constitucional, todavía se desconoce la fecha de las nuevas elecciones, y mientras tanto hay un gobierno interino.

El país ha ingresado en campaña electoral, mientras suenan intensas alarmas sobre el peligro de quedar bajo influencia de Rusia.

"El ODS teme perder las elecciones, e intenta construir el concepto de que votar a los socialdemócratas equivale a que los comunistas gobiernen de nuevo, lo que a su vez equivale a quedar bajo el yugo ruso", dijo Gocev a IPS.

En cambio, votar al ODS significa que rechazar el comunismo "y es la única garantía de libertad", agregó.

Medios checos vinculados a figuras como Havel y Schwarzenberg promueven la idea de que una red de espías rusos está influyendo en los acontecimientos internos, a través de contactos con políticos nacionales y organizaciones no gubernamentales.

El ex jefe de la inteligencia militar checa, Andor Sandor, dijo en una entrevista que los rusos "intentan influir en la toma de decisiones políticas a través de la opinión pública", y agregó que "las asociaciones cívicas no saben que están conectadas con espías rusos".

Los puntos de vista de la inteligencia militar son un poco diferentes. Su informe anual señala que "el año pasado Rusia hizo todo lo posible para impedir la construcción de una base con un radar estadounidense en la República Checa", agregando que "agentes rusos están intentando imponer sus intereses en República Checa también a través de los políticos".

"Aquí vamos de nuevo. Esto es tan estúpido que ni siquiera vale la pena comentarlo", reaccionó Jan Neoral, fundador de la Liga de Alcaldes contra el Radar, ante las difundidas acusaciones.

"Hice campaña contra el radar durante tres años, totalmente gratis, por mis propias convicciones y usando mi propio dinero", dijo.

Jan Bednar, de la Iniciativa No a las Bases, también rechazó las acusaciones, señalando la existencia de doble discurso.

"También hay agentes de otros servicios secretos operando aquí, en particular de la CIA (Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos). Es extraño que lo único de lo que se hable sea de las actividades de los agentes rusos", dijo.

El activista también se preguntó por qué "ningún servicio de inteligencia presentó ninguna evidencia de que los espías rusos nos ha influenciado de algún modo".

"Siempre se acusó al movimiento anti-radar de servir a intereses rusos y de ser manipulado por la inteligencia rusa como (si se tratara de) idiotas útiles", dijo Gocev a IPS.

"La única razón es que eso funciona. Los sentimientos anti-rusos prevalecen entre el público desde la ocupación soviética de 1968 y es fácil explotarlos", agregó.

La izquierda considera que detrás de muchos de estos informes hay intereses políticos y aspira a lograr relaciones más profesionales entre el partido que gobierne y los servicios de inteligencia.

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