DDHH-ÁFRICA: Justicia ningunea la violencia de género

Cada día, miles de mujeres son víctimas de la violencia de género en África, pero muchas no van a la justicia porque sienten temor y vergüenza ante un sistema insensible a su situación.

Los dos hijos de Florence Mukambi murieron quemados en sus camas y ella quedó desfigurada y en la miseria luego de que dos jóvenes de una etnia rival incendiaran la choza donde vivían en las afueras de Nairobi.

Los tres fueron víctimas de la violencia interétnica que se desató en este país tras las disputadas elecciones presidenciales de diciembre y que causó la muerte a un millar de personas y el desplazamiento de 350.000.

Mukambi aún reside en el barrio de Kibera, un extenso asentamiento de chozas construido escasos kilómetros al sudoeste de Nairobi sobre un terreno donde se arrojan los residuos de la zona. Más de un millón de personas viven allí, sin saneamiento y en contacto con heces humanas y animales de las aguas servidas, polvo y cenizas.

El motivo del ataque incendiario fue el origen étnico de Mukambi y sus hijos, todos kikuyus, mientras la mayoría de la población de Kibera es de origen luo. "Estos son quienes engendran a nuestros enemigos", gritaron sus atacantes.

La tensión entre las etnias kikuyu y luo se agravó luego de que Mwai Kibaki, también kikuyu, fuera declarado vencedor en las elecciones de 2008 frente a Raila Odinga, un luo.

Ese día, como de costumbre, Mukambi había comprado bananas dulces para revender y reunir el dinero para pagar la escuela de sus hijos. Nunca se imaginó que sería el último día en que vería con vida a su niña, entonces de 11 años, y a su niño de ocho.

Mukambi ya no puede trabajar por su cuenta porque el incendio le quemó la mano derecha de gravedad y la dejó sin orejas. Los canales auditivos están cubiertos por piel que se regenera y acumula sin cesar.

"No puedo oír ni trabajar para alimentarme. Y mis hijos, que podrían cuidarme, están muertos", cuenta mientras las lágrimas cubren sus mejillas. Mukambi necesita injertos de piel y cirugía correctiva, explicó Carol Ogengo, directora ejecutiva de la organización Tomorrow's Child Initiative, que le presta asistencia.

La organización se interesó en su caso cuando Mukambi recurrió a ella para denunciar la muerte de sus hijos.

"Ella no entraría dentro de nuestro cometido, pero nos emocionó el trauma que experimentó tras la muerte de sus hijos", explicó Ogengo.

Pero Mukambi es sólo la punta del iceberg. Miles de mujeres, tanto en Kenia como en muchos países africanos, viven la violencia a diario, y no sólo de parte de extraños, sino muchas veces procedente de seres queridos.

En el Centro de Recuperación de la Violencia de Género (GVRC), dependiente del Hospital de Mujeres de Nairobi Teresa Omondi recibe casos de todo tipo, como "violaciones, ataques sexuales que abarcan la penetración de las zonas genitales con dedos o palos, e incluso niños y niñas que fueron obligados a practicar sexo oral".

Desde su creación en 2001, el centro recibió más de 14.000 casos, 49 por ciento de los cuales tienen como víctimas a mujeres, 45 por ciento niños y niñas, y seis por ciento hombres. A todos se les ofrece tratamiento, asesoramiento y ayuda para que las personas recurran a los órganos de justicia.

Omondi, una ex abogada, expresa su desilusión por la forma en que se manejan los casos de violencia doméstica. Aunque la ley establece que todo médico habilitado puede presentar un informe como evidencia ante los tribunales, en muchos casos los médicos del Estado presentan informes contradictorio que exoneran al acusado.

"¿Me pregunto si esto no es una conspiración para brutalizar a las mujeres?", dice Omondi. Omondi agregó que muchas más mujeres concurren a recibir tratamiento médico que asistencia legal. "Algunas sólo quieren que las traten para sentirse bien y olvidar el asunto", afirmó.

Carol Njeri, médica del centro, dice que en un día normal recibe de tres a cuatro casos de violación en su turno de seis horas. Cada turno cuenta con tres médicos, por lo que ella sólo atendería a un tercio de las víctimas.

Omondi cree que las mujeres temen recurrir a la justicia en los casos de violencia de género porque los atacantes suelen ser personas que conocen. "En la mayoría de los casos se trata del padre, tío, primo, vecino, dueño de la tienda, el que sea", señaló. Esa situación, junto con la animosidad del sistema judicial, inhibe a muchas víctimas.

La directora ejecutiva de la Asociación de Mujeres Abogadas de Kenia (FIDA), Patricia Nyaundi, dice que aún falta mucho para hacer justicia con las miles de víctimas de violencia de género. Se calcula que más de mil mujeres fueron violadas y atacadas en la violencia de enero y febrero de 2008, luego de las elecciones.

Nyaundi habló ante periodistas de África oriental y austral que asistían a un taller sobre cómo informar sobre la violencia de género, organizado en Nairobi por la oficina regional africana de IPS (Inter Press Service).

Asegura que muchas mujeres prefieren no denunciar la violencia antes de pasar vergüenza. Todo el sistema judicial, desde la policía hasta los tribunales, es insensible al género, afirma.

"Cuando realizas la denuncia en la comisaría, el policía te pregunta por qué estabas en la calle tan tarde. En el tribunal de justicia sucede lo mismo. Sientes que la misma violencia ocurre de nuevo", cuenta Nyaundi.

"¿Y cómo enfrentarse a la justicia cuando se tienen problemas mentales, o se es sorda, etc?" Nyaundi abogó por la creación de un fondo de ayuda a las víctimas de violencia de género que las habilite a recurrir a la justicia.

"Este país tiene la riqueza para crear un fondo que ayude a 20.000 víctimas de violencia de género cada mes", sostuvo.

Nyaundi propone que en los casos de violencia contra niños y niñas haya intermediarios para evitar que cuando las víctimas atestigüen se enfrenten con sus victimarios en la misma habitación. Eso sería otra forma de tortura e intimidación, sostuvo.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe