El gobierno brasileño celebró la aprobación en primera instancia de un proyecto de ley electoral que amplía la participación femenina en la política partidaria. Para el movimiento feminista no modifica una estructura de poder que «deja a las mujeres fuera de la política».
Las modificaciones a la ley electoral 9.504-97, aprobadas el miércoles por el plenario de la Cámara de Diputados, deben ser confirmadas por el Senado y entrarían en vigor en las elecciones de octubre de 2010.
El proyecto establece que cinco por ciento del fondo partidario debe ser aplicado a la formación política de las mujeres, y que 10 por ciento del espacio de la propaganda de cada fuerza política debe ser usado por las candidatas.
El texto, considerado "una conquista" por la gubernamental Secretaría Especial de Políticas para la Mujer (SEPM), obliga además a los partidos a cubrir 30 por ciento de las plazas electorales con mujeres. La infracción de esta disposición se penará con una multa equivalente a un 2,5 por ciento adicional del fondo partidario destinado a la formación política femenina.
Un comunicado de la SEPM, que depende de la Presidencia, estimó que las modificaciones fueron posibles gracias al trabajo de una Comisión Tripartita compuesta por representantes de los poderes Ejecutivo y Legislativo y de la sociedad civil.
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Pero algunas organizaciones que participan de esa comisión, como el Centro Feminista de Estudios y Asesoría (Cfemea), calificaron los cambios como "un nuevo golpe contra las mujeres".
"La reforma electoral no afecta la estructura de poder elitista, racista y patriarcal del sistema político brasileño", sostuvo un comunicado de Cfemea.
La organización celebró el miércoles una protesta en el Congreso legislativo, después de conocerse el resultado de la votación, bajo la consigna "El lugar de la mujer es en la política".
La movilización convocada por la Articulación de las Mujeres Brasileñas tuvo también participación de la Comisión Nacional de Mujeres Trabajadoras Rurales y de la organización no gubernamental SOS Corpo.
En entrevista con IPS, Patricia Rangel, de Cfemea, calificó lo aprobado como "pequeños remiendos que no tienen el poder de alterar sustancialmente la exclusión política de la mujer", aunque es "bienvenido" cualquier paso para estimular la participación femenina.
"No es una victoria, es una limosna", sintetizó Rangel, politóloga y asesora técnica de Cfemea.
Como otras organizaciones de mujeres y de la sociedad civil, Cfemea aspiraba a que la nueva ley electoral impusiera la "lista cerrada", una nómina de candidatos con un orden previamente determinado por los partidos.
Además promovía la adopción de perspectivas raciales, étnicas y de género para decidir el orden de esas listas, así como el financiamiento público de las campañas electorales.
Según la asesora de Cfemea, la lista abierta vigente en Brasil es "muy mala" porque, al posibilitar que los electores escojan directamente a sus candidatos de la nómina, "personaliza la política" y da mayores opciones de triunfo a aquellos postulantes con más poder financiero, es decir "hombres, blancos y de mediana edad", sentenció.
"Son los que tienen más posibilidades de ser elegidos porque tienen condiciones económicas superiores a las de las mujeres y los negros", explicó Rangel.
Sin cambios estructurales, no cambiará "esencialmente la estructura de exclusión política que se extiende por siglos en Brasil", agregó.
Las organizaciones no gubernamentales también consideraron que los cambios de porcentajes aprobados fueron "una maniobra de los líderes de los partidos para mantener a las mujeres fuera de la política".
La propuesta original de reforma electoral preveía 10 por ciento del fondo partidario para programas de promoción de la participación femenina y 20 por ciento del espacio de la campaña electoral para ellas.
"Disminuyeron los porcentajes de lo que ya considerábamos mínimo inicialmente", opinó Joana Santos, educadora de SOS Corpo, que también integra la articulación de mujeres.
En diálogo con IPS, Santos atribuyó los magros resultados en la cámara a que "98 por ciento de quienes dictan las leyes allí son hombres".
Para "posibilitar relaciones verdaderamente democráticas e iguales en la participación de las mujeres tiene que haber una reforma más amplia, es decir en el sistema político y no sólo electoral", observó.
La SEPM subrayó que, "siguiendo una tendencia mundial", los países "no solo tienen que reconocer, sino promover el derecho de participación política de las mujeres".
Esa es una "deuda pendiente", agregó la SEPM, basada en un estudio del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística y del Instituto Patrícia Galvão, divulgado en febrero.
El estudio señala que 75 por ciento de las personas entrevistadas se mostraron a favor de las cuotas para la participación política femenina, y que 86 por ciento defendieron los castigos a los partidos políticos que no las obedezcan.
Otro estudio citado por la SEPM, realizado por la Unión Interparlamentaria en septiembre de 2008, indicó que la representación femenina en la cámara baja brasileña era de apenas nueve por ciento, lo que ubicaba a este país en el lugar 142 de 188 naciones consideradas.
La SEPM comparó esta participación con la de Cuba, donde las mujeres ocupaban 43,2 por ciento de los escaños, con Argentina, 40 por ciento, Perú, 29 por ciento, Ecuador, 25 por ciento, Venezuela, 18,6 por ciento, Bolivia, 16,9 por ciento, Chile, 15 por ciento, y Paraguay, 12,5 por ciento.
"En las Américas, Brasil está adelante sólo de Colombia, Haití y Belize", concluyó la SEPM.
Santos argumentó que esa escasa participación en los espacios del poder público se debe a la "cultura machista, y patriarcal".
Según la representante de SOS Corpo, en Brasil se ve que los políticos "utilizan a las mujeres para llenar cuotas, pero no les dan posibilidades reales para competir de igual a igual con los hombres".