BRASIL: «Fuera Sarney» virulento en la web y frío en la calle

Una campaña lanzada desde la comodidad de los teclados de computadoras por la renuncia del presidente del Senado de Brasil, José Sarney, acusado de corrupción, no pasó la prueba de las calles, donde exhibió escaso poder de convocatoria. ¿Una nueva forma de hacer política o de no hacerla?

La campaña comenzó en Internet después de conocerse una serie de denuncias de corrupción, abuso de poder y nepotismo en el Senado, que incluyen presuntos nombramientos de familiares y amigos en cargos administrativos e irregularidades en las compras de la cámara baja.

El movimiento "Fuera Sarney" —un político que presidió este país entre 1985 y 1990 y es hoy un aliado clave del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva— inundó y elevó la temperatura de portales sociales como Twitter, Facebook o MySpace, a medida que nuevas revelaciones de la prensa escandalizaban a la ciudadanía.

Denuncias sobre el presunto abultado salario pagado con dineros del Senado al mayordomo de la hija de Sarney, o sobre la agencia que un nieto del político utilizaba supuestamente para intermediar créditos millonarios a sus empleados, motivaron miles de expresiones de indignación, caricaturas, chistes o vídeos que ridiculizaban al presidente del Senado a través de blogs y de sitios como Orkut y Youtube.

Pero la diferencia de temperatura pudo medirse claramente a la hora de pasar del tibio mundo virtual al real.
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Convocada a través de comunidades de Internet, e inclusive con el apoyo de artistas de renombre, la campaña contra Sarney pareció escurrirse por las alcantarillas de las calles.

Menos de un centenar de manifestantes de carne y hueso se reunieron a gritar de viva voz "El Senado es una vergüenza" en diferentes ciudades, creando una suerte de espejismo de la militancia política de otros tiempos.

El músico Tico Santa Cruz, que encabezó algunos de esos movimientos virtuales, expresó su decepción cuando apenas unas 70 personas se reunieron en la avenida Paulista de la sureña São Paulo, entre otras ciudades que no tuvieron más éxito.

"La insatisfacción virtual manifestada en los sitios sociales, como el propio nombre lo dice, es virtual, o sea no refleja una postura coherente con la realidad", dijo en su blog Santa Cruz, del grupo de rock Detonautas, frustrado porque un partido de fútbol o un show musical atraía a más gente que un acto para "ejercer la democracia".

"La Internet es sin duda una excelente herramienta de diseminación de información, de conocimiento y hasta de indignación, pero en un país de verdad suponemos que eso tenga que superar la pantalla de la computadora y el anonimato de los que hacen uso de ella, para obtener legitimidad y respeto", se desahogó el artista.

Las comparaciones son inevitables con las masivas protestas callejeras que en 1992 reclamaban el "impeachment" (juicio político) al entonces presidente Fernando Collor de Mello y que culminaron con su alejamiento, también real, del poder.

La cuestión que entonces movilizó a aquellos jóvenes que pintaban sus rostros con los colores verde y amarillo de la bandera nacional es esencialmente la misma que esgrimen hoy quienes dejan estampada su firma electrónica en las comunidades de la campaña "Fuera Sarney" de Internet: la corrupción enquistada en el poder político.

Se trata del mismo motivo que fue valorado como la principal "amenaza a la democracia" por 55 por ciento de jóvenes brasileños de entre 18 y 29 años encuestados para el reciente estudio "Juventud e Integración Sudamericana" del Instituto Brasileño de Análisis Sociales y Económicos (Ibase), con apoyo del Centro de Investigaciones para el Desarrollo Internacional, de Canadá.

Pero, casi dos décadas después, las herramientas para expresar el descontento y la forma de obtener resultados concretos parecen haber cambiado sustancialmente: Sarney sigue en su cargo, pese a la presión de sus propios pares y de la campaña en Internet.

Cabe entonces preguntarse hasta qué punto esta alternativa cibernética tiene poder político real.

El propio Sarney respondió a través de sus asesores de prensa: "La gente tiene derecho a expresarse", pero la campaña no movilizó "a una gran cantidad de personas".

La analista política Maria Celina D'Araujo, de la Fundación Getulio Vargas (FGV), percibe la diferencia en términos de facilismo político.

"Ir a las calles tiene un costo mayor, de tiempo y de compromiso. Es mucho más fácil articularse por Internet, desde casa o desde el trabajo", dijo D'Araujo a IPS.

Aunque no sea lo mismo poner el cuerpo que escudarse en la computadora, la fuerza de la movilización no se expresaría en la cantidad de gente en las calles y sí en su objetivo: expresar el repudio y alertar a los políticos de que los ojos del público están sobre ellos.

Para Carlos Affonso Pereira de Souza, vicecoordinador del Centro de Tecnología y Sociedad de la FVG, es un error considerar que las manifestaciones callejeras del movimiento "Fuera Sarney" fracasaron apenas por la medición de la participación en las calles o, dicho en el nuevo lenguaje, en la forma de expresarse "off line" (desconectada).

Como novedosa forma de expresión política, la web tiene varias ventajas: espontaneidad, rapidez y costo cero de la movilización, así como el poder de atravesar fronteras locales (pueblo, provincia, país, continente) y de llegar a otras "aldeas globales" o sea al mundo, apuntó el abogado especialista en derecho de Internet.

Esas cualidades habrían quedado demostradas también en la campaña "en línea" contra Sarney, por haber conseguido captar la atención sobre el problema de la corrupción, por haber instalado el tema en la prensa y por haber extendido las denuncias a quienes no leen periódicos, pero usan Internet, dijo Souza.

El experto mencionó otros temas que movilizaron a las comunidades de Internet, como un proyecto de ley que exigía la identificación de los usuarios en ese medio y que habría generado "una buena transferencia del mundo virtual al real".

Souza apuesta a que Internet transforme aún más las relaciones sociales "de formas hasta ahora imprevisibles", no sólo para hacer política desde los poderes Ejecutivo o Legislativo, sino desde los receptores de esa política.

Por un lado, la gente usa Internet "para analizar, crear, debatir, cuestionar, criticar, mostrar su descontento, uniéndose a otras comunidades que comparten sus ideas". Por otro, los políticos utilizan cada vez con más frecuencia y prioridad la red para difundir sus estrategias y acciones y, sobre todo, para sus campañas electorales.

Muchos legisladores ya lo entendieron así. Por lo menos 14 senadores crearon sus páginas en Twitter. Otros hacen proselitismo en Orkut y Youtube. Y se anticipa que la campaña para las elecciones presidenciales de octubre de 2010 tendrá un récord de participación por Internet.

A través de esos medios, los políticos se dirigen al mismo público analizado en el estudio de Ibase sobre la juventud sudamericana, que llama la atención sobre la incidencia de Internet como nueva forma de hacer política de los jóvenes.

El estudio, que se realizó de forma simultánea en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, confirmó que la juventud usa más la red de computadoras que la población adulta: en Brasil, 61 por ciento de la nueva generación frente a un 24 por ciento de la de sus padres.

Ese medio está permitiendo reinventar formas de movilizarse políticamente a través de "un espacio público ampliado", más allá de los movimientos estudiantiles, sindicales, sociales o políticos tradicionales, dijo a IPS la coordinadora del estudio, Regina Novaes.

En su opinión, la mayor novedad en este aspecto son las redes temáticas que unen a jóvenes interesados en asuntos como ambiente, música y protestas en general, entre otros.

"En determinados momentos, cuando algo les preocupa, esas redes se unen", ejemplificó Novaes, y la movilización comienza mandando mensajes electrónicos, combinando lugares de reunión, firmando solicitadas y denuncias.

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