ISRAEL-EEUU: La hora de la verdad

Cuando falta una quincena para que el presidente estadounidense Barack Obama reciba en la Casa Blanca al primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, los nervios ya están de punta. ¿Se avecina un enfrentamiento entre dos aliados tradicionales?

Los grandes medios de comunicación de Israel parecen no tener dudas al respecto. "Rumbo de colisión" se ha convertido en una muletilla habitual en la prensa, referida al modo en que Estados Unidos e Israel delinean sus estrategias hacia Medio Oriente.

Más específicamente, alude a las expectativas de Washington de que Netanyahu ayude a convertir su estrategia en ciernes en una nueva realidad para la región.

El primer ministro planeaba originalmente visitar Estados Unidos el fin de semana pasado, para participar en la conferencia anual del Comité Estadounidense-Israelí de Asuntos Públicos (AIPAC, por sus siglas en inglés) y ser recibido en la Casa Blanca.

Cuando Obama fijó la audiencia para el día 18 de mayo, Netanyahu canceló su aparición en la asamblea de AIPAC y envió allí al presidente de Israel, el moderado Shimon Peres, con la intención de mitigar el choque.
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Peres sostuvo allí que, contrariamente a la impresión que da, el nuevo gobierno conservador y nacionalista israelí está preparado para avanzar hacia la paz con el mundo árabe.

"Netanyahu sabe de historia y quiere hacer historia. En nuestra tradición, hacer historia es hacer la paz, y estoy seguro de que la paz es su prioridad", dijo ante los delegados de AIPAC.

Al mismo tiempo, la experta en política exterior de la televisión pública Ayala Hasson sostuvo que, "para consternación de Israel y, en menor grado, de varios países europeos", el gobierno de Obama ya da "su completo beneplácito" a la posibilidad de que Irán se convierta en potencia nuclear.

Basándose sobre fuentes políticas a las que no identificó, Hasson sostuvo que Washington ya se había hecho a la idea de no involucrarse en un enfrentamiento militar con Irán si fracasa en el intento de disuadirlo mediante la diplomacia de que interrumpa su programa nuclear.

"Irán está muy abajo" en la agenda estadounidense, frente a cuestiones más apremiantes, aseguró la periodista, de acuerdo con sus fuentes.

Que se trate de una decisión inalterable es algo difícil de evaluar. Pero dirigentes políticos israelíes ya abordan el vínculo entre los conflictos de este país con el mundo árabe y con Irán de un modo bastante diferente al de Netanyahu.

Colaboradores del primer ministro consideran que la prioridad es lograr que Obama acepte que cualquier mediación entre Israel y Palestina debe impedir, al mismo tiempo, que Irán adquiera capacidad nuclear.

Pero en los últimos días, Estados Unidos ha emitido la señal contraria. En la conferencia de AIPAC, el jefe del equipo de la Casa Blanca, Rahm Emmanuel, dijo que "Irán es la principal amenaza en Medio Oriente", pero acotó que la cooperación entre Israel y Palestina es fundamental para contrarrestarla.

"Este es el momento de la verdad para israelíes y palestinos", advirtió.

Eso deja al belicoso público israelí fluctuando entre sus dos preocupaciones: la "principal amenaza" y el "momento de la verdad". El diario Haaretz ilustró la ansiedad nacional el martes, con el título "Obama se endurece con Israel".

Según el periódico, Estados Unidos ya comenzó a emitir mensajes fuertes sobre la necesidad de constituir un estado palestino y de frenar la actividad en los asentamientos judíos en territorio árabe ocupado.

Haaretz se refería específicamente a un telegrama clasificado diplomático recibido por funcionarios en Jerusalén, sobre una reunión de la semana pasada entre el consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, general James Jones, y un canciller europeo.

"El nuevo gobierno convencerá a Israel de hacer concesiones sobre la cuestión palestina. No empujaremos a Israel debajo de las ruedas de un autobús, pero debemos ser más firmes de lo que hemos sido durante el gobierno de (George W.) Bush" (2001-2009), dijo Jones, según el diario.

La única solución con la que Washington está comprometido es la de "dos estados para los dos pueblos", según dijo Emanuel a AIPAC. Y el gobierno de Netanyahu se resiste a aceptar la creación de un estadoi palestino.

El ultranacionalista ministro israelí Avigdor Liberman manifestó en Roma, en su primer viaje al exterior como canciller, su confianza en que Netanyahu "alcanzará una paz segura y definitiva con los palestinos y con las naciones árabes vecinas".

"La meta de este gobierno no es producir eslóganes o declaraciones pomposas, sino alcanzar resultados concretos", agregó, cuando la prensa le preguntó si apoyaría la creación de un estado palestino.

Entrevistado por el derechista diario Jerusalem Post, Liberman se quejó de que "la gente trata de simplificar la situación con esas fórmulas: tierras a cambio de paz, solución de dos estados… Esto es mucho más complicado", se lamentó.

La razón verdadera del bloqueo en el camino hacia la paz "no es la ocupación, no son los asentamientos, no son los colonos… el obstáculo más grande son los iraníes".

"La preocupación de Israel es genuina y comprensible", dijo un diplomático europeo que trabajó mucho tiempo en este país y en otros de Medio Oriente. "De todos modos, resulta frustrante ver cómo sucesivos gobiernos encuentran maneras de escaparse de la necesidad de poner fin a la ocupación y resolver el problema palestino."

La reunión del día 18 en la Casa Blanca podría ser o no el momento de la verdad para Israel respecto de Palestina, pero lo indiscutible es que sí será el momento de la verdad para la relación entre este país y Estados Unidos.

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