Las cuartas elecciones democráticas en Sudáfrica no pondrán fin al torbellino político que sufre este país desde 2007, cuando el entonces presidente Thabo Mbeki fue reemplazado por Jacob Zuma como líder del gobernante Congreso Nacional Africano (CNA), ahora principal y polémico candidato.
Esta fuerza política lideraba este jueves los conteos preliminares de los comicios efectuados del miércoles, que podrían llevar a Zuma a la presidencia, aunque está en duda la mayoría de dos tercios del CNA en el parlamento.
La primera razón para el posible triunfo de Zuma es la amplia gama de facciones, ideologías e intereses que le permiten contar con una amplia base de electorado, cruzando clases sociales, razas y divisiones de género.
Una ideología compartida no es lo que mantiene unido al grupo. Es la oposición a Mbeki uno de los principales ingredientes para aglutinar al sector.
El segundo ingrediente es la campaña política realizada contra la Poder Judicial para que se desecharan las acusaciones de corrupción contra Zuma. El líder del CNA afrontó 783 cargos vinculados con un multimillonario acuerdo de armas. Las acusaciones fueron desechadas hace dos semanas, después de una considerable presión.
[related_articles]
El tercer ingrediente es la fuerte campaña electoral. El sector ha sido apodado como "la coalición de los heridos", ya que incluye todos los líderes del CNA que se sintieron desairados por Mbeki, quien sucedió a Nelson Mandela como presidente en 1999.
Lejos de ser homogéneo, el campo de Zuma exhibe una variopinta mezcla de ideologías.
Paradójicamente, esas diferencias ayudaron a alcanzar un amplio apoyo popular dentro del CNA, creando una alianza de intereses que movilizó a la mayoría de los delegados en la convención nacional de 2007 para sacar a Mbeki. Éste había destituido a Zuma de la vicepresidencia en 2005 por las acusaciones de corrupción.
La misma mezcla de intereses le permitió al partido contar con el mayor apoyo del electorado en la historia de este país.
El partido pudo atraer una vasta mayoría realzando la diversidad étnica, comenzando con Zuma, quien hace énfasis en sus orígenes desde que fue juzgado por violación en 2006, cuando decidió hablarle al tribunal en su lengua materna, el zulú, y llenó su testimonio de referencias culturales.
Sin embargo, no está claro cómo todo esto combina con el Partido Comunista Sudafricano, que no tiene la misma conciencia racial que el CNA pero apoya a Zuma.
El nacionalismo del candidato es acompañado por la proyección de una identidad de género y sexual fuertemente patriarcal.
El ex vicepresidente justificó haber tenido relaciones con la hija de un amigo, portadora del VIH (virus de inmunodeficiencia adquirida, causante del sida), arguyendo que la cultura zulu exige a los hombres cumplir con sus deberes sexuales cuando es "requerido" por una mujer.
Cuando fue exonerado de los cargos de violación, Zuma celebró casándose con otra mujer, ostentando su poligamia y ubicando a las mujeres como trofeos.
Sus partidarios unieron el chovinismo étnico y la cultura patriarcal al crear camisetas con su imagen y la frase: "Muchacho 100 por ciento zulú".
Zuma también ha hecho un esfuerzo concertado para alcanzar a otros tradicionalistas en la sociedad sudafricana, tanto negros como blancos. Se reunió con remanentes del Partido Nacional, que gobernó durante el apartheid (sistema de segregación racial blanco en perjuicio de la mayoría negra).
Sus afirmaciones de que los afrikáners (descendientes de holandeses) con conciencia étnica eran los únicos "verdaderos" blancos africanos, en oposición a los blancos angloparlantes, causó controversia.
El candidato interactúa regularmente con los jefes tradicionales africanos en las áreas rurales y enfatiza sus propias conexiones con ese sector, anunciando frecuentemente acontecimientos "culturales" en su localidad natal de Nkandla, en territorio zulú tradicionalista.
Zuma también dedicó una gran parte de la campaña a hablar en iglesias cristianas conservadoras, como una que permite la poligamia y en la que las mujeres y los hombres se sientan por separado durante los cultos, además de exigirle a las damas que se vistan "con modestia".
Mathole Motshekga, del sector de Zuma, sugirió la semana pasada que las leyes que permiten el aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo podrían ser reconsideradas porque fueron adoptadas cuando su líder "no era presidente".
Zuma, poco después de su juicio por violación, declaró que nunca permitiría que un homosexual "se parara frente" a él.
*Van der Westhuizen es escritor, periodista y comentador político de Ciudad del Cabo.