«No podría decir que en general los medios de comunicación en América Latina contribuyen a fomentar una cultura cívica. Por lo general van en dirección contraria», dijo a IPS el peruano Rafael Roncagliolo, sociólogo, periodista y consultor electoral, de visita en El Salvador.
El 15 de marzo, 4,2 millones de personas están convocadas a las urnas por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) de El Salvador para elegir a quien gobernará esta nación centroamericana afectada por la depresión económica y por una epidemia inaudita de asesinatos.
Los comicios han despertado gran expectativa en la población salvadoreña, de 5,7 millones de personas, y en la comunidad internacional por las posibilidades reales de triunfo del izquierdista y opositor Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
La campaña está marcada por cuestionamientos sobre la transparencia del proceso y una agresiva propaganda de la gobernante y derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena) contra el FMLN.
La campaña de miedo contra el FMLN en los medios de comunicación es "atroz y denigrante", dijo Roncagliolo, que fue secretario general y fundador de la peruana Asociación Civil Transparencia (ACT) y es jefe para los países andinos del Instituto para la Democracia y la Asistencia Electoral.
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El sistema electoral salvadoreño es "anacrónico" debido al control que tienen los partidos políticos sobre el TSE, sostuvo el experto, de visita en este país como asesor del no gubernamental Instituto Nacional Demócrata (NDI, por sus siglas en inglés), con sede en Washington, y del salvadoreño Instituto Universitario de Opinión Pública.
El Instituto, con el apoyo del NDI, implementó un primer proceso de observación y conteo rápido durante las elecciones municipales y legislativas del 18 de enero, en el que desplegó unos 2.000 observadores en todo el territorio. Para los comicios presidenciales, realizará un procedimiento similar.
Una encuesta del Instituto de fines de 2008 reveló que sólo 11 por ciento de los consultados tienen mucha confianza en el TSE, mientras 34 por ciento dijeron que poca y 39,3 aseguraron que ninguna. Pese a ello, "hay condiciones para que las elecciones sean libres y el pueblo pueda expresar sus preferencias", estimó Roncagliolo.
IPS: ¿Qué opina del proceso electoral salvadoreño?
RAFAEL RONCAGLIOLO: Es un proceso que adolece de muchos problemas. Por ejemplo, la composición del TSE, el cambio de reglas del juego ya iniciado el proceso electoral, la campaña sucia en los medios a favor de un aspirante, basada en la descalificación del contrincante.
La conformación de los tribunales electorales con miembros de los partidos políticos es anacrónica. La tendencia en todo el mundo es a profesionalizar los organismos electorales; los institutos políticos mantienen a sus representantes únicamente como testigos.
Por ejemplo, en el sistema peruano, el tribunal electoral está compuesto por delegados de la Corte Suprema de Justicia, de la fiscalía, representantes de las facultades de derecho de las universidades, representantes de los abogados. Esto contribuye a la transparencia de los procesos electorales.
IPS: La misión de observadores de la Unión Europea en El Salvador ha señalado que existe una cobertura periodística tendenciosa a favor de un partido político. ¿Cuál es su experiencia en América Latina?
RR: La responsabilidad de los medios de comunicación con la democracia es uno de los problemas principales hoy día en todas partes. Ahora no tenemos la censura de los gobiernos, pero tenemos la censura comercial que está en función de los intereses de los propietarios de los medios y que sesgan la información.
La cobertura debe darse por igual a todos los partidos. Pero no sólo en términos cuantitativos sino cualitativos. Eso es democracia.
Los medios pueden tener sus espacios de opinión, pero no pueden tomar bandera, no por los candidatos, sino por el derecho del votante a emitir un voto informado. Los medios tienen esa responsabilidad democrática. En muchos casos, le dan cobertura a algunos candidatos pero para denigrarlos.
IPS: ¿Cuál es su percepción sobre la actual campaña de los medios aquí?
RR: Me parece atroz. Por ejemplo, en un 'spot' (cuña) se muestra una protesta contra un grupo de personas que reclaman elecciones libres en Nicaragua en el que aparece una camiseta roja del FMLN, como que la gente no puede usar lo que quiera. Y ese hecho se presenta en la prensa salvadoreña como muestra de intromisión del FMLN en un acto delincuencial en Nicaragua. Eso es inaceptable. Esa es una manipulación escandalosa y lamentable.
Las campañas sucias se replican en todo el continente, en unos países más que en otros, dependiendo de que tan afianzada esté la cultura cívica.
IPS: ¿Debería haber algún tipo de límite?
RR: Lo que sucede es que el que tiene más plata hace más publicidad y eso no es equitativo. Hay algunos tipos de límites que funcionan, por ejemplo, hoy día hay cuatro países en América Latina, Chile, México, Brasil y Ecuador, donde hay normas que limitan el financiamiento privado a los partidos y otras que sancionan la calumnia periodística.
Además, yo no podría decir que en general los medios de comunicación en la región contribuyen a fomentar una cultura cívica. Por lo general van en dirección contraria, se inmiscuyen en la vida privada de los candidatos y no contribuyen a que se debata sobre temas fundamentales, cuando deberían ser el gran canal de debate público.
IPS: En El Salvador nunca se ha realizado un debate presidencial. ¿Cuál es la experiencia en América Latina?
RR: Me parece elemental que durante una campaña electoral haya debate. Y no se trata de los derechos de los candidatos, me refiero a los del elector. El votante tiene derecho a informarse, y el debate es una fuente de información muy importante. Hay países en los que no se conciben las elecciones sin debate.
En Perú, ACT logró que el debate se convirtiera en costumbre. También en Chile y Brasil el debate es cuestión de rigor.
IPS: El candidato presidencial de Arena, Rodrigo Ávila, se niega a debatir.
RR: Aquí el que se ha negado es quien tiene todos los medios de comunicación a su favor.
IPS: ¿Y qué dice de esa actitud?
RR: Hay mucho que avanzar para tener una cultura cívica democrática.