LA PRIORIDAD DE OBAMA: TERAPIA DE URGENCIA PARA UNA ECONOMÍA ENFERMA

Los principales medios de comunicación están desde hace más de un año repletos de diagnósticos sobre las enfermedades de la economía estadounidense. Los banqueros centrales, los políticos y los economistas han intentado explicar con términos médicos el decaimiento sufrido por la economía de la superpotencia su país y lo han equiparado a un colapso, un infarto, una depresión o una merma de confianza en las propias fuerzas.

Según numerosos observadores, el cuerpo económico estadounidense está sufriendo una conmoción, necesita inyecciones de liquidez y ser enviado a una sala de terapia intensiva para salvarle la vida. Algunos tienen la esperanza de que el organismo responda a los medicamentos y pueda pasar a la sala de recuperación.

Es evidente que, luego de un comportamiento insalubre padecido durante el último cuarto de siglo, la economía norteamericana está deformada y desfigurada. Se ha comprobado que padece un crecimiento canceroso en su sector financiero que cubre más del 20% del Producto Interno Bruto (PIB). Un sector financiero normal, al que se puede comparar con el suministro de sangre para el sistema circulatorio, no debe superar el 10% del PIB.

Un diagnóstico completo del cuerpo económico estadounidense revela que sufre de:

Hipertrofia del corazón y del sistema circulatorio. Al contrario de la sangría aplicada antiguamente por los médicos, los actuales doctores económicos intentan
aumentar la circulación sanguínea mediante inyecciones de liquidez que causan hematomas en el sector bancario. El remedio consiste en la aplicación de bypass que reduzcan la dilatación artificial de bancos y compañías de seguros de Wall Street que se consideraban “demasiado grandes para quebrar” y canalicen la corriente sanguínea hacia los endeudados propietarios de casa, los estudiantes, los presupuestos estatales o regionales, los subsidios por desempleo, la educación y la salud pública.

Disfunción del sistema inmunitario, en el cual las funciones reguladoras de los órganos vitales están comprometidas, causando el crecimiento anómalo de organismos tóxicos tales como los hedge funds (fondos de riesgo) y una colección de irreconocibles invasores extraños: CDO, SIV, CDS, etcétera. Se cura con anticuerpos que refuercen la inmunidad, con enemas para eliminar los desechos tóxicos de bancos y compañías de seguros, y desahuciando a los financieros temerarios.

Atrofia muscular y ósea, en la medida que la columna vertebral del sistema industrial fue desmantelado y la producción de equipos y bienes se trasladó a países con mano de obra barata y menos normas reguladoras. El organismo sufrió daños, dado que los sistemas de tratamiento de aguas residuales, los puentes, las represas, los caminos y las vías férreas están deteriorados. Se prescriben transfusiones de sangre para que el sistema circulatorio se oxigene y restaure los tejidos, los huesos y los tendones;

Sobrepeso y acumulación de tejidos adiposos debidos a la excesiva producción de automóviles para el transporte individual, lo que provoca un tránsito de cada vez mayores proporciones que dificulta la circulación en bicicleta o a pie. Se combate estimulando la revitalización urbana y actualizando el diseño de las ciudades con más calles peatonales y vías adecuadas para el tránsito masivo.

Hipertrofia y disfuncionalidad del complejo médico-industrial, que engulle el 16% del PIB, y del complejo militar-industrial, que provoca dolorosos calambres de 500.000 millones de dólares anuales, requieren respectivamente programas de salud preventivos y universales, así como privilegiar la diplomacia y los servicios de inteligencia en lugar del armamentismo nuclear y convencional.

Atrofia cerebral y del sistema nervioso debido al entumecimiento mental de los principales medios de comunicación. La publicidad induce al despilfarro consumista y ofusca el entendimiento público sobre la necesidad de sustituir los combustibles de origen fósil por fuentes de energía renovables. Los remedios incluyen el establecimiento de límites y de normas éticas para la publicidad y las campañas políticas, junto con reconstruir escuelas que se están derrumbando y pagar adecuadamente a los docentes.

Estreñimiento y acumulación de sustancias nocivas en diversos órganos que conduce a una incapacidad para depurar los balances mediante medidas de devaluación adecuadas y la bancarrota. Las prescripciones incluyen la restricción de los grupos de presión y de las contribuciones políticas, y la aprobación de leyes y reglas sobre las actividades financieras.

La reducción del sector financiero a dimensiones compatibles con la salud pública exige la eliminación de los fondos accionarios turbios e insolventes, así como la prohibición de la ventas de acciones a descubierto y la restauración de la ley Glass-Steagall que imponía la separación de esferas entre los distintos tipos de bancos (de inversiones, comerciales, de depósitos). Otra prescripción clave es la de establecer una pequeña tasa sobre las transacciones diarias de divisas de más de dos billones de dólares, de las que el 90% es pura especulación. La evasión fiscal y el lavado de dinero pueden ser monitoreados más estrechamente y perseguidos judicialmente mientras las transferencias offshore a burdeles financieros pueden ser cauterizadas.

¿Es posible curar al cuerpo económico estadounidense? Sí. El rejuvenecimiento y las reformas están en la agenda del nuevo gobierno encabezado por Barack Obama, que comprende una cirugía reconstructiva para implantar una infraestructura más eficiente, basada en la energía solar, eólica y geotérmica. Si esa cura se aplica los consumidores estadounidenses le darán un puntapié a muchas viejas adicciones y los productores harán crecer nuevas y más sostenibles economías. Las industrias infladas reducirán su tamaño, mientras las firmas ineficientes se arruinarán. Los viejos sueños de Wall Street de “dueños del universo” y las aventuras militares e imperiales de los neoconservadores se desvanecerán tranquilamente. (FIN/COPYRIGHT IPS)

(*) La economista Hazel Henderson ( www.EthicalMarkets.com) es autora de Ethical Markets: Growing The Green Economy (2007) y coautora del ïndice sobre calidad de la vida Calvert-Henderson ( www.Calvert-Henderson.com).

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