FORO DE DAVOS: ¿Una salida revolucionaria a la crisis?

El agravamiento de la crisis económica abre la posibilidad de una ruptura revolucionaria, evaluó el académico francés Alain Bihr. Todo dependerá de la capacidad de lucha de las capas populares, declaró a IPS durante los actos de El Otro Davos, en esta ciudad de Suiza oriental.

Alain Bihr Crédito: Alternative Libertaire
Alain Bihr Crédito: Alternative Libertaire
Sin embargo, en un primer momento "la burguesía y los gobiernos que defienden sus intereses" se van a mostrar dispuestos a "hacer pagar a los trabajadores el agravamiento de la crisis", dijo en una entrevista Bihr, profesor de sociología de la Universidad de Franche-Comté, en la ciudad de Besançon, en el noreste de Francia.

Bihr participó el viernes en El Otro Davos, una conferencia internacional convocada por la filial suiza de la Asociación por la Tasación de las Transacciones Financieras Especulativas y la Acción Ciudadana (Attac), para manifestar su oposición al Foro Económico Mundial (FEM), que concluirá este domingo su sesión anual en el centro turístico de Davos.

IPS: ¿Cómo afectará la crisis a los sectores más vulnerables de la población?

ALAIN BIHR: No es posible comprender la situación de los más pobres y desposeídos si no se comprende también la situación del conjunto del mundo salarial, porque esas personas más vulnerables no son otra cosa que las capas inferiores de ese mundo salarial. Y ha sido el conjunto de ese mundo salarial el objeto de la agresión por parte del capital y de los gobiernos en los últimos 30 años.

IPS: ¿De qué manera se ejecutó esa agresión?

AB: Bajo la cubierta de políticas neoliberales que han llevado a incrementar el desempleo y el trabajo precario, a reducir la parte del salario en la riqueza social y a seccionar las prestaciones sociales. Y evidentemente es la gente más vulnerable la que ha sido alcanzada y afectada por esas políticas.
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IPS: ¿Cuáles son las perspectivas en ese terreno?

AB: La crisis, que se remonta a la primera conmoción petrolera de la década de 1970, ha pasado por varias fases y acaba de entrar ahora en una nueva etapa con los recientes desastres financieros y bancarios. En cuanto a las perspectivas, hay que temer que los gobiernos persistan en esas políticas de agresión porque tendrán que adoptar disposiciones absolutamente impopulares, en todos los sentidos del término.

IPS: ¿Qué se puede esperar?

AB: Otra vez lo mismo, que los gobiernos autoricen a las empresas a despedir y a recurrir al trabajo a tiempo parcial, que introduzcan cortes en los presupuestos sociales para llegar a achicar el déficit fiscal causado por los créditos que se otorgan, por otra parte, para salvar a las empresas y a los bancos, entre otros. Todo eso se traducirá en un agravamiento de la situación de las personas más vulnerables.

IPS: Los movimientos sociales, los sindicatos, los partidos políticos de izquierda, ¿están organizados para enfrentar esa situación?

AB: Yo diría que no porque son herederos de una fase de la historia del movimiento obrero, de un movimiento obrero que ha quedado atrás. Al contrario, las luchas en el terreno del trabajo, y también fuera de ese ámbito, que se han desarrollado en los últimos años, muestran una capacidad conflictiva, de lucha, de resistencia y de organización.

También se aprecia una capacidad de propuesta política y de imaginación política que hace esperar una salida diferente a la que termino de evocar.

IPS: ¿En qué consistiría esa diferencia?

AB: En una salida que difiera de la salida dramática que consistirá en el agravamiento de las condiciones de vida de las capas populares. En síntesis, demostrará que otra salida es posible.

IPS: ¿Puede ser más preciso?

AB: Otra salida posible consistirá como mínimo en obtener o imponer una nueva partición de la riqueza que sea más favorable a las capas populares. Y, ¿por qué no?, una salida que se comprometa en un proceso de ruptura revolucionaria. Pienso que el agravamiento de la crisis abre esa posibilidad.

IPS: Entonces, ¿qué futuro le ve al capitalismo?

BA: Todo va a depender precisamente de esa capacidad de resistencia y de lucha de las capas populares. Si esa capacidad es suficiente, el capitalismo tiene motivos para preocuparse. Pero si esa capacidad no es suficiente, es evidente que de una manera u otra el capitalismo conseguirá restablecerse, aunque los desafíos que hoy enfrenta no tienen parangón con los que ha conocido en su historia.

Porque el capitalismo no solo se enfrenta a una crisis social potencial de amplitud, sino que también debe manejar una crisis ecológica, que es un desafío mayor. El capitalismo está cercado por ellas dos.

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