AMÉRICA LATINA: Hambre vuelve al nivel de 1990

Entre 2006 y 2008 «prácticamente hemos perdido todo lo avanzado» desde 1990 en materia de lucha contra el hambre en América Latina y el Caribe, dijo este miércoles José Graziano Da Silva, representante regional de la FAO.

A pesar de los retrocesos, Da Silva se manifestó ante IPS relativamente optimista respecto del año próximo.

La cantidad de personas desnutridas en el mundo aumentó este año en 40 millones, totalizando 963 millones, según la última edición del informe anual "El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo", presentado el martes en Roma por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación).

Aunque esta agencia del foro mundial todavía no cuenta con cifras desagregadas por regiones, la situación de América Latina y el Caribe es de evidente retroceso.

"Prácticamente hemos perdido todo lo avanzado en los últimos 18 años", declaró a IPS el brasileño Da Silva al finalizar la presentación en Santiago del primer "Panorama del Hambre" en la región.
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En 1990, la cantidad de personas desnutridas en el mundo sumaban 841 millones, 52,6 millones de los cuales eran latinoamericanos y caribeños.

Quince años después, la cifra de personas padeciendo hambre en el mundo aumentó a 848 millones, pero en América Latina y el Caribe bajó a 45,2 millones, es decir, superaron esta condición 7,4 millones de personas.

De esta forma, la desnutrición en la región había pasado de 12 por ciento en 1990 a ocho por ciento en 2005.

Con ello América Latina y el Caribe se encontraba en buen pie para lograr el primer Objetivo de Desarrollo para el Milenio (ODM), que mandata reducir a la mitad para 2015 el porcentaje de personas que padecen pobreza extrema y hambre, tomando como referencia los indicadores de 1990.

Los otros siete ODM acordados en 2000 por los gobiernos en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) entrañan compromisos en materia de educación, de salud materna e infantil, en el cuidado del ambiente, de promoción de la igualdad de género, de combate contra el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) y otras enfermedades, así como el fomento a la asociación mundial para el desarrollo.

El promisorio escenario de la región varió en 2007, cuando la carestía de los alimentos hizo subir el número de hambrientos a 51 millones, casi igualando los 52, 6 millones de 1990, aunque "todo indica" que esa cifra se alcanzó o superó en 2008, explicó Da Silva.

"Podemos pensar que la situación (actual) está como en 1990 o peor", remarcó el encargado de la FAO, considerando que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) informó el martes que, este año, tres millones de personas pobres de la región pasaron a ser indigentes por causa de la inflación alimentaria.

Por otra parte, Da Silva lamentó que este año los países en desarrollo, sin contar a Brasil, China e India, disminuyeran 1,6 por ciento su producción de cereales, a diferencia de las naciones desarrolladas que la aumentaron 11 por ciento.

A pesar del cúmulo de malas noticias, este ex ministro del gobierno izquierdista brasileño de Luiz Inácio Lula da Silva espera "un panorama mejor para el tema del hambre en la región" en 2009.

"América Latina es la región que mejor ha enfrentado la crisis financiera y de alimentos", aseguró.

"Las proyecciones que tenemos de Cepal indican que América Latina va a entrar en su séptimo año de crecimiento económico consecutivo. Si esto se cumple, será vital para garantizar mejores ingresos y empleos en la región", sostuvo.

Además, "con la caída de los precios de los productos de la canasta básica se espera una menor inflación alimentaria".

"Entonces hay un doble beneficio: más empleos e ingresos y un costo más bajo de los alimentos", consideró.

El mejoramiento de la situación también dependerá de la voluntad de los países de mantener y ampliar las medidas que ya han aplicado para afrontar el encarecimiento de los alimentos, las cuales Da Silva dividió en tres grandes grupos.

Por un lado, está la reducción de aranceles a la importación de productos de la canasta básica, implementada por países como Bolivia, Brasil, Ecuador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua y El Salvador.

En segundo lugar, los países lograron "establecer y ampliar redes de protección social hacia los más pobres", destacándose los programas de transferencias condicionadas de ingresos y los subsidios directos a la alimentación.

En este sentido, las guarderías infantiles y las meriendas escolares son indispensables para combatir la desnutrición crónica (baja talla para la edad) en niños y niñas, la cual tiene efectos físicos y cognitivos irreparables.

En América Latina y el Caribe hay más de nueve millones de niños desnutridos. La prevalencia de este grave problema crónico duplica a la situación global al respecto, con 15,6 por ciento y 7,3 por ciento, respectivamente.

Finalmente, Da Silva valoró el estímulo dado a la agricultura familiar.

En este marco, se recomienda a los gobiernos garantizar el crédito, extender los plazos para cancelar las deudas, establecer precios de referencia, reorientar recursos hacia sectores productores de alimentos básicos y efectuar compras, por ejemplo para comedores escolares, con el propósito de incentivar la producción nacional.

"Muchos países incluso empezaron significativos programas de reemplazo de importaciones, sobre todo de trigo", por productos originarios de América, indicó.

Según el representante de la FAO, para América Latina resulta un imperativo erradicar el hambre entre sus habitantes, puesto que es una región "exportadora neta de alimentos", incluso apodada "el granero del mundo".

La región produce 30 por ciento más de alimentos que los necesarios para satisfacer las necesidades energéticas mínimas de todos sus habitantes, según este organismo.

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