Es esencial la participación de los más vulnerables en los programas para desarrollar a Haití, dijo a Tierramérica el vicepresidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), Kanayo Nwanze, que este año destinó 10,2 millones de dólares a paliar la crisis alimentaria allí.
Más de 240.000 pequeños agricultores pobres del país más pobre de América recibirán un paquete con semillas de hortalizas y cereales, mandioca, batata y plantas de banano, con el fin de aumentar en 2009 la disponibilidad de alimentos en la nación caribeña, devastada en los últimos meses por una serie de tormentas y huracanes que se sumaron a la carestía alimentaria global.
La crisis "golpeó duramente a Haití, porque más de la mitad de sus alimentos son importados", dijo en entrevista con Tierramérica el nigeriano Nwanze, biólogo, doctor en entomología por la estadounidense Universidad de Kansas y dedicado por muchos años a la investigación agrícola.
TIERRAMÉRICA: ¿Cuál era el compromiso del FIDA con los agricultores pobres de Haití antes de los desastres climáticos de los últimos meses?
KANAYO NWANZE: Trabajamos en proyectos de mediano a largo plazo, como el apoyo al riego en pequeña escala, para mejorar la seguridad alimentaria y ayudar a los agricultores a crear resiliencia a las condiciones cambiantes, especialmente los que viven en áreas aisladas o marginales.
La participación de los grupos más vulnerables en la planificación y administración de los programas de desarrollo es muy importante para el FIDA. Esto significa capacitar al personal de los programas, a beneficiarios y socios públicos y privados, y fortalecer el diálogo entre los pobres de las zonas rurales y el gobierno local.
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En los últimos 30 años de trabajo con los pobres de zonas rurales de Haití, el FIDA financió siete proyectos con préstamos aprobados por 84,3 millones de dólares y concedió subsidios a organizaciones locales por 2,2 millones.
TIERRAMÉRICA: ¿Cómo ayudará el paquete de 10,2 millones de dólares a la agricultura?
KN: La prioridad es un rápido impacto en la producción local y aumentar la disponibilidad de alimentos básicos en los mercados. Con nuestra agencia hermana, la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), distribuiremos a unos 240.000 pequeños cultivadores un paquete con semillas de hortalizas y cereales, mandioca, batata y plantas de banano. La capacidad nacional de producir semillas se fortalecerá en un esfuerzo por mejorar la seguridad alimentaria.
TIERRAMÉRICA: ¿Cómo se vincula esto con otros proyectos de largo plazo para ayudar a los pobres de las zonas rurales de Haití?
KN: El más reciente (de 27 millones de dólares) se fijó para rehabilitar sistemas de irrigación colectiva usados por miles de pequeños agricultores en dos de las áreas más pobres: las provincias Nororiental y Noroccidental.
El FIDA está respondiendo a una clara necesidad de mejorar prácticas, especialmente en el manejo del agua. Pese a la enorme deforestación y erosión, todavía hay mucho potencial en los suelos haitianos. Si logramos llevar agua a los pequeños predios, incluso sin fertilizantes los agricultores podrían mejorar significativamente los rendimientos, pasando de una a tres cosechas anuales.
Ese proyecto ayudará a 18.000 familias de áreas rurales remotas, permitiendo a los agricultores dedicarse a una mayor gama de cultivos y estimular la producción con un mejor manejo del agua.
El FIDA continuará trabajando con asociaciones de usuarios de agua para compartir las responsabilidades administrativas del sistema de riego y ayudará a crear un programa nacional de manejo hídrico para la agricultura.
También apoyamos iniciativas para que los minifundistas haitianos mejoren los sistemas combinados de cultivos e intensifiquen las plantaciones alimentarias y de hortalizas con miras a hacer frente al cambio climático.
TIERRAMÉRICA: Las remesas familiares desde la diáspora haitiana, en su mayoría radicada en Estados Unidos, son vitales para muchos pobres. Pero preocupa que la crisis financiera mundial altere el flujo de esa ayuda.
KN: Según un informe del Banco Interamericano de Desarrollo, tras un crecimiento de dos dígitos durante años, el valor de las remesas enviadas desde Estados Unidos a América Latina y el Caribe decaerá este año en términos reales.
Esto es muy preocupante para muchas familias haitianas que dependen del dinero enviado por amigos y familiares para satisfacer sus necesidades cotidianas.
Una manera de cumplir este desafío es la innovación. El FIDA apoya al banco alternativo Fonkoze ("hombro a hombro" en lengua creole), que atiende a quienes no pueden acceder a la banca tradicional.
Ahora apoyamos una iniciativa de una tarjeta prepaga de remesas para los haitianos que trabajan en Estados Unidos. Funciona en el circuito de la tarjeta Visa, cuesta apenas un dólar mensual y permite que el empleador del trabajador titular de la tarjeta deposite directamente fondos de su salario sin cargo en la "cuenta de inversiones" del Fonkoze para la familia que vive en una zona rural de Haití.
Al abrir la cuenta, el cliente autoriza al Fonkoze a invertir el saldo en micro-préstamos para iniciativas de comunidades rurales. La tarjeta es un mecanismo integrado más eficiente de canalizar el dinero, y cuesta menos que las transferencias tradicionales.
* Este artículo fue publicado originalmente el 6 de diciembre por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.