MUJERES-ÁFRICA: Cuentas limpias y equitativas

Tomar en cuenta la perspectiva de género al elaborar los presupuestos públicos nacionales ayuda a mitigar la inequidad entre hombres y mujeres, pero no es una solución mágica, según Meryem Aslan, directora de programa de Unifem para África oriental y el cuerno de África.

Crédito: UN DPI Photo
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A mitad del camino hacia el plazo para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo de la ONU para el Milenio, aumenta la presión para promover la equidad de género.

Ése es, precisamente, uno de los Objetivos, definidos en 2000 por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con 2015 como fecha límite.

El enfoque sobre medidas específicas para superar la brecha entre hombres y mujeres varía de una región a otra, particularmente en África, donde la desigualdad de género todavía es muy generalizada.

Entrevistada por IPS, la representante de Unifem (Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer) compartió sus opiniones sobre financiamiento de género en la región.
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IPS: ¿En qué etapa del debate sobre "presupuesto de género" está África oriental?

MERYEM ASLAN: Diría que es un asunto del que se habla. La región es grande y cubre ocho países: Djibouti, Eritrea, Etiopía, Kenia, Somalia, Sudán, Tanzania y Uganda. Actualmente trabajamos en todos estos países, excepto en Somalia.

Por supuesto, la situación difiere de un país a otro. Algunos recién están comenzando a comprender estructuras y procesos presupuestarios y comenzando a estudiar sus presupuestos desde una perspectiva de género. Algunos países están un poco más desarrollados y algunos están mucho más lejos en términos de implementación de los presupuestos de género.

En algunos países hay más organizaciones de la sociedad civil que se ocupan de presupuestos de género o de crear grupos que presionen por su implementación. En algunos países no tenemos esa clase de presión.

Los parlamentos, los Poderes Ejecutivos y los ministros de Finanzas han discutido la cuestión de los presupuestos de género, y esto ya es un avance. Un viaje de 1.000 millas comienza con un paso.

IPS: ¿Qué puede lograr un presupuesto de género?

MA: No hay ninguna solución mágica que pueda crear igualdad. No es solamente el presupuesto de género lo que logrará la igualdad, pero es una parte importante. Si se lo implementa adecuadamente, si los gobiernos o las instituciones multilaterales o bilaterales comienzan a integrar los presupuestos de género, lo que lograremos es un acceso equitativo de mujeres y hombres a los servicios.

Por ejemplo, si uno está diseñando con enfoque de género un proyecto educativo en un país donde es muy problemático el acceso de las niñas a las aulas, entonces no verá en la inversión en el área solamente cómo aumentar la cantidad de escuelas o de maestros, sino también los factores que determinan la inequidad.

Tal vez sea la distancia, o prácticas tradicionales como el matrimonio precoz, lo que impide el ingreso de niñas en las escuelas. Tal vez lo que está faltando son letrinas para niñas. Tal vez la pobreza lleva a los padres a no inscribirlas, aunque mantienen allí a sus hijos varones. Entonces, deben hacerse inversiones para mitigar estos factores, a fin de garantizar un acceso igualitario de niños y niñas a las escuelas.

Así que los gobiernos pueden asegurarse de que estas inversiones en las escuelas beneficien a niños y niñas por igual. Esto podría ser una campaña continua que promueva la importancia de la educación para niñas y varones, y que cree en las comunidades una demanda de escuelas, y que las niñas se queden en ellas.

Podrían ser mecanismos para abordar ciertas prácticas tradicionales, como los matrimonios infantiles, podría ser una política de almuerzo gratuito para estimular a niños y niñas a ir a la escuela, o podría ser el apoyo adicional a las familias, para que no retiren a las niñas de la escuela.

Hay que ver cómo ciertas inversiones pueden afectar a mujeres y hombres, y tenemos que comprender por qué el acceso de niños y niñas a la educación no siempre es igual, aún cuando haya un centro educativo allí. Lo mismo ocurre con la salud. Al construir una clínica, el Estado no sólo tiene la obligación de tener el edificio, sino también de asegurarse de brindar servicios a hombres y mujeres.

Los gobiernos no pueden darse el lujo de ampararse en prácticas tradicionales para no brindar ciertos servicios. Ningún gobierno puede decir: "Mi pueblo prefiere las prácticas tradicionales, así que las niñas no pueden ir a la escuela o a un centro de salud."

Los gobiernos están allí para comprender a su población y diseñar políticas con las que puedan facilitarles a sus ciudadanos —mujeres y hombres— una vida más saludable, una vida mejor y un acceso igualitario a sus derechos.

IPS: ¿Qué desempeño ha tenido la legislación sobre presupuestos de género en la región?

MA: Muchos gobiernos de la región, por ser miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), tienen un marco internacional que acepta la igualdad de hombres y mujeres, pues adhieren a la Carta del foro mundial, a la Declaración Universal de los Derechos Humanos y a diversas convenciones, tratados y acuerdos.

Y no sólo están los acuerdos internacionales, sino también los regionales. Hay acuerdos de la Unión Africana y otros subregionales por los cuales los gobiernos se han comprometido con la igualdad entre mujeres y hombres.

Algunos han sido más exitosos en el proceso de compatibilizar las leyes nacionales con estos acuerdos internacionales. Unos han ido más rápido y otros más lento en el área de la legislación.

IPS: ¿Cuáles son las mejores prácticas?

MA: No se encuentran a nivel gubernamental, sino en la cooperación entre la sociedad civil y los gobiernos.

En ciertos países hubo algunos esfuerzos, por ejemplo en el sector hídrico. Lo que se ha hecho es un análisis muy sólido de las inversiones en el sector del agua desde una perspectiva de género, y en base a ese análisis se hicieron recomendaciones para modificar las inversiones, a fin de que mujeres y hombres puedan beneficiarse por igual.

Éste es un paso muy importante, porque se ve cómo proporcionar servicios que garanticen un acceso equitativo entre mujeres y hombres. Esto se hizo al menos en dos países de la región: Tanzania y Uganda.

IPS: ¿Cuál es el impacto de la crisis financiera mundial en la elaboración de un presupuesto de género?

MA: Es un riesgo. Por supuesto, para nosotros es una preocupación que la crisis financiera afecte el desarrollo en las inversiones en general, pero también las inversiones para la igualdad de género. Podría afectar el flujo de asistencia en general. La cantidad de asistencia otorgada a los países en desarrollo podría disminuir.

Digo "podría" porque por el momento no tenemos ninguna señal, pero debemos estar preparados para hacer cálculos tras la crisis financiera, cuán lejos y profundo llegará, y cómo podría afectar el logro de los Objetivos del Milenio en general, pero el logro de igualdad de género en particular.

Pienso que estos cálculos son muy importantes para todos, pero en especial para los gobiernos nacionales, que necesitan depender cada vez más de sus propios recursos, de sus propios ingresos nacionales para el desarrollo.

El compromiso de los gobiernos con el desarrollo puede medirse mejor según la cantidad de sus recursos internos que invierten en el desarrollo, no sólo por la cantidad de asistencia que ingresa al país.

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