LIBROS-VENEZUELA: La cotidianidad en la guerra

¿Cómo fue el día a día de las personas que vieron sus vidas intervenidas por la guerra de la independencia? Mientras se libraban sangrientas batallas a lanzazo limpio, ¿había vida universitaria, gente que se casaba o borrachos en las calles?

Acaba de aparecer el libro titulado "Más allá de la guerra, Venezuela en tiempos de la Independencia", de la académica Inés Quintero y siete jóvenes historiadores, quienes durante dos años investigaron casos de la vida cotidiana en el período 1810-1830, que corresponde a la guerra de separación de este territorio de España y al nacimiento de la república.

"Esas dos décadas son el período que mayor atención ha recibido por parte de la historiografía venezolana, pero circunscrita a la política, a la guerra y a la vida y trayectoria de los protagonistas que condujeron los ejércitos y definieron el rumbo político de las nuevas naciones", observó Quintero a IPS.

La "historia patria" que se enseña en las escuelas gira en torno a la acción de Simón Bolívar (1783-1830) y de decenas de héroes militares que le acompañaron. Ya hace 40 años el historiador Germán Carrera, con su obra "El culto a Bolívar", mostró cómo esa suerte de sacralización del libertador devino en una religión cívica del Estado venezolano.

"Pero la historia no debe verse solamente desde lo que se considera una sucesión de hechos trascendentales, la política, sino también desde el punto de vista y las vivencias de la gente de a pie", sostiene Quintero.

La vida de todos se trastocó en esa época "y cada quien respondió de diferente manera, unos se comprometieron con algún bando, muchos perecieron, otros sobrevivieron y todos compartieron forzosamente la misma circunstancia histórica y el mismo espacio geográfico", apuntó Quintero.

Por ejemplo, Joaquín Vivas es un esclavo treintañero que inicia una querella en 1830 ante el temor de ser vendido por sexta vez. Había nacido en Guinea y desde 1814 acompañó a su amo Feliciano Jiménez en la guerra, del lado patriota. Marchó, fue soldado, padeció heridas e incontables penurias, pero no le alcanzaba el beneficio de la libertad.

Es una de las seis historias de esclavos que litigaron después de la guerra para obtener la libertad que se les ofreció si empuñaban las armas, tanto en el bando realista como en el patriota, pero que después les fue regateada a pesar de su sacrificio.

En la Caracas de 1817, bajo control realista, las autoridades detienen al barbero Gregorio Velásquez, acusado de embriagarse con frecuencia, maltratar físicamente a su mujer y amenazar a su madre con una navaja de afeitar. Lo obligan a prestar servicios en un hospital, pero sigue bebiendo y es entregado a un pariente para su custodia.

Por quedarse borracho en las calles va a juicio el sepulturero José Hernández, y los pardos (mestizos) Dionisio Aristiguieta y Francisco García al ser sorprendidos jugando naipes un martes a las tres de la tarde frente a una carnicería: la corona no quiere juegos de envite y azar en lugares públicos y en días y horas laborables.

En 1820, en los valles de Aragua, cerca de la capital, José Rebolledo, de 25 años, y Rosa Rodríguez, de 16, quieren casarse, pero el padre de la muchacha, Enrique, de quien se sospecha quiere hacer de su hija su concubina, se opone a la boda.

Rosa y José se escapan, pero Enrique y su mujer Dionisia los alcanzan en el pueblo de San Sebastián, acusan a Rebolledo de ser individuo de dudosa calidad y condición, y el raptor es conducido a la cárcel.

Rebolledo, con su partida de bautismo, prueba que es blanco y nació en España, por lo que es de "buena condición", y con la certificación de esponsales demuestra que Rodríguez había autorizado la boda. La justicia le da la razón, pero le impone las costas del proceso. Rebolledo se rehúsa a pagar y, sin que se tengan más noticias, se fuga con su amada de nuevo.

En la noroccidental ciudad de Coro, en 1816, María Josefa Díaz se opone a la boda de su hermano José Antonio, de 20 años, con Romualda Colina, de 26, alegando "disonancia de clases". Los hermanos Díaz son huérfanos, analfabetos y se declaran, más que pobres, "personas miserables", pues no pueden pagar ni el papel para su libelo.

Pero son indios (indígenas, no se especifica la etnia), en tanto Romualda es zamba (hija de negro e india) cuyo padre fue esclavo, y María Josefa no admite la posibilidad de que su hermano se case con una mujer de inferior calidad. El tribunal le da la razón con base en la Pragmática Española sobre matrimonios, que databa de 1803.

Los autores subrayan que "la expansión y recrudecimiento del conflicto bélico y la oferta republicana de igualdad no tuvieron el menor efecto en el parecer de quienes, en medio de los avatares de la guerra, seguían estimando inconveniente un enlace desigual".

Muchas de las 250 páginas del libro registran las contradicciones y cambios de posición que, según las armas que dominasen el terreno, debieron adoptar instituciones básicas de aquella sociedad, como el clero católico y la Universidad de Caracas.

El último y sobrecogedor capítulo registra la crudeza de la guerra y la destrucción causada. Para colmo de males, Caracas y otras ciudades fueron casi destruidas por un terremoto. La agricultura, ganadería, la poca industria y el comercio fueron arrasados.

Hubo numerosas migraciones forzadas desde las ciudades al acercarse un ejército contrario. En la más famosa, la Emigración a Oriente de 1814, entre 20.000 y 30.000 caraqueños huyeron de las fuerzas realistas, pero muchos de ellos jamás regresaron, alcanzados por las escaramuzas, enfermedades, el hambre y hasta fieras en los bosques.

Bolívar escribió que en 1814 la guerra causó la muerte de unas 80.000 personas, casi 10 por ciento de la población con que para entonces contaba Venezuela.

En el libro son reveladores los testimonios de las deserciones, pillaje, del hambre y la escasez de pertrechos y de vestuario que acechaban a los ejércitos. La tropa se alimentaba escasamente, de carne vacuna y plátanos (bananas verdes). Enfermaba con frecuencia. Oficiales y soldados andaban semidesnudos y descalzos.

Ello contrasta con las pinturas que ilustran los textos de historia, en las que se baten soldados uniformados con botas y casacas, o con los militares vestidos como húsares que hacen guardia, para rememorar los uniformes de la época, en actos y conmemoraciones de la Venezuela contemporánea.

La radiografía de "Más allá de la guerra" muestra que "el ritmo de la vida en una sociedad es muy diferente, mucho más lento, que el de las sobremarchas impuestas por los conflictos políticos o las revoluciones", argumentó Quintero.

"Que cada quien saque sus propias conclusiones", dijo Quintero, cuando se le preguntó si entonces cabe un paralelismo con la última década vivida en Venezuela, bajo la presidencia de Hugo Chávez, líder de un proyecto que ha bautizado como "revolución bolivariana y socialista" y que en su concepto es la proyección y continuación de la gesta independentista de comienzos del siglo XIX. Individuo de número en la Academia Nacional de la Historia, Quintero fue acompañada en esta investigación por los noveles historiadores Ángel Almarza, José Bifano, Lionel Muñoz, Enrique Ramírez, Rosángel Vargas, Johana Vergara y Alexander Zambrano. El libro fue editado por la Fundación Bigott, de la iniciativa privada.

Quintero ha escrito otros dos libros sobre aspectos poco conocidos de la época independentista en Venezuela: "La criolla principal", sobre María Antonia Bolívar, hermana del Libertador y quien se oponía a la independencia de España, y "El último marqués", acerca de Francisco Rodríguez del Toro, que hacía parte de la nobleza colonial y en sus 90 años de vida cambió de bando numerosas veces.

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe