POLÍTICA-BOLIVIA: Pacto en las alturas

El presidente de Bolivia, Evo Morales, acortará su mandato en un año y competirá por única vez por otro periodo en elecciones a realizarse el 6 de diciembre de 2009, cuando también se pondrán en juego la vicepresidencia, 157 escaños legislativos, 327 alcaldías y nueve gobernaciones departamentales.

El acuerdo que contiene esos y otros puntos institucionales, que ahora debe ser tratado por el parlamento, surgió tras una compleja negociación entre el gobernante Movimiento al Socialismo (MAS) y tres fuerzas de oposición y fue anunciado por el propio Morales ante miles de personas que finalizaron este lunes su marcha de Oruro a La Paz.

La movilización, que encabezó el mandatario izquierdista en la etapa final, recorrió durante siete días la ruta de 200 kilómetros que une la altiplánica población de Caracollo, en el occidental departamento de Oruro, con la ciudad sede de los poderes Ejecutivo y Legislativo.

La reelección por una sola vez, en vez de las dos esperadas por el gobierno para prolongar su mandato por 13 años, era la última condición exigida por los opositores para dar vía libre a la convocatoria de referendo para el 25 de enero, cuando la ciudadanía deberá pronunciarse sobre el nuevo texto constitucional aprobado por la Asamblea Constituyente.

En reuniones sin pausa desde la tarde del lunes, con rostros somnolientos y de cansancio, ante la mirada de observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA), de la Organización de las Naciones Unidas, la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y las iglesias Católica y protestantes, los negociadores operaron bajo la amenaza de los sectores sociales que culminaron este lunes en La Paz su sacrificada caminata por una constitución con justicia, el reconocimiento a los 36 pueblos indígenas y el fin del latifundio improductivo.

Con un papel en la mano donde se consigna el acuerdo político, Morales exhortó a sus adherentes a permanecer en la Plaza de Armas, Pedro Domingo Murillo, en una vigilia frente a la sede del Congreso legislativo, al que reclamó la inmediata aprobación de la convocatoria a referendo mediante una ley.

Pero la negociación no fue fácil para el mandatario indígena porque renunció a la posibilidad de reelegirse en dos oportunidades que sumadas a los tres años de gobierno, iniciado el 22 de enero de 2006, habría acumulado un total de 13 años para llevar a la práctica la anunciada revolución democrática y cultural.

Del mismo modo, el vicepresidente Álvaro García Linera confirmó que un centenar de los 411 artículos aprobados por la Asamblea Constituyente el 9 de diciembre de 2007, en la ciudad de Oruro, fueron revisados para atender las demandas del campo, la ciudad, los empresarios y obreros.

El MAS cambió su estrategia inicial que evitaba la revisión del documento para facilitar un ambiente de pacificación, tras las violentas protestas organizadas por organizaciones cívicas de la denominada media luna oriental conformada por los departamentos de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija.

Los "ajustes y corrección de contradicciones" del texto constitucional anulan los temores de muchos sectores sociales y se trata de una versión mejorada después de las negociaciones con los nueve prefectos (gobernadores departamentales), explicó el vicepresidente.

Entre las modificaciones se incluyen competencias legislativas de las autonomías departamentales, la incorporación de las autonomías regionales dentro del dominio departamental, los alcances de las autonomías indígenas y las atribuciones del gobierno nacional, según García Linera.

La febril actividad política se cumplió mientras unas 100.000 personas llegaban a La Paz por carreteras principales, vías secundarias y rurales en actitud de presión al Congreso para obtener el camino expedito al referendo que consultará al electorado su aceptación o rechazo.

La marcha, una vieja arma pacífica de lucha empleada por Morales, antes de convertirse en jefe de estado elegido democráticamente, volvió a convertirse en una demostración de su popularidad por la multitud que lo acompañó en el último tramo de unos 30 kilómetros.

El mandatario, habituado a largas caminatas de reivindicación social, volvió a ser la figura central al dejar el protocolo oficial y unirse al líder de la Central Obrera Boliviana (COB), el minero Pedro Montes, los colonizadores de zonas tropicales, campesinos y miles de manifestantes que emprendieron la caminata final desde la altiplanicie al llegar el alba.

Un liderazgo natural de Morales alentó a miles de ciudadanos de El Alto, La Paz y poblaciones cercanas a seguirlo en su particular presión contra el Congreso, custodiado a distancia moderada por policías y cuerpos de seguridad que durante su vida sindical lo reprimían.

Los medios de difusión coincidieron en calificar a la marcha como la de mayor asistencia porque se extendía por unos nutridos 15 kilómetros desde la cabeza hasta la última fila, una cadena humana que llegó a La Paz a las 16 horas y aún al anochecer continuaba descendiendo desde las montañas hasta la urbe. Sin muestras de agotamiento, a pesar de la caminata bajo el sol, la fatiga por los abrazos y manos que estrechaba a su paso en gesto triunfal por carreteras y calles, Morales pronunció un discurso, bailó y cantó en un hecho que lo encumbra como el más popular en los últimos 26 años de democracia.

La manifestación popular que reunió a humildes habitantes de zonas rurales del altiplano, valles y zonas tropicales de la nación más pobre de la región, recoge un objetivo de quebrar con el aislamiento y la postergación, y desafía al poder político tradicional aliado a poderosos terratenientes, empresarios y grupos económicos fortalecidos bajo un modelo de economía de mercado.

La oposición puso en duda el 67 por ciento de respaldo ciudadano alcanzado por el presidente indígena en el referendo revocatorio del 10 de agosto, pero la marcha de este lunes y las entusiastas adhesiones de los citadinos habló por sí sola al reunir a sectores empobrecidos que depositan su esperanza en el gobierno después de su frustración por los desaciertos de los líderes tradicionales.

La multitud demostró una actitud pacífica, pero el líder de los mineros por cuenta propia (cooperativistas), Andrés Villca, y de los campesinos de regiones tropicales, Adolfo Chávez, advirtieron su deseo de cerrar el Congreso legislativo si la oposición mantiene su rotunda negativa a facilitar la vigencia de una nueva constitución.

Una vigilia de caminantes agotados por los siete días de marcha, rodea el Congreso legislativo y está decidida a coronar su histórica protesta con un voto favorable de los legisladores a su demanda por el cambio social mediante una nueva carta magna.

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