BIRMANIA: Cambiar la Constitución para que nada cambie

Birmania estrenará en febrero próximo su nueva Constitución de 194 páginas, que demandaron 15 años de afanosa redacción.

En mayo último, pocos días después de que el ciclón Nargis arrasara el país con un saldo de cientos de miles de muertos y millones de damnificados, la dictadura militar anunció que 92 por ciento de los votantes en un referendo habían avalado la nueva carta fundamental.

La opositora Liga Nacional para la Democracia (LND), que lidera la premio Nobel de la Paz y presa política Aung San Suu Kyi, ha rechazado categóricamente la nueva Constitución, mientras que observadores extranjeros la observan con escepticismo.

Según los generales que manejan el país con mano de hierro, el texto garantiza una transición estable hacia la democracia. Las elecciones están previstas para 2010 y la Constitución entrará en vigencia una vez que se hayan realizado. Los militares se otorgaron a sí mismos 25 por ciento de los escaños en ambas cámaras parlamentarias.

Esta Constitución será la tercera en la historia del país, tras la que inauguró el periodo independiente en 1947. Esa carta se inspiraba en el derecho de la antigua metrópoli, Gran Bretaña. La de 1974, impuesta por la junta militar, era de carácter socialista.
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El nuevo texto ofrece algunos elementos que podrían equipararse a los usuales en un estado de derecho. Ordena, por ejemplo, la creación de un tribunal constitucional, con la función de interpretar la ley y zanjar las disputas entre poderes del Estado.

Pero, según Dominic Nardi, estudiante de derecho de la estadounidense Universidad de Georgetown que expuso el día 8 en un seminario organizado por la Fundación Sasakawa para la Paz, ese tribunal tiene un propósito adicional. Es "un mecanismo de reaseguro de las elites", afirmó.

"Si la situación política cambia dramáticamente o si la oposición pasa a controlar una o ambas cámaras del parlamento, (el tribunal) asegurará a las minorías (militar) cierta protección legal", agregó.

"En las transiciones de una dictadura a sistemas más democráticos, los líderes autoritarios establecen estos tribunales como resguardo contra acciones legales en su contra", dijo Nardi.

El nuevo texto también incluye un artículo que prohíbe devaluar la moneda. En 1987, el gobierno introdujo una reforma monetaria que pulverizó el ahorro de millones de birmanos, por lo que esta cláusula demuestra que se aprendió una lección, dijo David Steinberg, profesor de estudios asiáticos en la Universidad de Georgetown.

Pero Steinberg destacó, además, que la nueva Constitución impide que "nadie sea juzgado por crímenes cometidos por el gobierno en el pasado".

Los generales han establecido otras formas de autoprotección. En una emergencia, el presidente estará habilitado para ceder el poder al comandante en jefe del ejército por el término de un año. Además, se establece que modificar la Constitución requerirá una mayoría de 75 por ciento de los legisladores.

En consecuencia, es casi imposible limitar el liderazgo de los militares, el mecanismo de elección del presidente e incluso las reglas para enmendar el texto constitucional.

"Muchos piensan que el procedimiento para la reforma constitucional es horrible, pero no creo que sea un tema tan importante como cree la oposición", consideró Nardi.

Otras cláusulas, argumentó, "permiten al presidente del parlamento y al de la nación designar jueces para el tribunal constitucional. Si no se puede modificar la Constitución, queda la opción de nombrar magistrados a los que se pueda influir para que la interpreten de determinada manera".

Pero Brian Joseph, del no gubernamental Fondo Nacional para la Democracia, cree que la nueva carta fundamental no hace absolutamente nada para promover la democracia.

"El punto fundamental es que los militares podrán desplazar al gobierno sin ninguna causa. No importa quién ocupe la presidencia: si se pasa de la raya, será removido. O sea que estará permanentemente mirando a sus espaldas", afirmó.

Joseph no cree que haya reparto de poder o espacio para la oposición.

"Pueden llamar a elecciones en 2010, pero lo importante no son los detalles técnicos de la Constitución sino si el pueblo se puede organizar, si existe libertad de expresión, reunión y movilización. Si los partidos políticos no pueden organizarse, se tratará de un ejercicio vacío de contenido", enfatizó.

Asimismo, destacó que Aung San Suu Kyi, según la nueva ley fundamental, no podrá ser candidata a la presidencia porque estuvo una vez casada con un extranjero.

Steinberg afirmó que los militares no tienen intención de admitir que se socave su propio poder y que la nueva Constitución les permitirá mantenerlo por otros medios.

En los años 50 y 60, muchos politólogos consideraron que los militares en los países en desarrollo eran una alternativa para lograr el avance de esas naciones e inmunizarlas contra la corrupción. Esa percepción ya no existe.

"Quizás haya altos oficiales del ejército que traten de cambiar los mecanismos del poder bajo la Constitución. Pero en este momento es altamente improbable que eso ocurra", concluyó Steinberg.

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