AGUA: Retretes, no celulares

Es una característica del siglo XXI que algunas de las regiones más pobres del mundo tengan una buena cobertura de telefonía celular pero carezcan de retretes o de agua segura para beber.

Instalar retretes donde se los necesita y garantizar suministros hídricos seguros contribuye más a combatir la pobreza y mejorar la salud del mundo que cualquier otra medida posible, según un análisis presentado el lunes por la Universidad de las Naciones Unidas (UNU).

"Las dificultades del agua, causadas en gran medida por una terrible ausencia de retretes adecuados en muchos lugares, contribuyen a algunos de los problemas más graves del mundo, como los males relacionados entre sí de la mala salud y la pobreza crónica", dijo Zafar Adeel, director de la Red Internacional de Agua, Medio Ambiente y Salud, con sede en Canadá y dependiente de la UNU.

El análisis de la UNU concluye que mejores servicios hídricos y de saneamiento reducen la pobreza, al estimular la productividad individual, disminuyendo los costos públicos y creando nuevas oportunidades de negocios para los emprendedores locales.

Así que ¿por qué hay redes de telefonía celular y no de saneamiento?
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"Los expertos no han hecho un buen trabajo en explicar las consecuencias del mal saneamiento al público o a los políticos", sostuvo Adeel.

Por esa razón, los países en desarrollo están más interesados en generar exportaciones o desarrollo económico. Las naciones donantes y las agencias de asistencia tienen un objetivo similar: prefieren mejorar la entrega de fármacos o desarrollar nuevas medicinas en vez de convertir al saneamiento en prioridad.

La Fundación Gates intenta desarrollar una vacuna contra el cólera, cuando la manera más fácil y rápida de reducir la propagación de esa enfermedad es mejorar el tratamiento del agua, agregó Adeel. "Es así como el mundo industrializado frenó el cólera. Hay una desconexión real aquí", dijo.

En todo el planeta, casi 900 millones de personas carecen de suministros hídricos seguros, y 2.500 millones de personas viven sin acceso a un saneamiento mejorado. De ellas, por lo menos 80 por ciento viven en áreas rurales.

Colocar retretes en cada comunidad es algo que puede hacerse a un costo relativamente bajo, sostuvo Corinne Wallace, investigadora del Instituto Internacional de Agua, Medio Ambiente y Salud.

"Las comunidades locales no ven esto como una prioridad porque la gente no traza el vínculo entre agua segura y enfermedades. Tener diarrea es visto como algo 'normal', así que la gente no piensa que haya un problema", expresó Wallace a IPS.

En 2002, el número total de muertes atribuidas a agua de mala calidad, problemas de saneamiento e higiene fue de aproximadamente 3,5 millones. Cada año, unos 4.000 millones de personas contraen enfermedades diarreicas, y se considera que 94 por ciento de esos casos son prevenibles.

La mala salud, especialmente las enfermedades crónicas, pueden situar a un hogar debajo del umbral de la pobreza, concluye el análisis de la UNU.

Esto se perpetúa, dado que un hogar azotado por la pobreza es más propenso a una mala salud. Los bajos niveles educativos y la falta de conocimiento hacen que este ciclo se mantenga.

La educación es necesaria para mostrar los vínculos directos entre el agua segura y el saneamiento con una mejor salud y productividad, enfatizó Wallace.

La demografía cambiante también hace más urgentes los problemas del saneamiento, dado que la gente fluye en manadas a las áreas urbanas, presionando cada vez más una infraestructura que ya es vieja e inadecuada.

Esto crea condiciones para futuros brotes de enfermedades mucho más severos, dijo Adeel.

Además, el cambio climático colocará a los sistemas existentes bajo una presión aun mayor, mediante el incremento de las inundaciones, de las temperaturas y del nivel del mar, reduciendo la disponibilidad de agua dulce en las áreas costeras.

Ninguno de estos problemas es nuevo, pero sigue sin saberse dónde se necesita ayuda con más urgencia.

"Es asombroso que, pese a toda la atención que han recibido estos temas durante décadas, el mundo no haya trazado adecuadamente un mapa de los problemas de agua y saneamiento", señaló Adeel.

Los expertos en agua de la UNU trabajan con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otros organismos con el fin de desarrollar una herramienta mundial para determinar la situación del saneamiento, poniendo de relieve las regiones más necesitadas.

El delta del Mekong, en el sudeste asiático, es la primera zona estudiada, y los resultados actualmente están siendo verificados en el lugar.

Adeel dijo esperar que el estudio esté completo en un plazo de dos años.

El saneamiento sigue siendo una suerte de tema tabú. Ningún país lo considera una prioridad. Por eso, Adeel relativizó los éxitos promocionados por la ONU éste, el Año Internacional del Saneamiento. Hubo varias reuniones y una mayor toma de conciencia sobre el tema, pero no respuestas directas ni compromisos importantes.

Se estima que el costo mundial de llevar agua limpia y saneamiento a quienes no lo tienen es de entre 12.000 millones y 20.000 millones de dólares al año. No es una cifra enorme considerando que Estados Unidos acaba de comprometer 700.000 millones de dólares para rescatar a su sector financiero en crisis.

"Los estadounidenses gastan 22.000 millones de dólares al año en ir al cine. Y los europeos 12.000 millones en productos de agua embotellada", comparó Adeel.

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