DDHH-CUBA: Oposición promueve integración racial

Sectores de la oposición en Cuba intentan abrir un espacio para el debate de problemas raciales en este país, a fin de promover la «plena integración» ciudadana, sin distinción de raza o color de piel.

Con ese fin, se creó esta semana un comité "sin filiación ideológica ni objetivos políticos", para impulsar y respaldar, "con el apoyo consciente" de todas las cubanas y cubanos sensibilizados con el tema, las acciones e iniciativas que permitan garantizar la "voz y los espacios" para los afrodescendientes de este país caribeño.

El Comité Ciudadanos por la Integración Racial (CIR) "intentará sacar el problema del debate de cámara (o ámbito intelectual) que ha tenido en los últimos 15 años", dijo Manuel Cuesta Morúa, portavoz del opositor Partido Arco Progresista y uno de los participantes del taller celebrado esta semana para divulgar la iniciativa, al que fue invitada la prensa extranjera acreditada.

En su opinión, se trata de que las alternativas ciudadanas busquen fórmulas para el autorreconocimiento de los negros y mulatos, que carecen de una representatividad acorde con su presencia demográfica y aporte cultural en Cuba. "El CIR busca el reconocimiento y la integración racial, no el conflicto ni la prevalencia de raza", aclaró.

El último censo de población y vivienda, de 2002, refleja que, de un total de 11.177.743 personas de nacionalidad cubana que residían entonces en este país, 7.271.926 eran blancas, 1.126. 894 negras y 2.778.923 mulatas o mestizas, una clasificación basada en el color de la piel.
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Cuesta Morúa dijo que entre las iniciativas a poner en práctica figuran talleres de discusión y una campaña de pegatinas por el "no al racismo de la policía", que suele ser "selectiva" y "hostigar" con más frecuencia a personas negras y mulatas que a blancas.

El CIR otorgará además el Premio Tolerancia Plus, en el capítulo de lucha contra el racismo y por la integración racial, para distinguir a personas e instituciones que se destaquen en el combate a este problema. Pero, fundamentalmente, vamos a ir al ciudadano, porque esto no se resuelve sólo con pancartas para llamar la atención. Del tema se escribe mucho, hay un debate estético, pero no hay soluciones y éstas hay que buscarlas con la gente, añadió Cuesta Morúa.

Tras la llegada al poder de Fidel Castro, en 1959, se promovió la eliminación de todo tipo de discriminación por raza, sexo y lugar de origen, que fue prohibida y castigada por la ley. El artículo 41 de la Constitución establece que "las instituciones del Estado educan a todos, desde la más temprana edad, en el principio de la igualdad".

Entre las primeras medidas de la era revolucionaria figuran la entrada libre a playas, clubes y hoteles que estaban reservados sólo para blancos, igualdad de derechos en materia de enseñanza, salud, trabajo y acceso a cargos de dirección.

Pero varios estudios admiten que eliminar el racismo institucionalizado no significó la erradicación de todas sus expresiones, como inicialmente se pensó. El problema estuvo silenciado, excluido del debate público durante años, hasta que resurgió en la década de 1990.

La crisis económica que sobrevino por esos años —desatada tras la desaparición del campo socialista europeo y la disolución de la Unión Soviética, principal socio comercial y económico de Cuba— tornó la situación más compleja, al ensanchar la brecha entre quienes ya se encontraban en desventaja social y el resto de la población.

La recesión constituyó "un factor de reproducción y acentuación de las desigualdades sociales y, en consecuencia, de las raciales, dados los nexos históricos que han existido entre raza y clases", advirtió un estudio de la investigadora María del Carmen Caño Secade, de la Universidad de La Habana, publicado en 1996 por la revista Temas.

En este aspecto, los participantes en el taller opositor se quejaron de que sectores de la población negra tienen menos posibilidades de acceder a puestos de mejor remuneración, reciben menos remesas de dinero del exterior y viven en los barrios más precarios, lo cual los hace más vulnerables. "Buscamos una respuesta a los problemas más críticos de la población de raza negra, que salgan a flote sus dificultades", dijo Leonardo Calvo, otro de los asistentes al taller.

La nación cubana, su población e identidad constituyen una mezcla de descendencia aborigen, española, africana y, en menor medida, asiática y de otras partes de Europa en lo que el etnólogo Fernando Ortiz (1881-1969) llamó "ajiaco cubano".

Hasta ahora, el debate sobre la cuestión racial se circunscribe en Cuba a espacios académicos, especializados y de la intelectualidad, entre otros sectores vinculados al mundo de la cultura.

Algunas organizaciones no gubernamentales también han promovido la discusión. Por ejemplo, el proyecto Color Cubano, auspiciado por la Unión Nacional de Escritores y Artistas, se propone fortalecer la toma de conciencia sobre la problemática racial en la sociedad y el despliegue de una reflexión sobre el verdadero carácter de la multirracialidad de este país.

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