Al aprobar la Declaración de Lisboa este viernes, los gobiernos de Angola, Brasil, Cabo Verde, Guinea-Bissau, Mozambique, Portugal, Santo Tomé y Príncipe y Timor Oriental se comprometieron a defender y promover la lengua portuguesa como «un patrimonio común y un desafío global».
La reunión contó con la participación de seis presidentes, un primer ministro y un canciller de las ocho naciones que forman la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP), que en su conjunto contabiliza 238 millones de habitantes.
En la VII Cumbre de la CPLP, participaron los presidentes Luiz Inácio Lula de Silva, de Brasil, Pedro Rodrigues Pires, de Cabo Verde, João Bernardo Vieira, de Guinea-Bissau, Aníbal Cavaco e Silva, de Portugal, Fradique Bandeira de Menezes, de Santo Tomé y Príncipe, y José Ramos-Horta, de Timor Oriental.
Faltaron a la cita los presidentes José Eduardo dos Santos, de Angola, que estuvo representado por su primer ministro, Fernando Dias dos Santos Piedade, y Armando Guebuza, de Mozambique, quien envió a su canciller, Oldemiro Balói.
El presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema, participó en condición de observador asociado, al igual que las delegaciones encabezadas por los cancilleres Jacques Balyon, de Mauricio, y Cheikh Tidiane Gadio, de Senegal, así como el presidente de la Unión Africana, Jean Ping.
La cumbre cerró los cuatro años de mandato como secretario ejecutivo de la Comunidad de Luís de Matos Monteiro da Fonseca, de Cabo Verde, dando paso a Domingos Simões Pereira, de Guinea-Bissau. Las delegaciones coincidieron en que el lema de la cumbre, "Lengua portuguesa: un patrimonio común, un futuro global", recoloca el objetivo inicial de promoción del idioma como viga maestra de unión entre los ocho países, dispersos en cuatro continentes, herederos de un mundo lusitano que durante siglos dio la vuelta al mundo, desde Brasil hasta Macao y Timor.
"Ésta fue la cumbre de la lengua portuguesa, uno de los activos más importantes para potenciar nuestros países", declaró el primer ministro de Portugal, José Sócrates Carvalho Pinto de Sousa, al clausurar el encuentro.
El idioma común, según el gobernante lusitano, "es un instrumento potenciador de la cultura y de los lazos de la CPLP, por lo que es preciso transportar el portugués para el mundo".
Al inaugurar la cumbre en la mañana de este viernes, Cavaco e Silva resaltó que a lo largo de estos 12 años de existencia de la CPLP se fueron reforzando "los valores de la paz, la democracia, los derechos humanos, la justicia social y el estado de derecho" en los ocho países.
Los presidentes y primeros ministros decidieron que los ejes centrales de la CPLP, fundada hace 12 años, deberán ser la valorización y promoción de la lengua portuguesa en el mundo, la armonización de los derechos de ciudadanía en el espacio lusófono y el fomento de la concertación político-diplomática entre sus miembros.
También fueron aprobadas una serie de resoluciones sobre el combate contra el síndrome de inmunodeficiencia Adquirida (sida), el refuerzo de la participación de la sociedad civil y la circulación de bienes culturales en los países de lengua portuguesa.
Los ocho gobiernos acordaron, además, realizar programas comunes para la enseñanza de portugués como lengua extranjera, a través de "una red de profesores certificados por los estados miembros de la CPLP".
Los líderes lusófonos se comprometieron a "concertar programas que promuevan el valor cultural y económico del portugués en la escena internacional, en especial a través de proyectos comunes basados en las tecnologías de información y comunicación".
El escritor, abogado y periodista José Carlos de Vasconcelos, director de Jornal de Letras, dijo a IPS que coincide con el énfasis idiomático de la cumbre: "la lengua es la mejor inversión que puede hacer la CPLP, porque es nuestra mayor riqueza".
Desde hace dos décadas, Vasconcelos se destaca como uno de los más entusiastas dinamizadores de la unión del mundo de lengua portuguesa desde su génesis, en la reunión previa a la fundación de la comunidad, realizada en 1989 en Brasil, durante la reunión de presidentes de lengua portuguesa en São Luís do Maranhão.
La CPLP, en la óptica del escritor, "lamentablemente se mantuvo durante varios años muy alejada de los ambiciosos objetivos en lo referente a la lengua desde su proclamación", en julio de 1996 en Lisboa.
Sin embargo, "en los últimos tiempos se han dado pasos más positivos, en especial desde que Brasil comenzó a mostrar más interés en centrar los objetivos de la CPLP en la lengua portuguesa", añadió en referencia a que 190 de los 238 millones de lusófonos son nacionales de ese vasto país sudamericano.
Asimismo, destacó la aprobación de una serie de medidas para promover la lengua por parte del gobierno de Lisboa, con el propósito de revitalizar el Instituto Internacional de Lengua Portuguesa (IILP), "que durante varios estuvo prácticamente inactivo", pese al gran empeño de su directora, la lingüista angoleña Amelia Mingas.
La CPLP "nació por la lengua, pero solo ahora se transforma en una prioridad. Recién surge la conciencia de que su futuro y consolidación, para por el idioma común", concluyó Vasconcelos.
Timor Oriental es con frecuencia señalado como el país de la CPLP donde el portugués es menos difundido a nivel popular, al ser calificado por funcionarios internacionales anglófonos destacados en la joven republica asiática como "la lengua de las elites".
En una breve declaración a IPS al concluir la cumbre, el presidente timorense, José Ramos-Horta, recordó que su país el nacer como tal en 2002 adoptó el portugués como lengua oficial "y, por eso, el Estado moviliza todos los recursos para que el portugués regrese como una realidad del país".
En diversas oportunidades, Ramos-Horta ha desestimado las críticas de quienes consideran que debería haberse adoptado el inglés como lengua del desarrollo y la prosperidad, ya que existen muchos países anglófonos atrasados, frente a un Brasil de lengua portuguesa que hoy es una de las más sólidas economías mundiales.
Tras 24 años de prohibición del portugués por parte de las autoridades indonesias de ocupación, fue unánime la opción de la recuperación idiomática de Timor Oriental al acceder a la independencia en mayo de 2002.
Fue una decisión soberana de la joven república independiente. "Nadie nos impuso el portugués", garantizó Ramos-Horta.