MÉXICO-ESPAÑA: Buena química y mucho dinero

Trato excepcional y elogios subidos de tono recibió el presidente de México, Felipe Calderón, en su visita oficial a España que finalizará este sábado. La calidez exhibida por los anfitriones fue proporcional al creciente tamaño de los intereses económicos bilaterales.

El intercambio comercial anual entre España y México pasó de 2.900 millones de dólares a 7.400 millones entre 2000 y 2007, mientras que las inversiones del país ibérico en el latinoamericano ya suman 28.000 millones de dólares. Además, hay 2.700 firmas españolas trabajando en territorio mexicano.

Según estudios oficiales, España es en la actualidad el segundo inversionista de importancia en México, detrás de Estados Unidos.

En julio de 2007 estuvo en México el presidente del gobierno español, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, y al igual que en esta visita recíproca el trato fue excepcional.

En aquella ocasión, el único sector político que desentonó fue una fracción del opositor e izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), al declarar persona non grata a Zapatero.

"Los intereses en juego son millonarios y eso explica la especial cercanía (entre los dos países), pero además hay una larga relación que se vincula a la postura (de condena) que tuvo México frente a la dictadura antiliberal y represiva de Francisco Franco (1939-1975)", dijo a IPS el politólogo Lucio Contreras.

El 1 de abril se cumplieron 31 años del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países, que habían sido rotas por México en repudio a Franco y en apoyo a los republicanos opositores a esa larga dictadura.

Durante el régimen de Franco llegaron a México alrededor de 60.000 exiliados españoles, en gran parte liberales y republicanos, quienes echaron raíces y desplegaron destacadas contribuciones a las ciencias, la educación y el empresariado local.

Ahora, el gobierno de Rodríguez Zapatero, la monarquía, los empresarios y los legisladores de ese país acogieron a Calderón durante su última vista con especial deferencia.

Zapatero, líder del Partido Socialista Obrero Español, dijo apoyar plenamente la lucha contra las mafias de las drogas que lleva adelante su homólogo así como sus intentos de modificar el régimen de la empresa estatal Petróleos Mexicanos, temas en lo que Calderón es duramente cuestionado por la oposición dentro de su país, especialmente por la izquierda.

Gustavo Iruegas, uno de los portavoces del llamado "gobierno legítimo" que encabeza el ex candidato presidencial del PRD, Andrés López Obrador, sostiene que el jefe del gobierno español "no cuenta con la confianza del pueblo mexicano en resistencia civil y en lucha por la democracia".

La izquierda cuestiona a Zapatero haber reconocido como presidente a Calderón de forma prematura, a pesar que desde su punto de vista éste ganó el cargo por un fraude electoral que perjudicó a López Obrador.

Al referirse a las elecciones mexicanas, el español declaró en varias ocasiones que asumir la democracia implica respetar las reglas del juego y reconocer el triunfo del contrario por mínima que sea la diferencia, postura que la izquierda interpretó como una afrenta en su contra.

En esta semana, Zapatero recibió a Calderón en su despacho del Palacio de la Moncloa y no en el salón del Consejo de Ministros donde es lo habitual para un jefe de Estado visitante, mientras que el rey Juan Carlos le ofreció una cena y lo colmó de elogios.

El mexicano fue también protagonista de una sesión solemne en Las Cortes (Poder Legislativo), la primera que se ofrece a un presidente extranjero en los últimos tres años, según indicaron portavoces del gobierno de Calderón.

"México se ha convertido para todas las empresas no sólo las grandes, ya presentes hace mucho tiempo, en un país muy interesante para invertir y para comerciar", declaró Javier Gómez Navarro, presidente del Consejo Superior de Cámaras de Comercio de España.

Según Valentín Díez, presidente del privado Consejo Mexicano de Comercio Exterior, "a través de la inyección de capital y la transferencia (de inversionistas españoles) se ha contribuido al objetivo de luchar por superar las lacras de la pobreza y conseguir el desarrollo social justo y equilibrado que genere un mayor número de empleos".

Desde comienzos de la década pasada, empresas de España vienen apostando fuertes inversiones en América Latina, pero especialmente en México.

De 2006 a la fecha, esas inversiones pasaron de 22.340 millones de dólares a 28.000 millones en este país. Casi la mitad de ese dinero se concentró en la banca, y el resto se repartió entre empresas comerciales, la industria manufacturera y el turismo.

En ese último sector, ambientalistas cuestionan la presunta laxitud de México al permitir que firmas españolas edifiquen complejos hoteleros y habitacionales en zonas de alta fragilidad como en la llamada Riviera Maya, en el caribe Mexicano, o en la Península de Baja California, en las costas occidentales.

Observadores sostienen que España avanza en un proceso de reconquista de México diferente a la colonización que se extendió entre 1521 y 1821. Ahora se trata estrictamente de una conquista económica, en la que, según los acuerdos y los discursos oficiales, se respetan las diferencias y la cultura.

España protagoniza esa expansión en toda América Latina desde comienzos de los años 90, como consecuencia del desarrollo de su economía. Entre las mayores empresas transnacionales presentes en esta región, por su volumen de ventas, se cuentan Telefónica y la petrolera hispano-argentina Repsol-YPF.

España es hoy uno de los cuatros primeros países de origen de inversiones en América Latina, algo impensable en los años 70, cuando el producto interno bruto por español era de 1.178 dólares, frente a los 27.903 dólares actuales.

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