La industria tabacalera de Malawi atraviesa una grave crisis. La fluctuación de los precios llevó a agricultores desconformes a forzar el cierre de los mercados donde se subasta su producción.
Este año, las ventas de tabaco comenzaron por lo alto, con precios que alcanzaron la gran marca de 11 dólares por kilogramo. Pero esta bonanza no duró.
Los remates tabacaleros se abrieron en Lilongwe en marzo. Entonces, por un kilogramo se obtenía entre seis y 11 dólares. Esto dio esperanzas a los cultivadores, que en los últimos años debieron sobrevivir sin subsidios a su producción.
El fin de las subvenciones del Estado obligó a los agricultores a cubrir por sí solos todo el costo de producción.
Al cultivador promedio le cuesta un dólar producir un kilogramo de tabaco, según el Ministerio de Agricultura. Pero durante muchos años, los precios oscilaron entre 70 y 90 centavos por kilogramo.
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Esto depositó la pesada carga de la deuda perpetua sobre los cultivadores, que no consiguen préstamos para comprar insumos agrícolas. La mayoría de ellos frenaron la producción y otros se dedicaron a otras actividades.
Entonces ocurrió la inesperada suba de precios. Godwin Ludzu, cultivador del central distrito de Kasungu, fue uno de los afortunados que vendió hasta 30 fardos de tabaco a 10 dólares el kilogramo el primer día de remates. Estaba extasiado con las ganancias.
"El precio fue muy bueno. Podré pagar todos los préstamos que saqué para producir", dijo Ludzu, cultivador de tabaco desde hace seis años. En 2008, los precios de subasta son los mejores que él ha conocido.
Pero esa ola de precios altos se aplacó pronto. Al segundo día ya se había apagado todo destello de esperanza. Desde entonces los precios fluctuaron, y el valor de la hoja de tabaco cayó a entre 2,30 dólares y 60 centavos por un cultivo de la misma calidad.
El gerente general de la Comisión para el Control del Tabaco, Godfrey Chapola, confirmó que los precios tuvieron una base alta a causa de una escasez de tabaco en el mercado mundial.
Algunos países tabacaleros interrumpieron los cultivos, mientras otros redujeron los niveles de producción, haciendo que la demanda fuera mayor que la oferta, agregó.
La fluctuación de los precios perjudicó a los cultivadores. Champhira Gondwe, del septentrional distrito de Rumphi, fue a los cercanos centros de subasta de Mzuzu. No pudo vender nada, porque vio que los precios fijados eran muy bajos.
"Estaban congelados en el precio máximo de 2,30 dólares. Yo no podía dejar ir lo que me había costado tanto producir por un precio tan bajo, cuando los cultivadores de Lilongwe vendían su tabaco en 10 dólares", dijo Gondwe.
Los centros de subastas de Mzuzu fueron clausurados el 14 de abril, luego de choques violentos entre agricultores y los guardias en el mercado. Los cultivadores bloquearon las ventas. Fue entonces que la Comisión para el Control del Tabaco suspendió las operaciones.
Los agricultores no estaban dispuestos a renunciar a un buen precio, dada la escasez mundial de tabaco.
Las ventas del producto fueron suspendidas en los cuatro centros de subastas en abril, pero reabrieron en la última semana de ese mes.
El presidente Bingu wa Mutharika, él mismo productor de tabaco, había acusado a los compradores de unirse deslealmente para fijar los precios, pero las empresas importadoras de Estados Unidos y Suiza rechazaron el reproche.
El país de África austral concentra cinco por ciento de las exportaciones y dos por ciento de la producción tabacalera del planeta. En cuando a la variedad burley, Malawi produce alrededor de 20 por ciento del total, según el Banco Mundial.
Setenta por ciento de los ingresos del país en divisas extranjeras proceden de la agricultura, y la industria tabacalera es responsable de 15 por ciento del producto interno bruto.
Aproximadamente dos millones de los 13 millones de habitantes de Malawi dependen del tabaco y de las industrias relacionadas para poder subsistir.
