AMÉRICA DEL SUR: Brasil intenta recuperar iniciativa

La Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), que se constituirá formalmente este viernes en la capital brasileña con la firma de gobernantes de 12 países de la región, pone de relieve las diferencias de Brasil y Venezuela sobre el futuro de la integración, dijeron analistas políticos.

Brasil intenta recuperar la iniciativa política en la formación del bloque sudamericano como una entidad con personería jurídica, después de sucesivas postergaciones ocasionadas justamente por conflictos entre los países de la región, en especial los protagonizados desde marzo por Colombia, Ecuador y Venezuela.

"Si Brasil no lo hace en este momento, (el presidente de Venezuela, Hugo) Chávez lo hará a su manera", dijo a IPS el especialista en política exterior João Augusto de Castro Neves, tras recordar que la idea del bloque fue originalmente presentada en 2000 en una reunión convocada por el entonces presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso (1995-2003).

"Brasil está intentando recuperar la iniciativa", dijo Neves al recordar que inicialmente la entonces llamada Comunidad Sudamericana de Naciones pretendía profundizar la integración regional estableciendo una zona de libre comercio entre los países del Mercosur y los de la Comunidad Andina.

La Comunidad Andina de Naciones (CAN) estaba conformada entonces por Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, que se retiró de ese bloque para sumarse al Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), al cual no se ha integrado completamente todavía.
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Aquel proyecto de Comunidad Sudamericana y zona de libre comercio tenía como uno de sus fundamentos la construcción de grandes obras de interconexión física y energética entre los países, cuya financiación estaría a cargo del banco brasileño estatal BNDES, uno de los mayores de la región.

La propia denominación del grupo fue cambiada a pedido del presidente venezolano, pero el verdadero foco de las diferencias parece la propia agenda del nuevo organismo debido a las diferencias entre Brasil y Venezuela.

La relación con Estados Unidos es uno de los temas que separan a los dos gobiernos, con un Brasil dispuesto al diálogo político y al aprovechamiento de un intercambio de casi 44.000 millones de dólares, y una Venezuela francamente hostil al país norteamericano que es, sin embargo, su mayor socio comercial.

Un comunicado de la cancillería brasileña señaló que "los objetivos centrales de Unasur son el fortalecimiento del diálogo político entre los estados miembros y la profundización de la integración regional" para avanzar en la integración económica y productiva, mecanismos financieros, desarrollo social, cooperación cultural y desarrollo de infraestructura de transportes, energía y comunicaciones.

La Unasur está constituida por Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela.

Fuentes diplomáticas informaron que la reunión de Brasilia propondrá incluir bajo el paraguas de Unasur el Banco del Sur, cuyas características han causado roces entre Brasilia y Caracas, así como el Consejo de Defensa y el Parlamento Sudamericano.

Pero muchos advierten sobre los riesgos de la superposición de instituciones con objetivos semejantes como en el caso del Parlamento, que se confundiría con el Parlatino (Parlamento Latinoamericano) y con el Parlamento del Mercosur.

"Me parece que hay una dispersión de energía en la creación de mecanismos paralelos", dijo el senador brasileño Heráclito Fortes, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, reiterando una impresión de que hay muchas instituciones en el ámbito latinoamericano.

La agenda de esas instituciones obliga a las autoridades de los países miembros a una sucesión de reuniones a lo largo del año, cuya eficacia es muy cuestionada en varios países.

Pero el canciller brasileño Celso Amorim restó importancia a la duplicidad y aseguró que la nueva institución "tiene que ajustarse a la realidad".

Además, la sucesión de conflictos entre varios países creó una especie de anticlímax que obligó a las autoridades brasileñas a medidas de cautela, como el cambio a última hora del hotel donde se hospedaría el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, para evitar encuentros fuera de agenda con sus homólogos Rafael Correa, de Ecuador, y Chávez, de Venezuela.

Las dificultades de logística traducen una serie de conflictos en la región cuyo tono no ha podido ser amainado pese a los apretones de manos que hacían suponer la superación de las diferencias en la reunión del Grupo de Río —de democracias latinoamericanas— celebrada en República Dominicana, el 7 de marzo.

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