Temas tabúes en Cuba, ausentes de los medios de comunicación y evadidos por el discurso político, matizaron los debates del congreso de intelectuales que abogó por una mayor presencia de la crítica en la sociedad actual y la ampliación de los espacios de diálogo y participación.
"Ha sido una prueba más de que el país está cambiando. Se observa mucho más realismo en los análisis y un cambio en el estilo oficial a la hora de enfrentar la crítica", dijo a IPS un participante en el VII Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), que sesionó desde el martes hasta este viernes.
"No sólo ha sido un congreso muy crítico con sistemas casi intocables, como siempre ha sido la educación pública en Cuba, sino que esa crítica ha partido también de las personas que dirigen y ha tenido muy buena recepción por parte de las personas que coordinaban las mesas", añadió el intelectual que prefirió no identificarse.
¿Puede la escuela primaria y secundaria y el pre (bachillerato), tal y cual han llegado a ser, regenteadas por criterios y prácticas descabellados e ignorantes de principios pedagógicos, psicológicos elementales, y violadora de derechos familiares, ser formadora de niños y adolescentes, y por tanto fundar futuro?", se preguntó Alfredo Guevara.
Los programas "emergentes" reflejan improvisación o "carencia de diseño" en la sociedad cubana actual", cuestionó Guevara, uno de los dirigentes históricos de la Revolución Cubana en el ámbito de la cultura. La solución de este problema, estimó, "pasa por rectificaciones de fondo".
"Jamás podrá construirse con solidez a partir de dogmas, empecinamiento, desconocimiento de la realidad real o ignorando los mensajes alertadores de la experiencia y de los ciudadanos", consideró Guevara, fundador en 1959 del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficas (Icaic).
Cerrado a los medios de comunicación extranjeros acreditados en la isla, el congreso tuvo una amplia cobertura por parte de la prensa escrita, la radio y la televisión nacionales que, desde el mismo lunes, dedicaron páginas enteras, horas de transmisión y espacios en los sitios de Internet a las principales intervenciones.
Fundada el 22 de agosto de 1961, con más de 8.500 integrantes, la Uneac tiene entre sus principales retos rescatar su esencia democrática y su papel como canal de diálogo entre los escritores y artistas y el resto de la sociedad, elementos que se deterioraron fuertemente desde la pasada década, según el informe central del Congreso.
Este es el primer congreso cultural que se realiza en Cuba en ausencia de Fidel Castro y, en esta ocasión, coincide con el inicio de la aplicación de un grupo de medidas dirigidas a eliminar prohibiciones innecesarias, estimular las fuerzas productivas y abrir nuevas opciones a la población, siempre dentro del socialismo.
Aunque los medios de comunicación cubanos evadieron tocar el antecedente del debate intelectual espontáneo surgido a comienzos del año pasado y no se conoce aún si ese hecho afloró en las discusiones, podría asegurarse que el espíritu de la llamada "guerra de los emails" estuvo presente en las diferentes comisiones del encuentro.
Como una medida importante, relacionada con aquel proceso, aparece la propuesta de crear un grupo de trabajo, adscrito a la presidencia de la Uneac, para darle seguimiento al tema del "control y la censura institucional" y "atender los casos específicos que puedan presentarse"
"La mayoría de los conflictos en la circulación pública de las obras, se derivan de no establecer, a tiempo, un diálogo adecuado y respetuoso entre los especialistas de las instituciones, y los creadores que, con justicia se sienten comprometidos con la integridad de su obra", aseguró el crítico Helmo Hernández.
Asimismo, propuso que una comisión de la Uneac "esté atenta y analice cualquier manifestación de discriminación por razones no solo raciales, sino de género, religión o preferencias sexuales".
"No por colocar a un actor negro, ni cinco, ni 10, en una serie televisiva interpretando roles de importancia se está alzando un discurso abierto sobre el espectro de la diversidad, ni se toca el fondo del problema racial con esa mera presencia", afirmó el dramaturgo Norge Espinosa y añadió que lo mismo pasa con la diversidad sexual.
El análisis fue hasta las esencias de la sociedad cubana actual. "Toca profundizar y debatir no sólo lo que el socialismo significa, sino -lo principal- en cómo tornarlo un destino atractivo y culturalmente deseable", afirmó a su vez el ensayista y poeta Víctor Fowler, uno de los participantes en el debate del pasado año.
A juicio de Fowler, el socialismo debe convertirse en "una opción de vida grata, en un amplísimo abanico que abarca estilos de vida, identidades sexuales, entretenimiento, prácticas populares, modos de religiosidad, habilitación de espacios, nuevas vías de comunicación interpersonal y presencia pública del yo, entre otros".
Ser atractivo se convierte en un "imperativo categórico" para "un proceso social que ya cumple medio siglo (en este caso una revolución socialista) y que tiene, además de enemigos externos, las contradicciones que el proceso mismo al avanzar genera y ese formidable devorador de toda fuerza que es el desgaste", añadió el intelectual.
Por su parte, el ensayista Fernando Martínez Heredia considero "muy perjudicial" el predominio en el terreno de las ideas de "oposiciones ingenuas o superficiales", como la antinomia entre lo "autóctono y lo extranjero" y que en el terreno de las medidas prácticas "se den palos de ciego o se alterne entre posiciones duras y blandas". Pero, evidentemente, falta mucho por hacer. Además de la educación, el congreso intelectual debatió el papel de los medios de comunicación en Cuba, pasando por la banalidad que promueve la programación televisiva, el silencio de la prensa nacional sobre algunas aristas de realidad cubana actual y el escaso acceso a Internet.
"Hablamos de la cultura del debate, pero no tenemos espacios que sistemáticamente faciliten ese ejercicio del debate", dijo Rafael Hernández, director de la revista cultural Temas, quien se refirió además a la necesidad de "crear espacios de verdaderos debates inclusivos en Internet". Entre los problemas planteados aparecen la comercialización en divisa de la música y el audiovisual cubanos, la ausencia de espacios para la música bailable y la trova, los insuficientes pagos por concepto de derecho de autor y la escasez de recursos que coloca en una situación precaria la producción televisiva en Cuba.
Como expectativas previas, que no han tenido un reflejo en la cobertura de la prensa nacional, se acumula también la necesaria legalización de la producción musical y audiovisual independiente, una realidad que se ha impuesto en la isla por las opciones de las nuevas tecnologías y la limitada respuesta de las empresas estatales.
"Tenemos que ayudar desde la Uneac a construir la nación de hoy ( ) El país, efectivamente, asume que lo que hasta ayer no fue conveniente o prudente, hoy es necesario", afirmó el historiador de La Habana, Eusebio Leal, quien consideró que los cambios que vive Cuba hoy no son "cosméticos" sino profundos.