Como si ya no tuvieran bastante sobre sus espaldas, ahora las mujeres de Asia se ven obligadas a cargar el peso del alza de precios de los productos básicos agrícolas, según activistas de la región.
"Con el alza de precios de arroz, petróleo, combustible para el transporte y productos básicos, las trabajadoras de Asia son las más golpeadas", reza una declaración de Committee for Asian Women (Comisión para Mujeres Asiáticas), organización no gubernamental regional que lanzó el lunes una campaña para elevar su salario.
"Las trabajadoras que producen alimentos y vestimenta para la sociedad viven ellas mismas en una permanente situación de vulnerabilidad que apenas les da para vivir", prosigue el comunicado de la organización, que se propone aumentar el salario de mujeres tanto en el sector formal como en el informal.
La "Campaña por Salarios 2008" cuenta con respaldo de organizaciones de mujeres de 14 naciones asiáticas, entre ellas Bangladesh, Camboya, Indonesia, Nepal, Sri Lanka y Tailandia.
"Definitivamente, las mujeres son las más afectadas cuando suben los precios de los alimentos. Ellas deben asumir cargas familiares adicionales", dijo a IPS la coordinadora ejecutiva de la Comisión, Lucia Jayaseelan, tras el acto de lanzamiento de la campaña.
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"También terminan haciendo grandes sacrificios, como ser la última en comer en la familia cuando de pronto escasea la comida en el hogar", apuntó.
Además, las mujeres se ven empujadas a buscar empleos adicionales en el sector informal, lo que implica muchas horas de trabajo, indicó.
"Terminan asumiendo otros empleos como costureras o embalan artículos en paquetes pequeños en sus casas. Algunas tienen hasta tres trabajos", añadió Jayaseelan.
El problema se agrava ante la falta de salario mínimo. "En muchos países asiáticos no existe. Y los que tienen, no toman en cuenta la inflación", explicó.
Las trabajadoras representan alrededor de 38,7 por ciento (unas 730 millones de mujeres) de la población activa de Asia Pacífico, que ronda las 1.900 millones de personas, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Pero cerca de 65 por ciento se ganan la vida en el sector informal, que es vulnerable, sin ingresos regulares ni beneficios sociales.
Un caso típico son las mujeres que trabajan en sus casas produciendo artículos para vender o las millones de vendedoras callejeras de alimentos en grandes y pequeños pueblos y ciudades de Asia.
Las trabajadoras de Asia sudoriental representan la mayor proporción de mujeres en situación vulnerable del continente, alrededor de 82 por ciento, según una investigación realizada por la OIT.
"Las vendedoras callejeras sienten directamente el golpe del alza de precios porque no tienen protección social ni beneficios en épocas de problemas", señaló Steven Kapsos, economistas de la oficina regional para Asia Pacífico de la OIT, con sede en Bangkok.
"Incluso las mujeres que trabajan en el sector de la vestimenta están en situación vulnerable pese a tener un salario porque carecen de beneficios para hacer frente a la disparada de los precios de alimentos", apuntó.
Asia tiene gran cantidad de pobres, unas 900 millones de personas que viven con menos de dos dólares al día. "La crisis alimentaria golpeará a muchos de ellos, que viven en zonas urbanas", señaló Kapsos en entrevista con IPS. "Una familia asiática pobre gasta en promedio cinco por ciento de su presupuesto en comida".
La OIT, con sede en Ginebra, exhorta a los gobiernos a afrontar el alza de precios de alimentos básicos como el arroz con medidas a corto y largo plazo.
"A corto plazo, los gobiernos deben transferir dinero en efectivo a los hogares pobres o subsidiar los alimentos", indicó, y "a largo plazo, deben invertir más en zonas rurales, e incluir la productividad agrícola".
La crisis alimentaria en Filipinas, uno de lo países más afectados de la región, concentra la atención.
Al ser el mayor importador mundial de arroz y depender de vecinos como Vietnam y Tailandia, Filipinas fue duramente golpeada por el alza del precio del arroz en el mercado mundial. Ese país debe importar unos 2,2 millones de toneladas de grano al año.
Ser trabajadora en estos tiempos es asumir una carga pesada, señaló Jurgette Honculada, de la Federación Nacional de Trabajo de Filipinas, en la conferencia de Bangkok. "Casi 40 por ciento de los trabajadores de ese país están desempleados o subempleados y reciben golpes constantes".
Las mujeres representan la mayoría de los trabajadores del sector informal, unos 27 millones de personas en Filipinas. "No tienen seguridad social ni protección, y tienen que buscarse pequeños empleos para mantenerse a flote", añadió. "Los trabajadores informales comen cada vez menos en estos tiempos".
Las trabajadoras de Tailandia, el mayor exportador de arroz, tampoco son inmunes a la crisis alimentaria.
"Las mujeres del sector informal están preocupadas por el encarecimiento del costo de vida. En algunos lugares casi se duplicó el precio de una comida con arroz", señaló Wilaiwan Seta, presidenta de la Comisión de Solidaridad Laboral, de Tailandia.
"Algunas mujeres dijeron que no podían tener un segundo hijo porque temen que el precio de la leche en polvo quede fuera de su alcance", añadió.