Tres enviados personales del presidente francés Nicolas Sarkozy, que permanecían en Ecuador desde octubre de 2007, fueron llamados el sábado por el alto comisionado de Paz de Colombia, Luis Carlos Restrepo, para advertirles de que no acudieran a una reunión con el guerrillero «Raúl Reyes» porque corrían peligro.
Los enviados de Sarkozy a Ecuador, con el consentimiento del mandatario de Colombia, Álvaro Uribe, estaban encargados de negociar con Reyes la liberación de la política colombiana y ciudadana francesa Ingrid Betancourt, rehén de la guerrilla de las FARC desde 2002 y cuya suerte desvela a París, según dijeron a IPS fuentes diplomáticas.
De acuerdo a esas fuentes, los tres negociadores franceses estaban en una ciudad ecuatoriana cercana al campamento de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) que fue atacado en la madrugada del mismo sábado por fuerzas colombianas para matar a Reyes, miembro del secretariado y portavoz internacional de esa guerrilla.
Los emisarios se dirigían esa mañana a una reunión con Reyes, que ya estaba muerto, cuando recibieron la llamada de Restrepo advirtiéndoles de no acercarse al punto de encuentro por su propia seguridad, lo que sumió a los franceses en la preocupación.
Cuando Colombia anunció la muerte, el gobierno francés, a través de su canciller Bernard Kouchner, no ocultó su disgusto.
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"Es una mala noticia que el hombre con el que estábamos dialogando haya muerto", dijo Kouchner, al ser consultado por la prensa.
El comandante rebelde era el contacto de Francia para las negociaciones que buscan la liberación de Betancourt.
El mes pasado, otro enviado de Sarkozy había mantenido una reunión con Restrepo, quien, de palabra, habría apoyado la negociación para obtener la libertad de Betancourt, quien se encuentra muy enferma.
El lunes, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, sostuvo que el ataque hizo suspender la liberación unilateral en su territorio de 12 rehenes y prisioneros de guerra, parte de un grupo de "canjeables" que las FARC quieren intercambiar por varios cientos de guerrilleros presos.
"Lamento comunicarles que las conversaciones estaban bastante avanzadas para liberar en Ecuador a 12 rehenes, entre ellos a Ingrid Betancourt. Todo fue frustrado por las manos guerreristas y autoritarias, no podemos descartar que esta fue una de las motivaciones de incursión y ataque por parte de los enemigos de la paz", había dicho Correa.
La lista de retenidos cuya libertad se discutía incluiría a los militares colombianos Juan Carlos Bermeo, Raimundo Malagón, Arbey Delgado y Pablo Moncayo y los oficiales de policía Luis Mendieta, Edgar Duarte y Julián Guevara, y el ecuatoriano Marcelino Arreaga.
Bogotá reconoció la incursión militar en territorio ecuatoriano, pero acusó a Ecuador y a Venezuela de sostener vínculos ilegales con las FARC, esgrimiendo como prueba unos documentos presuntamente encontrados en unos computadores que, según las autoridades colombianas, fueron hallados en el campamento de Reyes.
El ministro de Seguridad Interna y Externa de Ecuador, Gustavo Larrea, aceptó que se había reunido en enero con Reyes, "fuera de Ecuador y de Colombia" y que habló con él solamente sobre la liberación de los rehenes como parte de un esfuerzo conducido entre varios gobiernos.
Francia hace parte, junto con Suiza y España, del grupo de países que intentan facilitar un diálogo entre las partes para conseguir el canje humanitario.
Por gestiones del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, entre enero y febrero las FARC liberaron de forma unilateral a seis rehenes.
El martes, un comunicado del secretariado de las FARC afirmó que Reyes "cayó cumpliendo la misión de concretar a través del presidente Chávez una entrevista con el presidente Sarkozy, donde se avanzara en encontrar soluciones a la situación de Ingrid Betancourt y al objetivo del intercambio humanitario".
Además, las FARC agradecieron sus esfuerzos a los mandatarios "Hugo Chávez, Nicolás Sarkozy, Rafael Correa, Daniel Ortega (Nicaragua), Cristina Fernández (Argentina), Evo Morales (Bolivia) y a todos los gobiernos amigos de la paz, a los familiares de los prisioneros y a esa inmensa mayoría que apoya el intercambio".
El ex marido de Betancourt, Fabrice Delloye, aseguró el martes a la prensa que la actitud de Uribe es "asquerosa" e "innoble" y "sabotea constantemente" toda posibilidad de liberar a los rehenes.
Según Delloye, cuando Uribe estuvo un mes atrás en Francia, instó a Sarkozy a renovar, junto a Suiza y España, las conversaciones con Reyes, habilitado por las FARC para hablar sobre un acuerdo humanitario.
Delloye también señaló que la semana pasada, el alto comisionado Restrepo alentó en Panamá una vez más a los emisarios franceses a que fueran a dialogar con Reyes.
"El presidente Uribe sabía perfectamente y desde hace mucho dónde se encontraba Raúl Reyes y él sabía también que el presidente (ecuatoriano Rafael) Correa, a través de su ministro", Gustavo Larrea, "tenía relaciones estrictamente humanitarias con Raúl Reyes para tratar de solucionar el problema de los rehenes", aseguró Delloye.
Las negociaciones entre emisarios franceses y Reyes es una historia de varios años, y más de una vez fueron desbaratadas por la intervención de Bogotá, como indicó IPS en algunos artículos.
Fuentes diplomáticas con conocimiento directo de las gestiones aseguraron a IPS que en junio de 2003 dos funcionarios de la cancillería francesa iban a reunirse por entonces con Reyes para recibir pruebas de la supervivencia de Betancourt, que su familia no tenía desde mayo de 2002.
El interés de Francia era despejar dudas sobre el estado de salud de Betancourt, y el de las FARC destrabar sus contactos con la comunidad internacional.
En la reunión iba a tomar parte un alto funcionario de la cancillería francesa. Al mismo tiempo, Delloye recibiría como prueba de supervivencia de la líder política un vídeo grabado a principios de junio de 2003.
Pero, interceptaciones de conversaciones telefónicas permitieron a Uribe tomar conocimiento del pactado encuentro y abortarlo, según diversas fuentes consultadas por IPS, aunque el vídeo fue finalmente difundido en agosto de ese año por un noticiero de televisión colombiano.
El entonces embajador francés en Quito, Serge Pinot, aunque dijo desconocer las negociaciones con Reyes, admitió a IPS que París seguiría haciendo los "contactos necesarios a cualquier nivel" para lograr la liberación de Betancourt.
Una fuente diplomática en Bogotá, que no quiso identificarse, estimó en la oportunidad que detrás del aborto del encuentro estaban "los servicios especiales de Estados Unidos, coordinados con inteligencia militar colombiana y con el presidente Uribe".
El objetivo, según la misma fuente, era desmontar la gestión diplomática de las FARC.
Otro hecho significativo ocurrió en enero de 2004, cuando fue detenido en Quito el miembro de las FARC "Simón Trinidad", en un operativo conjunto de la inteligencia estadounidense y colombiana, en colaboración con la policía ecuatoriana.
Según un posterior comunicado de las FARC, Trinidad cumplía la misión de buscar un "lugar adecuado" para un encuentro con el entonces secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, y su representante personal en Colombia, James LeMoyne.
La detención de Trinidad, según las FARC, también frustró una reunión prevista con representantes del gobierno francés con el propósito de hallar una solución definitiva al cautiverio de Betancourt y demás rehenes.
En diciembre de 2004, el entonces llamado "canciller" de las FARC, Rodrigo Granda, fue secuestrado por fuerzas de seguridad colombianas, con "la posible participación de altos funcionarios del Estado y del gobierno" de Venezuela, según dijo él mismo en una entrevista desde la cárcel y publicada en el sitio de Internet de esa guerrilla.
La captura de Granda también abortó gestiones nacionales e internacionales por el intercambio humanitario, como afirmó en febrero siguiente Juan Carlos Lecompte, esposo de Betancourt.
Según Lecompte, Uribe sabía que Granda, quien residía en Venezuela, era el contacto de las familias de los rehenes y de actores internacionales que trabajan por el acuerdo humanitario, como las Naciones Unidas, la Cruz Roja y los gobiernos de Francia y Suiza.
"Granda tenía contactos con los suizos y estaban arreglando o iniciando un proceso de acuerdo humanitario con las FARC. Uribe se dio cuenta de eso y mandó por él", dijo Lecompte al programa televisivo Caracol Noticias.