POLÍTICA-ARGENTINA: Centroderecha ataca de entrada

El nuevo alcalde de la capital argentina y líder de la oposición centroderechista al gobierno nacional, Mauricio Macri, tuvo un comienzo de gestión alejado del tono de «confrontación cero» que le imprimió a su exitosa campaña electoral.

Desde su llegada al gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, uno de los tres cargos de mayor peso en la escena política argentina, la agenda de este empresario de 48 años no estuvo precisamente calma, pese a la relajación que imponen las fiestas de fin de año y el comienzo del período de vacaciones de verano austral de los argentinos.

Así, se sucedieron desde el 9 de diciembre una serie de medidas que merecieron grandes títulos de los medios de comunicación, como el aumento de hasta 250 por ciento de la tasa de Alumbrado, Barrido y Limpieza (ABL, tributo domiciliario), el nombramiento de un gabinete de ministros que encendió polémica y la virtual diáspora de funcionarios técnicos del área cultural.

También mereció atención especial el plan que se propone, según se declara, erradicar los empleados municipales llamados "ñoquis", como se conocen en Argentina a quienes sólo van a sus lugares de trabajo a fin de mes a cobrar el sueldo amparados por acciones de corrupción.

La victoria electoral de Macri con 45,6 por ciento de votos en la primera vuelta y 60 por ciento en la segunda, a la cabeza de un frente que incluyó a conservadores, liberales y peronistas de centroderecha y derecha, significó un impacto político en 2007 en una ciudad con tradición de voto progresista.

Macri, que también fue presidente del popular club de fútbol Boca Juniors, derrotó en la segunda vuelta al peronista de centroizquierda Daniel Filmus, quien fue ministro de Educación del gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007).

Vilma Ripoll, candidata trotskista en las pasadas elecciones presidenciales de octubre por Nueva Izquierda, dijo a IPS que "Macri tuvo un discurso de centroizquierda adaptado al electorado ‘porteño’, pero ahora está demostrando que es un típico dirigente de derecha que concibe al Estado al servicio de los grandes empresarios".

No obstante, aunque el aumento de la tasa de ABL que pagan todos los hogares generó descontento y que el influyente mundo de la cultura se puso en pie de guerra en su contra, el jefe del gobierno capitalino parece haber ganado lo que aparecía como una dura batalla contra el poderoso sindicato de empleados municipales.

En una de sus primeras medidas de gobierno, Macri dispuso no renovar los contratos de 2.400 empleados de la Ciudad de Buenos Aires vencidos a fin de año. Adujo que "no son necesarios" y que formaban parte de las "capas geológicas de acomodados (ñoquis)" que habrían dejado sus predecesores.

Advirtió, además, que igual suerte correrían otros 18.000 contratados si no justifican su función, y que revisaría "uno por uno" los casos de "ñoquis" entre 116.000 empleados con que cuenta el municipio.

La primera ola de despidos fue celebrada por muchos habitantes de Buenos Aires y criticada por otros, que sostuvieron que no discriminó entre los que realmente trabajan y los que no lo hacen.

El nuevo gobierno se atrevió incluso a afectar intereses considerados "sagrados" para los sindicatos.

Desde los primeros gobiernos de Juan Domingo Perón, dos veces presidente desde 1945 hasta su derrocamiento en 1955 y con repetición en 1973 hasta su muerte en 1974, los sindicatos manejan las llamadas "obras sociales", entidades que a cambio de una cuota de descuento obligatorio de los salarios proveen servicios de salud y otros beneficios como turismo y recreación.

Este sistema funcionó con relativa eficiencia por décadas, pero una denunciada corrupción en su manejo y la alta desocupación durante el gobierno del peronista de derecha Carlos Menem (1989-1999) que les restó afiliados dieron por tierra con muchas de estas instituciones, que dejaron así de cumplir correctamente la función para las que fueron creadas.

El Sindicato Único de Trabajadores de la Ciudad de Buenos Aires (Sutecba) había logrado evitar que sus afiliados se trasladaran a otra obra social, pese a que el sistema fue desregulado en 2000 para el resto de los trabajadores del país tanto públicos como del sector privado.

Ante los primeros atisbos de protesta por el despido de contratados, Macri lanzó un plan para quitarle el monopolio, que puede afectar sus finanzas.

Además, el gobernante dispuso intervenir la Obra Social de Sutecba, para lo cual logró finalmente el jueves el aval del legislativo. Ante ello, el sindicato presentó un amparo judicial que fue aceptado y, según entienden sus dirigentes, trabaría la intervención, lo que no es aceptado por Macri.

En cualquier caso, todo indica que la sangre no llegará al río entre sindicalistas y autoridades macristas. Una huelga de 72 horas anunciadas por Sutecba fue sorpresivamente dejado en la nada el lunes por la noche. Al día siguiente, el sindicato aceptó los primeros 2.400 ceses de empleo y la realización de un censo para detectar "ñoquis", además de acordar otro tipo de retiros voluntarios.

El gobierno de Macri desmintió de plano que, a cambio, diera marcha atrás o condicionara la desregulación de la obra social.

Cristian Ritondo, jefe de un sector del bloque del gobernante PRO en el legislativo de la Ciudad de Buenos Aires, desechó ante IPS las denuncias de la oposición de que Macri busca espacio para otorgar cargos a sus propios militantes y anticipó que "ahora se implementará un sistema de concursos para el empleo público"

Acerca de la definición ideológica de Macri, el peronista Ritondo evaluó que "no es un liberal, sintetiza varias ideas, no es un hombre cerrado".

Por su parte, Torcuato Di Tella, ex secretario de Cultura del gobierno de Kirchner y referente intelectual del oficialismo nacional, dijo ante esta agencia que Macri "encara una derecha moderna".

Di Tella evaluó que la embestida contra el sindicato municipal "no será completa, porque en el país los cambios sólo se pueden hacer muy lentamente".

Acerca del cuestionamiento que recibieron algunos funcionarios de Macri por su pasado vinculado al gobierno de Menem e incluso a la defensa de la última dictadura militar (1976-1983), Di Tella dijo que "nunca" creyó que "lo de Macri, lo de Kirchner o lo de nadie sea totalmente nuevo".

Agregó que "hay movimientos más renovadores, más prolijos que otros, pero en política siempre hay que negociar".

Desde las antípodas ideológicas de Macri, la izquierdista Ripoll enumeró que el gobernante "sacudió" a los vecinos con el ABL y que "se la agarra contra ‘pobres tipos’ contratados, más allá de que los ‘ñoquis’ se tienen que ir". Además apuntó que no hace nada con los ‘acomodados’ que ocupan puestos políticos y ganan 15.000 pesos (unos 2.900 dólares)".

Ripoll añadió que hay un hecho que "muestra lo que es Macri". "Detrás de todo este ruido, acaba de vetar la creación de un laboratorio estatal de medicamentos genéricos (aprobada por el parlamento local tras un largo debate), como tienen muchas ciudades del país, para beneficiar así a los laboratorios privados".

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe