KENIA: Preocupación mundial por crisis política y violencia

En medio de llamados para una investigación internacional de las elecciones presidenciales en Kenia, los continuos disturbios y violencia en ese país del este de África amenazan con desestabilizar a un aliado de Estados Unidos en la «guerra contra el terrorismo».

"Lo que está sucediendo en Kenia hoy es una burla a la democracia", afirmó el reverendo Gabriel Odima, presidente del Centro por África para la Paz y la Democracia, con sede en Estados Unidos.

"La comunidad internacional, en especial Estados Unidos, Gran Bretaña y la Unión Europea (UE), deberían tomar una posición firme y obligar al presidente Mwai Kibaki a renunciar y dejar el camino libre para una auditoria independiente que resuelva la actual crisis en Kenia", dijo a IPS.

Odima dijo que han sido vulneradas la causa de la democracia y el goce de las libertades y de los derechos humanos, y que esa situación continuará así "mientras la comunidad internacional le siga dando respaldo y credibilidad a los regímenes opresivos y represivos en África".

Unas 300 personas murieron calcinados este miércoles, en su mayoría mujeres, niños y niñas, luego de que una multitud incendiara la iglesia en donde se habían refugiado huyendo de los enfrentamientos tribales desatados por las denuncias de fraude en los comicios.
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La Comisión de Derechos Humanos de Kenia y la Federación Internacional para los Derechos Humanos condenaron los asesinatos y apelaron a la creación de una comisión internacional para investigar las acusaciones de fraude.

El pedido fue dirigido a la Unión Africana, la UE y la secretaría de la Mancomunidad Británica de Naciones (Commonwealth), bloques que están a favor de presionar al presidente Kibaki.

Presentado como un modelo de democracia multipartidaria en África, Kenia es uno de los principales receptores de asistencia militar y para el desarrollo estadounidense en ese conflictivo continente.

"Kenia es el eje de la estabilidad de África oriental y es la vanguardia en la lucha contra el terrorismo", señala el documento Justificación del Presupuesto del Congreso para Operaciones Exteriores de 2008, divulgado por el Departamento de Estado (cancillería) estadounidense.

Para el año fiscal 2008, que termina en octubre, Estados Unidos destinó unos 540,4 millones de dólares en Kenia, la mayoría para apoyar programas de paz y seguridad, gobernanza, entrenamiento militar, atención a la infancia y ayuda humanitaria, cuando en 2006 destinó unos 269,5 millones.

En su informe, el Departamento de Estado señaló que Kenia "tiene el potencial para convertirse en un país de transformaciones y lograr mejores estándares de vida, y una gobernanza democrática más transparente, menos corrupta y más participativa".

Pero para un progreso así, señala el informe, se necesitará una tasa de crecimiento económico anual de entre siete y ocho por ciento de manera sostenida. Sin embargo, según las últimas cifras disponibles, el crecimiento en 2005 fue de apenas 5,8 por ciento.

Si la actual crisis continúa agravándose, afectará negativamente la creciente economía, en particular el turismo, que genera ingresos de más de 1.000 millones de dólares al año.

Odima dijo que la agonía del pueblo y la pérdida de vidas y de propiedad en Kenia y en otros países africanos como Uganda no son casos aislados.

"Los tristes hechos en Kenia tienen algunas similitudes con los de Uganda y Ruanda. Kenia camina a convertirse en otro estado fracasado en la región", alertó.

Odima también dijo que la utilización de la policía o de los militares para reprimir al pueblo y proclamar una victoria en las elecciones que muchos keniatas creen fue ganada por el líder opositor Amolo Raila Odinga "es una receta para el genocidio".

Mientras, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, deploró la violencia en Kenia.

"La Secretaría General (de la ONU) llama a los partidos políticos y sus líderes a resolver sus diferencias pacíficamente a través del diálogo y a hacer pleno uso de los mecanismos y procedimientos legales existentes", añadió.

La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Louise Arbour, también expresó su preocupación y llamó al gobierno a cumplir sus obligaciones internacionales en materia de derechos humanos. Esto incluye responsabilizar a la policía de sus acciones.

Aunque reconoció la importancia de mantener el orden, la policía debe usar la fuerza sólo en proporción de la real amenaza que afrontan, añadió.

La declaración de Kibaki como ganador de los comicios fue seguida de acusaciones de fraude. Odinga llevaba la delantera en las encuestas previas a los comicios.

En las elecciones parlamentarias, que se celebraron en forma paralela, el partido de Kibaki fue derrotado.

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