INDÍGENAS- PERÚ: Universidad intercultural lejos de la igualdad

La única universidad intercultural peruana fue creada en la Amazonia para brindar educación a los indígenas tras una intensa lucha de sus dirigentes. Pero sólo 40 por ciento de sus estudiantes provienen de comunidades nativas y la mayoría son mestizos de las ciudades.

Carlos Mashian con su esposa e hijos. Crédito:
Carlos Mashian con su esposa e hijos. Crédito:
La Universidad Nacional Intercultural de la Amazonia (UNIA) es fruto de luchas y negociaciones de varios congresos aborígenes que exigieron el cumplimiento del Convenio 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales en países independientes, adoptado en 1989 por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que establece un sistema de protección especial para las etnias autóctonas.

Su plan de desarrollo institucional elaborado en 2005 prevé que 80 por ciento de los estudiantes deben ser indígenas, pero hoy sólo 40 por ciento de sus más de mil estudiantes lo son, informó a IPS el jefe de la Oficina de Coordinación Intercultural, Juan Agustín López.

Aunque fue fundada en 2000, la UNIA abrió sus puertas en 2006 en la ciudad de Pucallpa, región de Ucayali, 850 kilómetros al nordeste de Lima. Permite optar entre cuatro especialidades: educación inicial bilingüe, primaria bilingüe, ingeniería agroforestal acuícola e ingeniería agroindustrial.

"Jamso significa mentiroso en shipibo. Shuntacu es señorita y metsa, bonita", explica a IPS Álvaro Flores, joven estudiante citadino sentado junto a un compañero del pueblo shipibo, para demostrar que él también sabe "algo" de los indígenas con quienes comparte sus estudios.
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"Aquí funcionan las cosas al revés. Aunque nosotros luchamos por la creación de esta universidad, somos minoría frente a los mestizos", dijo a IPS Macedonio Egoavil, de 30 años, proveniente de una comunidad aborigen de la región Huancavelica, en la sierra central peruana.

"La actual Comisión Organizadora, lejos de establecer condiciones de transparencia, inclusión y equidad en su gestión, está asumiendo posturas autoritarias, discriminatorias, excluyentes y arbitrarias hacia los pueblos indígenas y sus organizaciones representativas", señala la Organización Regional de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep) en Ucayali.

Los 512 estudiantes de los pueblos shipibo, awajun, asháninka y yanesha no reciben apoyo suficiente de la universidad para trasladarse desde sus comunidades. Tampoco se les brinda una educación intercultural porque el plan curricular no capitaliza los conocimientos de los pueblos originarios, agrega la asociación.

El vicepresidente de Aidesep, Robert Guimaraes, denunció a IPS que los indígenas de la residencia estudiantil habitan cuartos hacinados y su alimentación carece de nutrientes.

"La universidad es un proyecto que se está mejorando poco a poco", replicó Augusto Padilla, vicepresidente de su Comisión Organizadora. "Lamentablemente, en el camino se revelan fallas estructurales por la ausencia de políticas públicas a favor de los pueblos indígenas".

Todos coinciden en que una de las principales razones que impiden a los nativos pasar el examen de admisión o provocan su abandono en el primer ciclo es la deficiente educación primaria y secundaria que reciben en sus pueblos de origen.

"Los profesores llegaban a nuestras comunidades sólo dos veces por semana. Por eso tenemos desventaja frente a los mestizos, sobre todo en matemática y química", dijo a IPS Juan Carlos Flores, quien llegó a la UNIA tras dos días de viaje por tierra desde la comunidad yanesha de Puerto Bermúdez, en la región sureña de Cerro de Pasco.

Juan Carlos pega hojas de árboles sobre cartones para su curso de herboria y debido a sus pocos recursos compagina los cartones con alambres.

"Estudiar resulta caro. Tenemos que esforzarnos el doble, pero en algunos casos ya hemos podido aventajar a los mestizos. En este último ciclo obtuve 14 en Química, la nota más alta de mi salón. Antes sólo tenía cinco, relata. Juan Carlos.

Para superar las carencias, un estudiante yanesha cuenta que en su comunidad un grupo de jóvenes contrató a un profesor que los preparó para la prueba de ingreso. Al término de un curso acelerado de dos meses se hizo un simulacro de admisión y la comunidad decidió apoyar a los mejores para que viajaran a estudiar.

"Para que los nativos puedan aprovechar la educación superior, la universidad debería dictar previamente cursos de castellano, idioma en el que se imparten las clases, y de computación para el desarrollo de sus tareas", señala María Heise, especialista en educación intercultural.

Si bien los estudiantes pagan una suma pequeña de 50 soles (casi 15 dólares) por ciclo de estudio, gastan por lo menos 500 soles (160 dólares) por mes para realizar los trabajos asignados y completar su alimentación, porque sólo los desayunos son gratuitos.

La situación es mucho más dura para quienes tienen hijos o no encuentran lugar en la residencia universitaria y deben alquilar un cuarto en Pucallpa. Decenas de estudiantes indígenas son padres y mantener a su familia los obliga a trabajar cargando bultos en el mercado o a vender golosinas y otros productos.

Carlos Mashian, awajun de 30 años procedente de una comunidad del río Cenepa, en la frontera norte con Ecuador, llegó con el deseo de convertirse en maestro de primaria, después de un viaje de cuatro días junto a su esposa y sus tres hijas.

Todos habitan un cuarto muy pequeño y rústico cedido por el Instituto Pedagógico de Yarinicoha, ubicado al lado de la UNIA, con camas construidas con la madera sobrante de la carpintería de la universidad y una única ventana con hojas de cuadernos en lugar de vidrios o cortinas.

Mashian recolecta naranjas de los árboles de la universidad y las vende para solventar sus estudios y mantener a su familia, aunque muchos días sólo tienen un poco de arroz con sal para alimentarse.

"No puedo volver a mi comunidad hasta que termine mis estudios porque sería muy caro. Sólo regresaré cuando sea profesor", sostuvo Mashian. Él pide que las autoridades del municipio al que pertenece su comunidad firmen convenios con la UNIA para ayudar a los awajun.

López informó a IPS que la universidad está suscribiendo convenios con diversos municipios para que financien la alimentación y los estudios de los nativos de sus jurisdicciones.

Las autoridades de la institución aseguran que los cinco millones de soles (1,6 millones de dólares) anuales provenientes del gobierno central y de parte de los impuestos que pagan al Estado las empresas petroleras de la zona, no alcanzan para ayudar a los estudiantes.

"Se vive un choque cultural porque muchos de los nativos provienen de comunidades donde no se valora el dinero y aquí se dan cuenta de que sin él no sobrevives", dijo a IPS el director ejecutivo del Instituto Regional de Desarrollo de Comunidades Nativas, Leoncio García.

La UNIA ejecutará este mes seis proyectos de investigación con la participación de líderes de comunidades originarias para contribuir con sus actividades productivas en las áreas forestal y de cría de animales. Los indígenas aportarán sus conocimientos originarios.

Para la encargada de la Defensoría del Pueblo de Ucayali, Margot Quispe, "no se puede excluir a las organizaciones nativas del proceso de construcción de la universidad porque no hay otra forma de superar la debilidad institucional del país en el tema indígena".

La Defensoría emitirá un informe sobre la situación de la UNIA. Como primer paso ha propiciado una mesa de diálogo a instalarse entre autoridades universitarias, dirigentes indígenas y responsables de la educación en los colegios de las comunidades.

"La educación intercultural es para una sociedad libre y democrática" proclama uno de los letreros que recuerdan el espíritu con el que fue creada la universidad.

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