SOCIEDAD-CUBA: Diversidad sexual contra viento y marea

La sexóloga Mariela Castro asombró al mundo este año, y a no pocos en Cuba, cuando anunció una propuesta de reforma legal en esta isla caribeña de régimen socialista que incluía el reconocimiento pleno de los derechos de gays, lesbianas, transexuales, travestis y transgéneros.

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Directora del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) y promotora desde 2004 de una estrategia de sensibilización hacia la diversidad sexual, Castro debe de ser una de las pocas personas en América Latina y el Caribe que impulsa una campaña de tal magnitud desde una institución estatal.

En conjunto, las diferentes propuestas incluyen la no discriminación por orientación sexual e identidad de género, el reconocimiento de las uniones de hecho entre las personas del mismo sexo, el derecho a adopción de las parejas homosexuales y la responsabilidad de la familia y la sociedad con transexuales, travestis y transgéneros. Entrevistada por IPS, esta sobrina del líder Fidel Castro e hija del presidente en funciones Raúl Castro, aseguró que, si bien el tratamiento legal no implicará automáticamente un cambio social de actitudes, sentará las bases para ese cambio y para avanzar hacia la garantía de derechos desde las instituciones.

IPS: —¿En qué estado se encuentra la propuesta?

Mariela Castro: —Tenemos tres propuestas. La primera es una resolución del Ministerio de Salud Pública que implementa la atención integral a las personas transexuales, incluida la creación de una unidad asistencial para garantizar desde el diagnóstico y el tratamiento hormonal hasta la operación (de readecuación sexual) y el proceso postoperatorio.
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La segunda es la inclusión de la orientación sexual y la identidad de género en una reforma del Código de Familia de 1975 y los cambios necesarios en otros cuerpos legales. Por ejemplo, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social requeriría una resolución específica para garantizar el empleo a travestis o transexuales, cosa que a veces es bastante difícil.

Y, por último, estamos preparando los argumentos para una propuesta legal sobre identidad de género que, entre otros aspectos, incluye que un transexual no tiene necesariamente que operarse para obtener su cambio de identidad.

—El proyecto de reforma al Código de Familia estaba en manos del Buró Político del gobernante Partido Comunista en junio. ¿En qué estado está ahora?

—Está en proceso de consulta. La orientación que recibimos del partido es que ganáramos tiempo en educar antes de que las propuestas lleguen a la población. Por eso estamos en este momento centrándonos en una estrategia educativa a través de los medios de comunicación.

—¿La orientación de preparar a la población es una señal positiva?

—Es favorable. Al parecer, se ha entendido la importancia de la propuesta, pero también se entiende que la población merece ser informada para que no se sienta transgredida.

—¿Llegará al parlamento en la sesión ordinaria de este mes de diciembre o habrá que esperar al próximo año?

—Todavía es muy pronto. Quién sabe si para julio de 2008. Me gustaría que fuera así y por eso estamos preparando condiciones para trabajar rápida e intensamente con la población en los temas de identidad de género y orientación sexual.

—¿Se han mantenido los mecanismos de discusión con diferentes sectores? —Hemos realizado seminarios en varias direcciones del Ministerio del Interior, especialmente con la policía, en la Escuela Superior del Partido Comunista, con dirigentes municipales del partido y con tres comisiones permanentes del parlamento. Logramos que cuando llegan transexuales cubanos que han salido al exterior y se han operado, puedan ir a un tribunal municipal donde se les hace el procedimiento de cambio de identidad. También esperamos la firma de un convenio que incluye la preparación de abogados para la defensa adecuada de estas personas, de gays y lesbianas.

—¿Se está tratando la situación de los transexuales que pueden ser sancionados por la ley y llevados a prisión?

—Se necesitan modificaciones del Código Penal y del reglamento de prisiones. Hasta ahora, después de los seminarios que impartimos en prisiones, cuando han tenido un recluso transexual no lo ponen ni con la población penal femenina ni masculina, sino en un área que no les cree conflictos. Ahora hay una reclusa transexual. Biológicamente es hombre, pero ella es mujer. Está en la cárcel de mujeres, en el área del hospital, y se le ha garantizado que asista a su consulta habitual en el Cenesex.

Algo que quisiéramos proponer también al Ministerio del Interior es la creación del pabellón conyugal en las cárceles para parejas homosexuales. Me parece una fuerte discriminación que estas personas no tengan un lugar donde encontrarse en la intimidad.

—Otro sector muy sensible, pero tan esencial como los medios de comunicación, es el de educación. No sólo por la manera en que la educación influye en las personas desde la infancia, sino por la discriminación que puede llegarse a vivir en la escuela. ¿Se ha logrado algún acuerdo de trabajo? —Tanto el Ministerio de Educación Superior como el Ministerio de Educación están incluidos en la estrategia, pero hemos logrado muy poco. Ahí, además, hay un problema muy grave con los transgéneros que no terminan la escuela. Como sus modales y actitudes están relacionados con su identidad de género, que no es el sexo con el que la gente los identifica, son muy vulnerables a la burla y al rechazo.

Y por ahí pasan también los temas de la orientación sexual. Hay muchos prejuicios para abordar estos problemas en la educación. En algún momento más oportuno, tendremos que hacer una propuesta de resolución específica para este sector y, por supuesto, preparación del personal.

—La ausencia de información en los medios de comunicación cubanos sobre la diversidad sexual ha contribuido al desconocimiento y, por ende, a los prejuicios. ¿Cómo definiría la situación actual? —Los medios se están acercando a hablar del asunto, pero todavía tímidamente. Están perdiendo el miedo a abordar estas cosas que evidentemente no dominan. Nosotros estamos dispuestos a brindar asesoría, estamos proponiendo telenovelas, radionovelas, documentales y películas. Hay que buscar distintas vías de visibilizar e ir esclareciendo.

Estoy segura de que en la medida en que se vaya hablando más de estos temas y la ley los ampare, los organismos también serán más flexibles. Todo poquito a poco.

—Este año estalló espontáneamente un debate sobre el llamado "quinquenio gris" en la política cultural cubana. Pero hay otros problemas que se arrastran del pasado, como la reclusión de homosexuales en las llamadas unidades militares de apoyo a la producción, en los años 60, o la penalización de actitudes homosexuales. ¿Cree que sería tiempo de ir hablando más claramente, más racionalmente, de estos temas?

—Es muy saludable hablar de lo que ha pasado y de por qué pasó. Creo que ya se considera un error, pero hay que analizarlo. Como los seres humanos, las instituciones también cometen errores y tienen que ser capaces de reconocerlos, ver qué se va a hacer para que no se repitan, qué leyes establecer, qué valores instituir.

Reconocer errores es doloroso, sobre todo cuando chocan con la ideología revolucionaria. Los errores de Cuba fueron muy similares a los que se cometieron y todavía se siguen cometiendo en muchos países. Aquí pasaba lo mismo que en otros lugares. Trascendió mucho más porque se esperaba que una revolución socialista, por la emancipación del ser humano, no pudiera cometer esos errores.

Una ideología revolucionaria debe ser verdaderamente revolucionaria, no en unos aspectos sí y en otros no, pero también la ideología de esa época estaba muy permeada de homofobia y de prejuicios. Los partidos comunistas eran muy homofóbicos. Ahora están teniendo actitudes más inclusivas. Por suerte han aprendido y se han dado cuenta de esas y de muchas otras cosas más.

Parece que el Partido Comunista de Cuba también está procesando todo esto, entendiéndolo, está en un proceso de aprendizaje también en ese aspecto. Y nosotros lo que estamos haciendo es facilitar esos procesos de aprendizaje.

Pero no se debe asumir una actitud de búsqueda de culpables. Lo que hay que hacer es sacar aprendizaje y tomar medidas para avanzar como sociedad.

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