CHINA-EEUU: Entre la esperanza y el temor

Chinos y estadounidenses se manifiestan, en general, opiniones recíprocamente favorable, aunque todavía persiste la desconfianza entre ambos, según una encuesta realizada en los dos países.

El sondeo, titulado "Esperanza y temor", revela que la mayoría de los ciudadanos estadounidenses entrevistados consideran que el creciente poderío económico del país asiático es, al menos, una "amenaza potencial" para los intereses de Washington.

Lo que más preocupa a los ciudadanos chinos, en cambio, son las intenciones de Estados Unidos respecto de Taiwán y la posibilidad de que intente evitar que su nación se convierta en una potencia mundial.

Una mayoría de los encuestados en China creen que su país desplazará a Estados Unidos de su posición de principal superpotencia dentro de los próximos 20 años, pero sólo 20 por ciento de los estadounidenses piensan que eso puede suceder.

Casi la mitad de los consultados en Estados Unidos estiman que su país mantendrá su posición dominante, en contraste con menos de 25 por ciento de los chinos que opinan lo mismo.
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Para realizar la encuesta se realizaron las mismas preguntas a entrevistados en ambos países en agosto y septiembre.

El estudio, que se divulgó este lunes, fue auspiciado por el Comité de los 100, organización no gubernamental integrada por líderes chinos y estadounidenses que apoyan un acercamiento entre las dos naciones.

La consultora Zogby International no sólo entrevistó a miembros del público sino que incluyó en la muestra a líderes de opinión, empresarios y, en el caso de Estados Unidos, a miembros del Congreso legislativo que tienen influencia en las opiniones de las elites locales.

Los resultados se conocen en un momento de relativa estabilidad en las relaciones entre Beijing y Washington, que han cooperado estrechamente en los últimos años en cuestiones "calientes" como la programa nuclear de Corea del Norte.

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, ha intentado fortalecer los lazos con China en los últimos siete años, a pesar de la presencia en su gobierno de partidarios de la "línea dura" hacia el gigante asiático, como el vicepresidente Dick Cheney y el ex secretario (ministro) de Defensa, Donald Rumsfeld.

Sin embargo, la tensión entre ambos países no han desaparecido.

Washington ha ejercido fuerte presión sobre Beijing para reducir su enorme déficit en la balanza comercial bilateral, reclamando una apreciación de la moneda china, el yuan, frente al dólar y exigiendo una aplicación más estricta de las leyes que protegen los derechos de propiedad intelectual.

Asimismo, Estados Unidos ha criticado a China por no revelar información detallada sobre su gasto militar y planificación estratégica, al igual que por su estrecha relación con gobiernos con los que el de Bush está enfrentado, como los de Birmania, Irán, Sudán y Zimbabwe.

Beijing tiene su propia lista de quejas. Entre ellas, las ventas de armas de Washington a Taiwán y sus esfuerzos para atraer a una alianza estratégica informal a Australia, India, Japón, Vietnam y otros países de la periferia china, ideada para contener la expansión militar del gigante asiático.

La encuesta revela que el público de ambas naciones tiene una opinión favorable sobre los ciudadanos del otro país, aunque las impresiones negativas están más extendidas en Estados Unidos.

En el caso de China, 60 por ciento de los encuestados respondieron positivamente sobre Estados Unidos, mientras que sólo 20 por ciento se manifestaron en términos negativos. La opinión pública está más dividida entre los estadounidenses respecto del país asiático: 52 por ciento a favor, 45 por ciento en contra

Los empresarios y líderes de opinión chinos son quienes demuestran una actitud más positiva, que supera a la del público en general: 94 por ciento de ellos tienen una visión favorable de Estados Unidos.

Los miembros de las elites estadounidenses expresan puntos de vista coincidentes con los del público en general. La excepción es el personal del Congreso legislativo, compuesto fundamentalmente por asesores y expertos: 62 por ciento manifiestan opiniones negativas frente a 35 por ciento que observan a China favorablemente.

Los ciudadanos de ambos países consideran que la relación bilateral se encuentra entre las más importantes. En una lista de siete naciones, los encuestados chinos identifican a Estados Unidos como el socio más trascendente. Los estadounidenses colocan a China en tercer lugar, detrás de Gran Bretaña y Japón.

Siete de cada diez entrevistados en ambos países creen que el comercio bilateral beneficia a las dos economías, aunque ese entusiasmo es ligeramente superior en China.

Sin embargo, casi dos tercios de los entrevistados en Estados Unidos piensan que la irrupción de Beijing como potencia económica global es una amenaza para su país, ya sea "seria" o "potencial". El tercio restante opina que no existen riesgos, o señala que China debería ser vista como un "socio comercial".

Asimismo, 75 por ciento de los encuestados en Estados Unidos acusan a China de la pérdida de empleos. Pero una amplia mayoría de chinos muestran una posición más benigna sobre su impacto en la economía global y la estadounidense en particular.

Los ciudadanos estadounidenses están preocupados por el creciente poderío militar de Beijing: 75 por ciento lo consideran una amenaza "seria" o "potencial", lo que marca un incremento de nueve puntos porcentuales respecto de una encuesta similar realizada hace dos años.

A pesar de esto, casi dos tercios de los consultados en Estados Unidos coincidieron con la noción de aceptar "el estatus de China como una potencia en ascenso y desea una relación de cooperación". En cambio, sólo un tercio de los entrevistados chinos aceptan esa idea.

Uno de cada tres estadounidenses —y 45 por ciento de los chinos entrevistados— creen que Washington "está tratando de evitar que China se convierta en una gran potencia".

En el caso de que una declaración de independencia de Taiwán derivara en una respuesta militar de Beijing, 60 por ciento de los consultados en Estados Unidos creen que su país no debería intervenir y casi un tercio opina que sí.

Sólo 11 por ciento de los chinos apoyan alcanzar la reunificación con Taiwán por la fuerza, mientras que la mayoría cree que el asunto se puede resolver pacíficamente.

El recalentamiento global inquieta más a los chinos: casi 70 por ciento declara estar "muy" o "bastante" preocupado por el cambio climático, frente a seis de cada diez en Estados Unidos.

Los ciudadanos del país asiático son mucho más optimistas respecto del estado actual y futuro de su nación: casi 90 por ciento responde que se encuentra "en el camino correcto", en contraste con 60 por ciento de los estadounidenses. que señalan que su país está en la senda "incorrecta".

La encuesta revela que los consultados en ambas naciones no creen que los medios de prensa de la otra ofrezcan una imagen exacta sobre ellos.

El estudio también muestra la existencia de impresiones erróneas entre las elites de los dos países. Las estadounidenses subestiman las opiniones favorables del público en general respecto de China y las de Beijing creen que los ciudadanos tienen una actitud más positiva que la realmente existente.

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