PETRÓLEO: Crisis en la matriz energética mundial

El precio del barril de crudo se ha acercado a los 100 dólares y posiblemente pasará esa barrera porque hay crisis en la matriz energética global.

"El mundo se ha sobregirado en su demanda con respecto a las fuentes de aprovisionamiento que ha desarrollado, y ello es responsabilidad del poder energético mundial", advirtió a IPS Elie Habalián, profesor de economía de hidrocarburos en universidades de Venezuela y ex gobernador de este país ante la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

El 7 de noviembre, el crudo West Texas Intermediate (WTI), marcador estadounidense, alcanzó los 98,62 dólares por barril de 159 litros, y aunque retrocedió luego también ha rebotado a cotizaciones sobre los 92 dólares por unidad.

Son marcas nominales, después de que en 1980, durante el "segundo shock petrolero", que siguió a la caída de la monarquía en Irán, el barril se pagó hasta 40,97 dólares, equivalentes a 103,69 dólares a precios de 2007.

"Los precios son resultado de variables tanto geopolíticas como de mercado, que actúan sobre un rezago estructural en la oferta, que no puede resolverse de la noche a la mañana ni tomando atajos como invadir un país petrolero", aseveró Habalián.
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Otro experto venezolano, Mazhar al-Shereidah, de origen iraquí, dijo a IPS que estimaba entre 20 y 30 dólares la "prima política" que se carga sobre el barril de crudo como consecuencia de tensiones sobre todo en el Medio Oriente.

Para Habalián, "graves problemas geopolíticos hubo en otras ocasiones, como durante la guerra árabe-israelí de 1973 —que llevó a un embargo árabe parcial sobre el petróleo exportado a Occidente—, pero la diferencia es que ahora la cortedad de miras del poder global ha colocado en crisis la arquitectura energética" del planeta.

En las décadas anteriores, la capacidad de producción cerrada proporcionaba un colchón ante casi cualquier crisis regional de suministros, pero hoy día, con los taladros trabajando casi a 100 por 100, la demanda y la oferta están casi equiparadas.

Una vez que los precios pasaron de 2 a 12 dólares, tras la crisis de 1973, Washington, con la guía del entonces secretario de Estado (canciller), Henry Kissinger, diseñó e impulsó una nueva "arquitectura" en el sector, sobre varios pilares.

Primero, no dejó el papel abastecedor sólo a las grandes compañías, sino que intervinieron nuevos actores consumidores y productores, y los países más industrializados establecieron la Agencia Internacional de Energía (AIE).

Como respuesta, la OPEP comenzó a aplicar restricciones a la producción para apuntalar los precios.

Los consumidores además promovieron inversiones en países productores ajenos a la OPEP (como Gran Bretaña y Noruega), desarrollaron tecnologías para mejorar la eficiencia energética, y disminuyeron la quema de petróleo para producir electricidad, apelando a la energía nuclear, el gas y el carbón, y agregaron fuentes nuevas, como la energía eólica, de biomasa o los biocombustibles.

Pero el llamado "poder energético global" se ha rezagado respecto de la demanda creciente en los grandes consumidores tradicionales y en los nuevos. De éstos, el más notorio es China, que hace cinco años consumía seis por ciento del crudo producido en el mundo y hoy ya devora nueve por ciento, unos 7,6 millones de barriles por día.

"¿Va a aceptar la humanidad, con el tremendo impacto ecológico asociado, que potencias emergentes como China e India adopten matrices como la estadounidense, que lleva a casi un automóvil para cada persona?", se preguntó Habalián.

A su juicio, "es necesaria una conferencia energética internacional", que diseñe una nueva "arquitectura" para el sector, más ordenada y sustentable, y la OPEP debería impulsarla a partir de la Cumbre que efectuará en Riyad este fin de semana.

La OPEP está integrada por Angola, Arabia Saudita, Argelia, Emiratos Árabes Unidos, Indonesia, Irán, Iraq, Kuwait, Libia, Nigeria, Qatar y Venezuela. En Ryad deberá incorporarse Ecuador, y Brasil quiere ser socio dentro de algunos años.

Pero expertos como Habalián ubican la responsabilidad central en el poder energético global, "que actúa como formador de consensos y cuya cabeza ha sido Washington en los últimos 100 años".

Integran ese poder consensuado "las grandes compañías petroleras, en particular las estadounidenses Exxon, ConocoPhillips y ChevronTexaco, y las europeas BP, Shell y Total, pudiendo agregarse luego la china CNPC y la brasileña Petrobras".

Del consenso también hacen parte la AIE, la dupla Fondo Monetario Internacional-Banco Mundial "y pronto se le va a agregar un organismo regulador ecológico global, lo que explica señales como la atribución del premio Nóbel de la Paz 2007 al ex vicepresidente y ambientalista estadounidense Albert Gore", opinó el experto.

Son señales hacia el cambio de la matriz energética, posiblemente hacia un nuevo empleo del carbón, con otras tecnologías cuyo desarrollo e implementación requieren de enormes capitales que sólo los actuales altos precios del petróleo pueden entregar a las corporaciones trasnacionales, dijo a IPS Víctor Poleo, del posgrado en hidrocarburos de la caraqueña Universidad Central.

Francisco Mieres, fundador de la cátedra de Economía Petrolera en ese instituto, cree en cambio en las posibilidades de que se desarrolle la tecnología del hidrógeno.

Entretanto, los valores del crudo alteran las economías y las políticas de países consumidores y productores, con el dólar, moneda en que se transa el recurso, fungiendo de causa y efecto de las alzas de precios, pues la rebaja de su poder de compra frente a divisas como el euro impulsa el refugio en materias primas como el petróleo.

Los 86 millones de barriles diarios de crudo que consume el mundo reportan a los países y compañías que los producen más de dos billones de dólares anuales, de los cuales más de 700.000 millones de dólares irán este año para la OPEP.

Japón, por décadas el segundo consumidor mundial, estimula el uso de muchas otras fuentes de energía e importa 16 por ciento menos de petróleo que en 1973, en tanto China, que ahora ocupa esa casilla, acaba de incrementar los precios locales de los carburantes.

En ese juego diario de oportunidades y especulación que es propio del mercado petrolero, quizá la medida estimule las compras de los refinadores chinos y, con ello, agregue centavos a la carrera de los crudos de referencia hacia los 100 dólares por barril.

Entre los productores es notable el caso de Rusia, segundo exportador mundial después de Arabia Saudita, que de estar prácticamente en la bancarrota fiscal en la década pasada se ha colocado como el tercer poseedor de reservas monetarias en el mundo, con unos 425.000 millones de dólares, posee un fondo de estabilización y se recoloca como potencia frente a sus interlocutores occidentales.

Los sauditas construyen megaproyectos, como la occidental Ciudad Rey Abdullah, procuran una economía diversificada y generan empleo para buscar estabilidad política. Un informe del diario estadounidense The Washington Post atribuye a los recursos petroleros la nueva capacidad de países como Irán y Venezuela para desafiar al gobierno de George W. Bush.

Productores nuevos y más pequeños, como Chad o Sudán, dan súbitas muestras de bonanza y aun derroche a pesar de los conflictos armados en que se ven envueltos. Y en Alaska (Estados Unidos), los residentes reciben este año, por habitar esa fría y petrolera península, un dividendo de 1.650 dólares, 540 más que en 2006.

Los más perjudicados siguen siendo los países pobres y consumidores netos de petróleo, como Senegal, donde cae la producción, la petroquímica cierra por períodos, la inflación persiste y el déficit fiscal se duplica, o Haití, donde el alto precio de los combustibles para cocinar amenaza con llevar al fuego los pocos árboles que todavía crecen sobre su agotado suelo.

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