LÍBANO: ONU sin festejos a un año de la guerra

La fuerza de paz de la ONU en Líbano pasó de 2.200 a 13.700 soldados desde julio de 2006. Pero el foro mundial, de todos modos, no tiene muchas buenas noticias para transmitir desde este país, presa de los conflictos de Medio Oriente.

Un buque de Unifil patrulla el Mediterráneo Crédito: Jorge Aramburu/UN Photo
Un buque de Unifil patrulla el Mediterráneo Crédito: Jorge Aramburu/UN Photo
"Estoy profundamente preocupado de que Líbano siga en medio de una debilitante crisis política y afronte ataques dirigidos a desestabilizar y socavar su soberanía, integridad territorial e independencia", dijo el secretario general de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), Ban Ki-moon.

El funcionario presentó un informe en vísperas del primer aniversario del conflicto del verano boreal pasado entre el chiita y prosirio Partido de Dios libanés (Hezbolá) e Israel.

El dramático aumento de los efectivos de la Fuerza Interina de la ONU en Líbano (Unifil) se debió, en primera instancia, al recrudecimiento de las hostilidades entre Israel y Hezbolá en julio pasado, tras el asesinato y el secuestro de soldados israelíes.

Al cabo de una guerra de 34 días, murieron alrededor de 1.200 libaneses y 160 israelíes. Líbano también sufrió "la destrucción de buena parte de su infraestructura", y la economía de ambos países registró "severos daños", dijo Ban al Consejo de Seguridad de la ONU.
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Seis soldados españoles de Unifil murieron el mes pasado en un atentado con coche bomba. En los últimos meses, grupos combatientes profirieron en Líbano amenazas contra la fuerza internacional.

El 12 de julio de 2006, ocho soldados israelíes fueron asesinados y otros dos, Eldav Regev y Ehud Goldwasser, secuestrados, lo cual dio inicio al conflicto en Líbano. Regev y Goldwasser permanecen cautivos de Hezbolá.

Después del fin de las hostilidades, el Consejo de Seguridad decidió fortalecer a la Unifil para establecer un "nuevo ambiente estratégico-militar y de seguridad en el sur de Líbano", dijo Ban, en un informe publicado en vísperas del primer aniversario del conflicto.

Unifil informó sobre "un significativo aumento de las violaciones aéreas israelíes, por el sobrevuelo de aviones y naves aéreas sin tripulantes sobre territorio libanés".

Estas violaciones "ocurrieron casi a diario, con una frecuencia de entre 15 y 20, y alcanzaron los 32 vuelos en un solo día".

El gobierno israelí, de todos modos, asegura que esos vuelos son medidas de seguridad necesarias que continuarán hasta la liberación de los dos soldados secuestrados.

"Los ataques en curso, que involucran violaciones aéreas escaladas casi diarias, constituyen la esencia de la desestabilización de Líbano", dijo a IPS Naseer Aruri, profesor emérito de Ciencias Políticas de la estadounidense Universidad de Massachusetts en Darmouth.

Según Aruri, la caracterización de la amenaza brindada por Ban es adecuada, aunque "comprensiblemente no hace referencia a la causa de raíz de la crisis".

"Hasta una pista sería terriblemente peligrosa, si no poco diplomática", agregó.

El ataque israelí del año pasado y la consiguiente devastación de Líbano "se arraigan en el orden regional que Washington y Tel Aviv han tratado de imponer", advirtió Aruri, autor del libro "Dishonest Broker: America's Rol in Israel and Palestine" ("Mediador deshonesto: El papel de Estados Unidos en Israel y Palestina").

El libanés Samir Sanbar, ex secretario general asistente de la ONU, evaluó que, en algunos aspectos específicos, la ONU parece estar actuando "bastante bien en circunstancias muy difíciles".

En ese sentido, mencionó que Unifil está tejiendo lazos con la población local y que el representante especial de la ONU está cumpliendo su tarea, sin dejar de mantener contactos con todos los bandos en pugna.

"Y el secretario general, en su reciente visita a Líbano, dio una impresión positiva, como persona que escucha", si bien en un discurso se confundió el mar Mediterráneo con el océano Atlántico, lo que "fue atribuido al jet-lag", dijo Sanbar a IPS.

Pero el problema es la situación global: el marco político según el cual se percibe a la ONU como renunciando a su papel de símbolo de la legitimidad internacional.

Sanbar dijo que la frustración por la falta de impacto de la ONU se complica con la confusión sobre quién toma las decisiones. Algunos "enviados" o "asesores" pretenden dar la impresión de que influyen en las decisiones de Ban o las determinan directamente.

La designación del ex primer ministro británico Tony Blair como enviado para Medio Oriente del Cuarteto —instancia de mediación integrada por la ONU, la Unión Europea, Estados Unidos y Rusia—, decisión inspirada por el gobierno de George W. Bush, siembra más dudas sobre la toma de decisiones, según Sanbar.

También el nombramiento de Michael Williams como coordinador de la ONU para Medio Oriente, en sustitución de Álvaro de Soto.

"Para ser justos con el señor Ban, esta tendencia comenzó con su antecesor, Kofi Annan, quien, sometido a gran presión, acordó desempeñar un rol meramente ceremonial sin la debida referencia institucional", agregó Sanbar.

Aruri consideró que la estabilización política de Líbano requiere una desvinculación del proceso de las ambiciones estratégicas en Medio Oriente de Estados Unidos e Israel, que pretenden polarizar la región entre chiitas y no chiitas.

Al mismo tiempo, añadió, se pierde de vista que entre las razones profundas del empantanamiento de la crisis en Líbano figura la cuestión palestina.

"Un acuerdo internacional para resolver este asunto, basado sobre el derecho internacional luego de 40 años de fallido proceso de paz, sería un gran avance hacia el orden y la estabilidad de Medio Oriente y hacia el fin de los conflictos en Líbano, Iraq y Palestina", dijo Aruri.

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